Hubo un tiempo en Valladolid donde un buen número de restaurantes ofrecían 'tablas' como algo típico de la gastronomía local. El plato en cuestión eran realmente muchos presentados en una bandeja de madera –una tabla, de ahí el nombre– con un sinfín de productos en ella: gambas, calamares, chuletillas, sepia, ensalada, patatas fritas... Hoy en día pocos establecimientos siguen apostando por este manjar lleno de manjares. Uno de ellos está en Las Delicias y es de sobra reconocido en el barrio, Las Piñas.
Porque el local no ha cambiado de nombre desde hace medio siglo más o menos. Hace 14 años, en enero de 2010, se hizo con el negocio Herminio Álvarez Rivas, que decidió mantenerlo tras la jubilación de sus anteriores dueños: «Vivo al lado y conocía el local de sobra».
Vinculado desde sus inicios laborales a la hostelería, pasó por las cocinas de uno de los bingos de la ciudad y por un local del centro comercial Equinoccio: «Vi que empezaba a descender el volumen de clientes y me decidí por poner algo propio al quedar este sitio libre».
Superfuente en Las Piñas.Desde ese 2010 apostó por los menús diarios y por una carta donde destacan dos de sus propuestas: las superfuentes y el cachopo. Él mismo cocina, como lo ha hecho desde sus inicios en el sector. De manera autodidacta: «Mucho internet y los conocimientos que he ido adquiriendo».
Basado en una comida casera, el menú diario, por 10,90 euros, cuenta con cuatro primeros y cuatro segundos; mientras que los fines de semana sube a los 16,90, «porque metemos un plato más, como paella o sopa de marisco en invierno, y un poco más de calidad». Ambos solo se ofertan para las comidas, aunque cuenta con uno especial, para comidas y cenas, por 24,90, donde hay marisco a la plancha, cachopo o cola de rape, por poner algunos ejemplos.
Precisamente el cachopo, de ternera con pimientos del piquillo, jamón, queso y bacon, es uno de los platos referencia del local. Hasta el punto de que tiene una oferta, para dos personas, con ensalada mixta o sartén de huevos rotos con roquefort, más botella de sidra, por 34 euros.
En su menú siempre hay pastas, ensaladas, verduras, entremeses; y entrecot, secretos, carnes asadas o pescados... «normalmente a diario viene más gente trabajadora de la zona y el fin de semana más familias o grupos de amigos». Y grupos ha tenido durante años gracias a unas empresas de Málaga, que hacían parada en Valladolid en sus excursiones, tanto de escolares, como de jubilados o de clubes deportivos, y elegían 'Las Piñas' para comer.
En la carta, que suelen cambiar cada seis meses, destacan las sartenes, de patatas y huevos; las raciones pero, sobre todo, las superfuentes: «En el local en el que trabajaba en Equinoccio había tablas y es algo que quise traerme para aquí», aunque servidas en otra superficie. Las tiene de tres tipos y para dos o cuatro comensales. Está la de la casa (con langostinos, rabas, croquetas, alitas de pollo, chorizo, morcilla, panceta, pincho de pollo, pincho de solomillo de cerdo, pincho moruno, salchichas, ensalada y patatas fritas); la ranchera (con alitas de pollo, chorizo, churrasco de ternera, huevos fritos, morcilla, panceta, pincho de pollo, pincho moruno y patatas fritas) y la que más triunfa, la especial (con cigalas, calamares, langostinos, chuletillas de lechazo, entrecot de ternera, solomillo de cerdo, ensalada y patatas fritas). Los precios van entre los 30 y los 64 euros en función de la elegida y los comensales. «No son tablas pero se parecen», añade Herminio, que asegura que funcionan muy bien, «también para llevar» y que todos los productos se hacen a la plancha.
Este restaurante familiar (junto a Herminio están su mujer, María Jesús; y su hijo, Gabriel; más la ayuda de Elena y Carlos) abre todos los días de la semana (a diario a las 6.30 horas; y los fines de semana a las 10.30) hasta el cierre (salvo domingo y lunes, que baja la persiana tras las comidas) y los días de mucho jaleo 'cierra' la barra para dar de comer a unos 70 comensales.