Desde que protagonizó Yo soy la Juani, en 2006, ningún papel parece resistirse a esta joven actriz madrileña, que se atreve con todo tipo de personajes. En Yo no soy esa encarna a una joven que se despierta de un coma, tras 20 años, y descubre que el mundo que conoció en los 90 ha cambiado mucho.
Su personaje de Susana es el de una chica optimista capaz de afrontar todo en la vida, tras una amnesia de 20 años. Un papel, deduzco, con el que ha disfrutado.
Es muy interesante como actriz el viaje que realiza esta chica, y construir cómo es el mundo desde la visión de una joven de 17 años en un cuerpo de una mujer de 40, que es cuando despierta del coma.
A pesar de ser una comedia alegre aborda temas serios como la demencia senil, la dificultad de los jóvenes para conseguir un trabajo digno o una vivienda…
El guion es de Olga Iglesias y, la directora, María Ripoll, ha colaborado. Yo creo que Yo no soy esa invita a reflexionar tanto para los que han vivido las dos épocas, la de los 90 y la actual, pero también a los que no la conocieron porque eran niños y ahora viven en una época en la que lo digital es ya nuestra existencia.
En un momento dado su personaje dice: «Lo que me ha ocurrido es un milagro pero la rehabilitación es una pesadilla». Realmente no valoramos, hasta que lo vemos en pantalla, lo valientes que son esas personas que tienen un accidente y deben recuperar su movilidad.
Yo no soy esa es fundamentalmente una comedia romántica y es una excusa para hablar sobre el amor, sobre la amistad, es un canto a la vida. Para la gente que ha vivido situaciones similares reales todo es mucho más duro, tiene otro proceso que lo que se ve en la película, aunque yo me documenté con casos reales.
La película plantea los sueños a los 17 años y la vida por donde nos lleva. ¿Dónde estaba usted a esa edad? ¿Ha cumplido sus sueños?
Desde el instituto tenía claro que quería ser actriz, desde entonces ya estaba ahorrando y planeando como hacerlo, como conseguir entrar en la ESAC, la escuela de arte dramático de Madrid. Como es normal, en estos años ha habido muchos cambios. A los 17 tenía mucha inconsciencia y desconocimiento y yo creo que la diferencia es que ahora soy mucho más consciente de lo ignorante que soy, lo acepto y sigo aprendiendo.
Trabaja con Ángela Molina y a las órdenes, nuevamente, de María Ripoll. Supongo que todo un placer.
Para mí que Ángela haya interpretado a mi madre ha sido un regalo, es un ser luminoso, tierno, y yo he disfrutado a su lado cada momento. Siempre, aunque no habíamos trabajado juntas, sentíamos un cariño mutuo y ahora al estar con ella lo he entendido por cómo es.
En el caso de la María Ripoll, he trabajado en varias ocasiones con ella y nos entendemos bien.