Lauki es rentable. La empresa da beneficios. Su cierre no está justificado. No puede haber causas económicas detrás de esta decisión. Estas frases se han repetido como un mantra desde que Lactalis anunció el cierre de la fábrica de Valladolid para finales del mes de junio. Y las cifras vienen a reforzar estas teorías. Según las cuentas anuales de 2014, último ejercicio presentado por la compañía en el Registro Mercantil de Valladolid, los beneficios de Lauki en ese año ascendieron a 2.034.053 euros, una cifra que triplica los 667.084 euros de ganancias del año anterior. Eso sí, estos rendimientos se quedaron en 1,4 millones y 490.410 euros, respectivamente, después del correspondiente pago de impuestos.
El informe de gestión destaca en ese año «un descenso significativo de la cifra de negocio motivado por una mayor especialización en aquellos formatos y productos donde la actividad resulta más competitiva». Según las cuentas, la cifra de negocio pasó de 55,1 a 51 millones de euros. No obstante, el informe señala a continuación que «esta mejora de la eficiencia» permitió «mantener e incluso mejorar los ratios de rentabilidad del negocio en un entorno industrial y comercial de gran complejidad».
Nada hacía temer por el futuro. Al menos en base a lo que recogía el informe. «No se esperan cambios significativos durante 2015 que afecten a la Sociedad», dice el documento, antes de añadir que «todo el equipo humano del centro de Valladolid sigue comprometido con el esfuerzo de mejorar el grado de especialización y eficiencia».
El coste de personal es una de las causas que aduce la empresa para justificar este cierre. Pues bien, en 2014 se redujo ligeramente, de casi cuatro millones a 3,8 porque la plantilla pasó en ese periodo de 87 a 84 personas (65 técnicos y profesionales, diez mandos intermedios, seis administrativos, dos managers y un alto directivo).
El informe también refleja que Lauki recibió 11.108 euros en subvenciones en 2013 y 6.728 en 2014, que el activo asciende a 16,7 millones y que el periodo medio de pago a proveedores fue de 33 días.
En definitiva, un documento que no anticipaba la tormenta que se desató hace casi dos semanas con el anuncio de Lactalis. Tampoco lo hacía, por ejemplo, la revista interna de Lauki, que en su número de diciembre de 2015 hablaba de «misión cumplida» gracias al «esfuerzo» de los trabajadores. Además, en un texto firmado por el director de la fábrica, Luis Moro, se explicaba que el año pasado se superó en un 17 por ciento el volumen de fabricación previsto en el presupuesto. Respecto al pasado ejercicio, la revista señala que «fue un buen año en el eje económico», ya que se mantuvo el resultado de 2014 y «el previsto en presupuesto será ampliamente superado». No obstante, Industrias Lácteas Vallisoletanas todavía no ha presentado el balance de cuentas del año pasado en el Registro Mercantil.
próximas movilizaciones. Por otro lado, los tres sindicatos con representación en el comité de empresa (UGT, CCOO y CGT) se reunieron ayer para definir las próximas movilizaciones. Los trabajadores decidieron hacer una concentración los días 29 y 31 de marzo en la puerta de la fábrica. Precisamente esta última fecha es la que está prevista para la próxima reunión entre los sindicatos y la empresa, después de que la semana pasada Lactalis entregara un informe a los trabajadores para justificar este cierre. Otro de los actos de protesta previstos es una entrega masiva de leche a los ciudadanos, como ya han hecho en otras ocasiones los trabajadores de Lauki. La plantilla sigue pendiente de la evolución de las negociaciones de posibles interesados en comprar la fábrica, aunque Lactalis ya ha dejado clara su intención de no vender.