Marcos Sacristán: «En los momentos extremos hay que tomar medidas extremas»

Maite R.I.
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El rector de la Universidad de Valladolid analiza para 'El Día' la situación de la universidad española y de la institución vallisoletana

El rector de la UVa, Marcos Sacristán. - Foto: J.Tajes

Marcos Sacristán, rector de la Universidad de Valladolid, afronta uno de los momentos más complicados en la gestión de la institución académica. La subida de tasas, los recortes presupuestarios, la no renovación de contratos de profesores asociados,... son algunos de los frentes abiertos a los que se enfrenta. Además del reto de finalizar la adecuación al Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como Bolonia.

¿Qué balance de los dos años de la implantación de Bolonia?

Pese a las enormes dificultades, creo que hemos cumplido uno de nuestros principales objetivos, como era la adecuación al Espacio Europeo de Educación Superior de una manera rigurosa y exigente. La prueba de que los resultados han sido buenos es que se ha mejorado en la valoración de la Universidad en el plano de la docencia, en la que figuramos en la parte alta de los ranking, ahora que son tan mencionados y sacralizados. Y, por otra parte, el hecho de que los resultados en término de aprendizaje, valorado por sus métodos, ha aumentado notablemente el éxito en los resultados de los cursos que se han establecido. No hemos terminado todavía, nos quedan un par de años hasta que finalmente terminen las licenciaturas y se pongan los últimos grados y master con arreglo al plan de Bolonia, pero creo que está establecida ya toda la estructura de apoyo a los alumnos, y de control y valoración de los resultados. Lo fundamental está ya hecho, sólo queda el rodaje hasta el final.

¿Intervendrá la situación económica en ese rodaje final?

Confío en que no. La solidez económica que tenía la Universidad y la posibilidad, no muy amplía pero estamos agotándola, de reunir fondos mediante los recortes en diversas partidas, creo que nos van a permitir, salvo catástrofe en los presupuestos del año que viene, el desarrollo de la adaptación a Bolonia.

También se está valorando la reestructuración del mapa de titulaciones, ¿Hay duplicidades? ¿Qué planteamiento aplicaría?

Ciertamente existen duplicidades y en eso estamos de acuerdo la Consejería y las diversas universidades. Es un tema muy delicado, que tiene muchas aristas. Si lo enfocamos desde el punto de vista del ahorro, hay que tener en cuenta que una eliminación de títulos a corto plazo no va a producir ahorros serios, puesto que el profesorado estable continúa ahí y hay que seguir pagando. Hay que ser muy cuidados a la hora de decidir si quitamos ahora esa titulación en base a ese criterio económico. Si se aplicara el de racionalización, sin el componente económico, lo que lo prudente sería esperar a que se acabara el ciclo y nos valoraran, y probablemente sí podamos y debamos hacer un esfuerzo. Ahora bien, el esfuerzo tenemos que hacerlo las cuatro universidades y de una manera muy equilibrada, sin lesionar a ninguna. Ese equilibrio no es fácil, por lo que percibo.

¿El ahorro económico y la racionalización han motivado la no renovación de contratos de profesores asociados?

Este tema es para mí uno de los más dolorosos porque estoy hablando de compañeros a los que no se les puede renovar el contrato. Es un empobrecimiento de la Universidad, aunque se exigirá al profesorado permanente un mayor grado de dedicación, sobre la base del Real Decreto de abril, que nos impone a todos ese aumento de la dedicación. No es muy razonable que la calidad se tenga que mantener a base de sobrecargar al profesorado de la Universidad. Aunque tiene un aspecto positivo en relación con la opinión pública, y es que frente a los que piensan que hay profesores que no dan clase, eso pertenece ya a las leyendas urbanas. En este momento el profesorado universitario está saturado de clases. Y siempre se olvida que la enseñanza universitaria tiene que estar basada en la investigación y que no se agota la tarea en las clases sino en la investigación y preparación de las clases.

¿Dejará la Universidad entonces de aportar el plus de la investigación a la sociedad?

Que esto repercute en la investigación, sin duda. Que tenemos que confiar y pedir un especial sacrificio y esfuerzo a los investigadores también es cierto. Como se han reducido los proyectos de investigación hay una cierta merma, pero no queremos descuidar ese aspecto. Estamos pendientes de una circular del Ministerio en materia de aplicación del decreto en tema de horarios, para poder utilizar las descargas en temas de investigación y de transferencia de tecnología y gestión para compensar esas cargas docentes.

¿Es sensato aplicar recortes en investigación cuando siempre se ha dicho que era uno de nuestros mayores déficit?

Suelo ser muy prudente, pero en este caso tengo que ser muy rotundo. No se está siendo sensato. El I+D+i todo el mundo sabe que es un instrumento de permanencia del desarrollo a los niveles que hoy la competencia internacional nos exige y de salida de la crisis. Por tanto me parece claramente insensato lo que se está haciendo en este plano en España y fuera de España. Hay que dejar de sacralizar el tema del déficit público, que es de corto plazo, cuando el medio y largo plazo exige que desde la cabeza de los que dirigen hoy las sociedades que hay mirar más allá.

¿Mermarán los recortes también la calidad educativa y la parte práctica de la enseñanza?

Las prácticas han sido nuestra principal preocupación desde que hace dos años asumimos la gestión de la Universidad. Creo que hemos ido sentando las bases para la mejor utilización de las posibilidades, como la colaboración con las empresas y otras entidades que pueden admitir a los alumnos de muy diversas especialidades. Se ha modificado la reglamentación para poder hacer más flexible el tema de las prácticas, y estamos realizando contratos y convenios con un gran número de empresas. Y la labor va a dar sus frutos en esa dimensión práctica y profesionalizante.

