Fin de semana de despedidas en la Iglesia de Valladolid

M.B.
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Las hermanas dominicas dicen adiós este sábado a Mayorga tras 630 años en la localidad; mientras que la Hermandad de los Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús se va de Valladolid tras 100 años impartiendo doctrina en el Seminario

Imagen del convento de San Pedro Mártir en Mayorga. - Foto: Ayuntamiento Mayorga

Fin de semana de despedidas en la Iglesia de Valladolid. Mayorga y la capital vivirán el adiós de la Orden Dominicana y de la Hermandad de los Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, respectivamente. En ambos casos mediante misas celebradas por el arzobispo, Luis Argüello. En ambos casos tras años y años de implantación en la provincia.

De hecho, las dominicas llevan 630 años en el convento de San Pedro Mártir de Mayorga, donde este sábado se despedirán de sus vecinos. Lo harán de manera obligada, ya que la directriz papal impide mantener abierto un convento con menos de seis monjas o frailes. Ellas son ahora cuatro y, pese a los intentos de aumentar el número, finalmente se trasladarán a Toro (Zamora) el 7 de octubre. «Lo aceptamos en paz. Hemos tratado de que viniesen hermanas para mantenernos aquí, pero al final no ha sido posible», señala Juana Vela, priora en funciones.

Junto a Juana, palentina de 69 años y más de 50 en el convento de Mayorga, hay otras tres hermanas, una de ellas natural de la localidad vallisoletana, Modesta Díez Moro. La leonesa Gloria González Suárez y la peruana Celeste Chávez Ríos son las otras dos dominicas que entre el 1 y el 4 de octubre realizarán el traslado definitivo, para el 7 ser recibidas en Toro por el obispo de Zamora. Allí formarán una comunidad de 11 hermanas.

La Orden de Predicadores, también llamada Orden Dominicana, lleva desde 1394 asentada en Mayorga. Es decir ya ha cumplido con creces su sexto centenario e iba ya por los 630 años. Aunque llegó a haber no hace mucho tiempo ocho monjas, ahora son cuatro y de ahí su traslado. «A pesar de la edad estamos en buena forma», añade Juana.

Luis Argüello celebrará este sábado, a partir de las 12.00 horas, en el convento de San Pedro Mártir la misa de despedida de las dominicas de Mayorga. Estas partirán hacia Toro. Y el convento se cerrará. De momento, sin saber qué será de su futuro. Desde el Ayuntamiento de la localidad, con David de la Viuda al frente, se colocará este sábado una placa en agradecimiento a todas las monjas que han vivido en el convento «por tantos años de servicio y oración».

En la capital, este domingo también se celebrará una misa de despedida. En este caso en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, diciendo adiós a la Hermandad de los Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús. De hecho, sus dos últimos miembros, Agustín Martínez y Alonso Morata, llevan ya desde el 1 de agosto en Majadahonda (Madrid) en su nuevo destino.

La parroquia de La Rondilla se erigió en 1967 y dio su primeros pasos en el templo del convento de las Carmelitas. Poco a poco se fue desarrollando la Comunidad, pues eran tiempos en que la ciudad y barrio acogían a numerosas familias que venían a la ciudad desde el ámbito rural o a trabajar en Fasa. En 1972 se inauguró el actual templo y desde entonces con los Operarios al frente.

«El 31 de julio cerramos la parroquia, que ya tiene nuevos párrocos», señala Agustín Martínez desde Madrid. Por problemas de salud él no podrá estar este domingo en Valladolid. Alonso Morata sí tiene previsto venir. Ambos, de 80 años (Agustín los cumplirá en noviembre), dejan atrás una ciudad en la que han sido formadores en el Seminario. 

«Durante los 100 años de la hermandad en Valladolid, hemos sido formadores del Seminario; y ya antes de existir la parroquia ya estábamos los Operarios, diciendo misa en las Carmelitas», explica Agustín, que llegó a Valladolid en septiembre de 2008 (Alonso solo ha estado el último curso).

Su partida deja a Valladolid sin la hermandad, que ha tenido a una veintena de miembros en la parroquia de La Rondilla y a equipos de 4-5 formadores por años en el Seminario. Ambos vivirán en una Residencia Mosén Sol en Majadahonda, un hogar y centro familiar a donde se trasladan a los párrocos o hermanos por edad o enfermedad.