Juan Antonio Corbalán, una de las grandes figuras del baloncesto nacional, ha hecho parada en los Desayunos de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid, en plena gira de presentación de su libro 'Eso no estaba en mi libro de historia del baloncesto', que lleva su estampa y la de Francisco Gallardo, para hacer un repaso a la evolución del baloncesto desde su época hasta la actual.
Su amigo Mike Hansen, protagonista de un capítulo de su libro, mostró su cariño hacia Corbalán una persona «que ha influido muchísimo en mi vida» y del que contó una anécdota cuando se fundó el CBC Valladolid al ser uno de los primeros abonados para impulsar el nuevo club. Esa introducción inicial colocó alfombra azul al protagonista, que dejó lecciones de vida como una conversación con Fernando Martín a su llegada al Real Madrid en 1981. «Tú serás bueno en la medida que nosotros podamos beneficiarnos de ser bueno, si solo consigues objetivos personales y no se refleja en el éxito de todos ya me dirás para que vale». Una reflexión en voz alta, afirmando que «el talento individual sirve de poco si no se pone a disposición del colectivo».
Corbalán comparó su época con la actual, asegurando que hoy en día «es un deporte hipertrofiado e hiperprofesionalizado», y evitó hacer comparaciones «porque cada época es distinta y lo importante no son las épocas si no son las personas». Ese proceso y el legado a dejar marcó su intervención, poniendo en valor el papel de los jugadores españoles en los vestuarios de los equipos como el caso de Llull, Rudy, Chacho o Felipe Reyes: «Los españoles puede que no sean los mejores, pero cumplen la función de enraizar las organizaciones a la tierra. Ahora el deporte está globalizado y no se conoce el nombre de nadie».
Corbalán, junto a Lolo Velasco, Mayte Martínez, Mike Hansen y Óscar Castañeda. - Foto: APDVEl exjugador también ensalzó su etapa educativa en el colegio San Viator, y sus inicios en el deporte como jugador de fútbol, siempre con el esfuerzo como clave de su día a día: «A mayor exigencia, más rendimiento. No puedo entender mi vida como persona y jugador sin ver ese patio donde estuve jugando y divirtiéndome». Corbalán, buen estudiante, expuso como el baloncesto también le sirvió como motivación académica porque «no sabía que iba a sacar matrícula, no era un gran estudiante de matrícula en el colegio, pero sí en la universidad donde pude distribuir mis tiempos y rendí en los estudios como en el baloncesto». Una exigencia que le llevó a empezar sus estudios en Medicina cuando firmó su primer contrato profesional en 1982.
«Éramos grandísimos jugadores, pero no todos éramos exportables»
Dos años después sería protagonista de la plata de la selección en Los Ángeles 1984 ante EEUU, un hito del baloncesto y del deporte nacional: «Nos quisieron mucho en un deporte donde no era lo que es ahora. Había 5.000 personas en Barajas esperando. En las gasolineras y en los bares es donde la gente te quiere, llegas allí y dicen: Corbalán. Eso es impagable, que se acercan y es para mí lo que es realmente unir la tierra a las personas». Ese cariño se mantiene hoy en día donde se siente «embajador de España. Es un título que me pongo como imagen de un sitio, sabiendo que es una obligación».
Una etapa que abrió el camino a nuevas generaciones de jugadores de baloncesto, aunque a su juicio estuvieron «a caballo entre esos grandes genios de este deporte y el producto de los grandes deportistas exportables como puedan ser los Gasol. Éramos grandísimos jugadores, pero no todos éramos exportables». Aunque compañeros suyos como Fernando Martín abrieron camino al otro lado del charco.
Una charla amena y distendida en la que habló de nombres propios como Mirza Delibasic, «un jugador que tenía una empatía para acercarse a todo el mundo. No tenía ningún endiosamiento». O el añorado Lalo García al que calificó como «una persona vital. Hay algunas personas que tienen tanta fuerza y parece mentira que puedan morir».
Cincuenta millones de pesetas en Valladolid
A Valladolid llegó con 36 años, en 1990, para firmar por una temporada a razón de 50 millones de pesetas, tras unas negociaciones de tira y afloja, siendo Gonzalo Gonzalo el presidente. «Me llama un agente tras dos años retirado y me daba pereza empezar de nuevo. Me hablaban de mucho dinero, 25 millones de pesetas que fue mi último contrato en el Real Madrid, y ahí Sabonis cobraba 120 millones», destacó, asegurando que, a los dos minutos, de nuevo por teléfono «me llamaron y sentí un órdago. Yo le pedí 50 millones y decían que era muchísimo dinero». «Querían ponerme un chófer y que viniera a entrenar y me fuera, yo quería venir a vivir con el equipo y me venía los lunes a mediodía después de pasar la consulta y me iba los viernes a pasar por la tarde y me adaptaba a los viajes».
Una etapa bonita con el astro lituano, con Tikhonenko y jóvenes como Lalo García, Miguel Ángel Reyes, Silvano Bustos o Álex Bento. «Realmente vine a 'pastorear' a Sabonis, lo digo de broma. No tenía ningún predicamento sobre Sabonis y me apoyaba en Javi -Alonso-. Para mí fue una experiencia muy bonita, meter al equipo a jugar la Copa Korac del año siguiente, perdimos con el Banco de Roma en semifinales. Venía de un equipo acostumbrado de ganar todo de 30 y teníamos que ir a ganar a León. Ganamos al Madrid los dos partidos. Hicimos una temporada muy buena y estoy contento del trabajo que hice, enseñé al equipo a optimizar el juego». Aunque no consideró que su papel fuera «de guardia urbana» sí que avanzó que aceptó la oferta de Valladolid, tras rechazar otras de Israel y de Girona «porque estaba a dos horas de viaje de Madrid».
«El médico puede hacer que un camino pueda ser mejor»
Corbalán también abordó su faceta como médico deportivo poniendo en valor una profesión cuya labor «es curar» y sobre todo de acompañamiento: «El médico puede hacer que un camino pueda ser mejor, muy bueno si tienes la herramienta terapéutica adecuada y si no puedes hacer mucho ayuda a un paciente tener un médico al lado, aunque se vaya a morir igual». Una jornada «de emociones», que finalizaba entregando a Mike Hansen, abrazo incluido, ante el aplauso del público, no sin antes haber dejado otra reflexión destacada sobre su carrera: «La vida arde como un rescoldo y el éxito de aquellos años arde como una hoja de periódico. Es más importante el rescoldo que la llama».
Este desayuno informativo ha sido posible gracias a la Junta de Castilla y León, Diputación de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Alimentos de Valladolid, Caja Rural de Zamora, Coca Cola, Doce+Uno, Afedecyl y la Real Sociedad Hípica de Valladolid.