Tenemos ya mil hectáreas de carinata en Castilla y León

Jaime Sánchez Cuéllar
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Este cultivo es muy adecuado para condiciones secas en tierras marginales, crece muy rápido al principio del ciclo por lo que logra competir muy bien contra las malezas y se puede cultivar tanto en invierno como enverano

Tenemos ya mil hectáreas de carinata en Castilla y León

El proyecto europeo Carina evalúa las posibilidades del cultivo de carinata (Brassica carinata) y de camelina en varios países, entre ellos España. La iniciativa estudia si las dos especies son aptas como cultivos secundarios destinados a la producción de biocombustibles para el sector de la aviación. La carinata está implantada este año en 1.000 hectáreas de cultivo en Castilla y León con la compañía Nuseed, que ofrece un contrato de 420 euros la tonelada. Agustina Sans es la responsable de investigación y desarrollo del cultivo de Brassica carinata en Europa para Nuseed. 

¿El uso principal de la cosecha no es la alimentación humana? 

La idea es que camelina y carinata sean cultivos secundarios, que se implanten entre dos cultivos principales. Lo utilizaríamos como un cultivo de cobertura certificado para su empleo como biocombustible. 

¿En qué consiste el proyecto europeo Carina? 

Es un proyecto de cuatro años. Empezamos en 2022, así que nos quedan un par de años todavía. Participan distintas organizaciones, como empresas y universidades, para hacer la investigación. Entre otras cuestiones, se analiza si se pueden utilizar partes de la cosecha, como las hojas, para biopesticidas.  

¿Cuáles son las características de Brassica carinata? 

En Castilla y León hay un campo demostrativo en Villabuena del Puente, en Zamora. También hay otros ensayos en Teruel. Brassica carinata es parte de la familia de las mostazas, también se conoce como mostaza de Etiopía, y está muy relacionada con la colza, es una prima hermana, por así decirlo. Es un cultivo industrial, no es alimentario. Es decir, cuando llegamos a la cosecha, se sabe que el destino es industrial, no como en la colza. Es muy adecuada para condiciones secas, en tierras más marginales y tiene una baja tasa de apertura de silicuas a final de ciclo, lo cual facilita la cosecha sin pérdida de rendimiento. Crece muy rápido al principio del ciclo, por lo que logra competir muy bien contra malezas. Y otra ventaja es que la podemos cultivar en invierno o verano, se adapta a ambas épocas del año. 

En Castilla y León estáis probando el ciclo de verano…

Desde hace un par de años venimos probando en Castilla y León el ciclo de verano y en Andalucía el ciclo de invierno, y en ambos casos ha marchado muy bien. En el ciclo de verano en Castilla y León estamos estudiando bien las fechas de siembra. Hemos probado en mayo, pero queremos ver si podemos retrasarlo aún más para sembrar carinata tras el cultivo principal de invierno. También hemos ensayado el ciclo de invierno en Castilla y león, que tiene la ventaja de que no hay que regarlo.

Si se siembra a finales de mayo o principios de junio, ¿cuándo se cosecha?

A principios de septiembre, hace un ciclo de cuatro meses aproximadamente. En los ensayos anteriores hemos regado por ser muy secos. Con bajos riegos podemos obtener unos rendimientos de 1.000 ó 1.500 kilos por hectárea.  

Respecto a la fertilización y la sanidad vegetal, ¿cuál es el comportamiento de Brassica carinata?

Para que la cosecha llegue a certificarse como Sustainable Aviation Fuel (SAF) todo lo que aportamos al cultivo debe estar registrado y declarado. Hay que anotar en el cuaderno de campo las aplicaciones o las labores que hacemos en la tierra para, al final de ciclo, hacer el cálculo de carbono, porque todo está conectado. Carinata tiene muy buena producción de biomasa que captura carbono. Agregamos el mínimo fertilizante posible para que al final del ciclo la cuenta de carbono nos salga positiva. Tenemos un tope de 60 unidades de nitrógeno sintético por hectárea a partir de un análisis de suelo. Podemos tener una o dos aplicaciones de herbicida pre-emergencia y de insecticida. Se adapta al sistema de siembra del que disponga el agricultor, aunque es necesario un disco de colza.

¿Cómo se incorporan los agricultores al proyecto?

En marzo lanzamos el proyecto piloto comercial. En Castilla y León tenemos ya alrededor de 1.000 hectáreas sembradas para esta campaña. Vamos a lanzar el proyecto comercialmente en Andalucía para la campaña de otoño-invierno. Los agricultores firman un contrato con Nuseed, que proporciona la semilla y aporta un contrato por el que se paga a 420 euros por hectárea.