Incluso ha llegado a decir que o se cierra la Universidad o hay que reducir las cosas al mínimo, ¿cuál es la situación real para que haya sido tan rotundo?

Hay momentos en que creo que hay que decir las cosas con esa claridad castellana, que a veces da miedo, pero que uno tiene que utilizar. Todos estamos experimentando lesiones en nuestros intereses y en nuestros derechos. Tenemos que hacernos fuertes para recuperar lo que estamos perdiendo, pero para eso hay que darse cuenta de que hay momentos extremos en los cuales hay que tomar medidas extremas. La calidad la podemos asegurar para este próximo curso, en estos temas nos movemos a corto plazo porque la inseguridad es grande. Lo otro sería engañar. Pero si no somos capaces de coordinar los intereses de todos, ceder cada uno algo, nuestro futuro estará muy comprometido.

¿Está en juego realmente la universalidad de la enseñanza?

Desde luego, tal como se ha concebido hasta ahora, en el marco del estado de bienestar, empiezo a temerme que está en peligro, aunque sigo siendo optimista y creo que si somos firmes, aunque sensatos en la defensa, lograremos mantenerlo. Por primera vez empiezo a atisbar un real peligro, en la medida en que empiezo a tener entre interrogantes si realmente lo que se nos dice es cierto, es decir que estamos ante medidas de emergencia no ante un cambio de sistema. Creo que hay líneas rojas y que si no estamos en ellas, estamos muy cerca.

Tampoco comparte la defensa que hacen algunos de modelo americano porque advierte que ha generado una burbuja similar a la inmobiliaria.

¿Cuál es la actitud en este momento del Gobierno americano frente a lo que está haciendo Europa? Es mucha más propicia a lo que son medidas propias del estado de bienestar que las nuestras. Se han dado cuenta de que en su sistema hay cosas que no funcionan. Por otro lado, siempre hemos sido unos grandes admiradores de su sistema, pero ahora no les hacemos casos. Y, además, cada sociedad genera un modelo de instituciones propio. La sociedad civil anglosajona, en general, está muy desarrollada y tradicionalmente ha suplido el desarrollo que no ha tenido el Estado. Nuestra sociedad no tiene esa tradición. Que debamos ir a largo plazo hacia allá; me lo cuestiono, aunque hay cosas muy buenas que debemos imitar. Pero en cuanto al sistema o cambia nuestra sociedad radicalmente o no lo podemos imitar. Es cierto que tienen universidades que están, en buena medida, sufragadas por la sociedad civil, que son seguramente las punteras, pero no es la media. En ese sentido, las universidades históricas debiéramos fomentar entre nuestros alumnos que ocupan posiciones muy importantes en la sociedad ese criterio de fidelidad y vinculación a la Universidad... y que podría dar buenos resultados.

¿Propone algo parecido a lo que sería el mecenazgo?

Exactamente. Sobre todo por la convicción de que la Universidad es un valor en sí mismo y que, por tanto, lo que se debe no es ponerla al servicio de un interés sino que lo obtenido a lo largo de una vida al servicio dé la idea universitaria para mejorarla. Y cuando son personas con tradición universitaria su aportación puede ser importantísima.

La Universidad también puede tener, ahora mismo, un papel fundamental en el reciclaje de los profesionales, ¿influirá negativamente en eso la subida del precio de los master?

Desde luego esas subidas nos están poniendo las cosas muy difíciles, pero confío en que los conocimientos básicos están en la Universidad. En las empresas hay desarrollos de I+D+i y hay una formación práctica que tenemos que aprovechar. Y una muestra de ello es el convenio que se ha firmado con Renault para colaborar en la formación de personas, que aprovechando el conocimiento universitario y los conocimientos técnicos de los profesionales de esa industria, para encontrar una salida laboral. Eso es un paso que tenemos que continuar con otras empresas. La formación permanente es uno de los objetivos que estamos tratando de potenciar.

Esta situación convulsa que están viviendo, ¿merma su proyección y valoración exterior?

Creo que no. Estamos incrementando la presencia de alumnos de las universidades de Brasil e incluso podemos superar a Salamanca. En el plan del Gobierno brasileño para formar a alumnos en Europa somos los que más tenemos. Además, la internacionalización para nosotros es importante y Latinoamérica va a ser la principal suministradora de estudiantes. Además, Matemáticas y Físicas acumulan el mayor número de estudiantes. Posiblemente la crisis en Europa rebaje los alumnos de Erasmus.

Uno de sus objetivos prioritarios es la transparencia en su gestión, ¿si se realizara una auditoria interna se constataría que lo ha conseguido?

El gran problema para la transparencia es la enorme inseguridad con la que hemos contado porque, por ejemplo, todavía no tenemos presupuesto y los rumores se suceden en un sentido y en el contrario. Se ha hecho un esfuerzo muy notable para comunicar todo lo que se está haciendo, pero no se ha avanzado más porque hemos vivido en una situación de indefinición, donde no sabemos qué transmitir sin incurrir en errores.

¿Hay incomunicación con la Junta o con el Ministerio?

Ciertamente los problemas han venido por los cambios políticos, donde creo que las propias comunidades autónomas se han enfrentado a problemas y perplejidades a la hora de interpretar el alcance de las medidas.