Valladolid es un extenso yacimiento arqueológico. En las últimas tres décadas se han realizado unas 300 excavaciones para localizar y documentar los restos ocultos de la historia de la ciudad, según fuentes municipales. Además, entre 1987 y septiembre de 2016, el PGOU registró unas 500 intervenciones (no todas derivaron en excavaciones), pero en un lustro la actividad se ha subido notablemente, aunque no hay cifras desagregadas de la capital. Las memorias de la sección de Patrimonio de la Delegación de la Junta detallan que, en la provincia, en 2017 se informaron 405 asuntos, para en 2018 subir a 898 y el año pasado cerrar con 899, que derivaron en 226 intervenciones arqueológicas. Un volumen de investigación que no deja de crecer este año, incluso con el estado de alarma, ya que en los tres últimos meses se aprobaron 20 autorizaciones de intervenciones en varias zonas de la capital.
Las últimas, cuya primera fase concluyó la semana pasada, han sido también las más mediáticas. La excavación, promovida por el Ayuntamiento, en la calle Constitución para localizar los restos de la capilla Maravilla, ha gozado de un protagonismo en los medios de comunicación nacionales e internacionales inédito, por su vinculación a la búsqueda de los restos del líder irlandés Red Hugh O’Donnell. De momento, se han descubierto los muros laterales de la capilla, únicos restos localizados del convento de San Francisco, y localizado 12 cuerpos, que ahora se están analizando por los investigadores. Se ha desenterrado así una parte muy importante de la historia de Valladolid, ya que este convento fue uno de los más grandes de España, además de ser hace varios siglos el epicentro de la vida de la ciudad y albergar numerosas joyas artísticas.
Este descubrimiento se suma al que se conoció hace casi un año en una calle muy próxima, en Claudio Moyano. Allí, la construcción de un bloque de viviendas dejó al descubierto los restos de la única mezquita mudéjar hallada en España. El complejo pudo ser construido entre 1411 y 1415 y se derribó en el verano de 1506, como consecuencia de los ordenamientos de la pragmática de bautismo obligatorio promulgada en 1502. Este hallazgo, fue calificado como «mucho más que excepcional» por la medievalista y doctora en Historia de la Universidad de Valladolid, Olatz Villanueva, y constata, por primera vez, la presencia musulmana a orillas del río Pisuerga.
Ahora, Villanueva participa en los trabajos de Constitución, y destaca los hallazgos arquitectónicos y los óseos, al margen de la identidad de los restos. «La historia de las personas anónimas también es importante». Además, explica que se ha podido documentar una capilla del convento de la que hasta ahora «no se tenía evidencia», así como mostrar su uso a nivel funerario.
puesta en valor. En ambas excavaciones se está estudiando cómo poner en valor estos restos y hacerlos visibles al público. En el caso de la mezquita, el Ayuntamiento valora adquirir «uno o dos» locales del inmueble para abrir a las visitas, en un futuro, los restos de la mezquita mudéjar. «La operación había avanzado mucho antes del estado de alarma, pero ahora todo está parado. Pero vamos por buen camino», detalla el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia. En el caso de los restos de la capilla la solución es compleja porque los restos son visibles «desde abajo», pero es difícil «garantizar» que los peatones los puedan apreciar a nivel calle.
La solución en el caso de otros restos se basó en la premisa de «protegerlos»y «garantizar» la visibilidad. Así se estableció en el caso de la construcción de un edificio de viviendas en la Bajada de la Libertad, donde otras excavaciones descubrieron restos históricos de una bóveda y un antiguo puente sobre el Esgueva. Estos hallazgos, junto con los de los tramos soterrados del Esgueva que se conservan, forman parte de una ruta turística que se ha diseñado por las entrañas de la ciudad, cuyo recorrido se inicia en sala de exposiciones de San Benito.
OTROS HALLAZGOS.
La construcción de otro bloque de viviendas en la parte moderna del convento de San Quirce y Santa Julita de Valladolid, en la calle San Quirce, también ha dado lugar a otra intervención arqueológica para determinar el valor de los restos localizados. El derribo de este edificio residencial de los años 70, sin uso, y sin valor histórico, ha permitido localizar una parte de una de las cercas (antigua muralla) de Valladolid. Ahora será la Comisión Territorial de Patrimonio quien determine qué hacer. Esta intervención se realiza en el entorno del Palacio del Duque de Benavente, declarado BIC, pero el proyecto no interviene en el edificio protegido de la iglesia, de manera que cumple con las condiciones del Plan Especial del casco Histórico.
Otra intervención en la que se está trabajando es en la calle Tirso de Molina, junto al monasterio de Santa Clara. En este caso los trabajos arqueológicos han dejado al descubierto restos del convento original, con cimentaciones del algún suelo. Y muy cerca, en la calle Amor de Dios, junto al colegio Macías Picavea, se investigó, pero finalmente no se localizaron restos de la antigua cárcel de la Inquisición.
Muchas de estas prospecciones son previas la ejecución de infraestructuras. Ese fue el caso, el año pasado, de las obras para el cambio de los accesos del aparcamiento de la Plaza Mayor. Se realizaron cuatro sondeos arqueológicos en las calles Jesús y Manzana y se comprobó que no existían restos arqueológicos que pudieran verse afectados. En los sondeos arqueológicos de la Calle Jesús, a la altura de Correos, se encontraron restos de la cimentación y de los muros de la parte de la Iglesia de Jesús Nazareno que fue demolida a finales del siglo XIX, cuando tuvo lugar la obra de urbanización en el entorno de la Plaza Mayor, así como la cimentación de la fachada actual.