María Eugenia García

María Eugenia García


El futuro nos habla: escuchemos a la infancia

05/04/2025

El Barómetro de Opinión de Infancia y Adolescencia 2023-2024, presentado el pasado marzo, nos ofrece una visión clara y directa de lo que preocupa y afecta a niños, niñas y adolescentes en nuestro país. El estudio, coordinado por Unicef España, con un equipo de investigación de la Universidad de Sevilla, recoge las opiniones de forma individual y anónima de 15.070 chicos y chicas, de 11 a 18 años, de 206 centros educativos de todas las comunidades autónomas. El resultado de sus opiniones arroja un mensaje contundente: la infancia tiene voz y exige ser escuchada.
Desde Unicef tenemos el compromiso de escuchar atentamente las preocupaciones de la infancia, darles visibilidad y transformarlas en medidas concretas que mejoren su presente y su futuro.
Uno de los datos más impactantes de esta edición es que, por primera vez, la economía se sitúa como la principal preocupación de la infancia y la adolescencia en España. No es un dato menor, así lo piensan un 34,7% de los encuestados. La incertidumbre económica no solo afecta a los adultos; nuestros niños y niñas perciben las dificultades que atraviesan sus familias, sienten la angustia de sus padres y el peso de la inestabilidad en sus propias vidas. No deberían preocuparse por si habrá suficiente dinero para pagar la comida, el alquiler o los materiales escolares. Deberían estar soñando, aprendiendo, jugando sin miedo a un mañana incierto. Sin embargo, la realidad nos dice lo contrario.
Otro dato que no podemos ignorar es el creciente interés de la infancia por el medioambiente y la contaminación (10,5%). Esta generación es plenamente consciente de la crisis climática y de la huella que dejamos en el planeta. Nos exigen respuestas y soluciones. Son ellos quienes heredarán el mundo que estamos construyendo, y no podemos fallarles. ¿Cómo explicarles que seguimos sin hacer lo suficiente para frenar el deterioro de su futuro? ¿Cómo mirarlos a los ojos cuando nos piden acciones concretas y reciben promesas vacías?
La política tampoco escapa a su crítica. Los niños y adolescentes expresan una valoración negativa sobre los líderes y representantes de las instituciones. No confían en ellos. Y, aunque pueda sorprendernos, esta desconfianza es un reflejo del desencanto de una sociedad que no siente que sus necesidades sean escuchadas. Si los más jóvenes ya sienten que la política no les representa, tenemos un problema grave. Porque la democracia se construye con la participación de todos y todas, y ellos también son parte de nuestra comunidad. Necesitamos líderes que escuchen, que den prioridad a la infancia, que legislen pensando en su bienestar y no en intereses partidistas.
La salud mental es otra de las grandes preocupaciones que desvela este Barómetro. Y no es para menos. Los niveles de ansiedad y estrés entre niños y adolescentes han crecido de manera alarmante en los últimos años. La presión académica, la incertidumbre del futuro, la exposición en redes sociales, el aislamiento que provocó la pandemia... Todo esto ha dejado una huella profunda en su bienestar emocional. Sin embargo, seguimos sin destinar los recursos necesarios para garantizar una atención psicológica accesible y efectiva, que cubra las necesidades específicas de la infancia y la adolescencia. Los sistemas de apoyo en escuelas y familias son insuficientes, dejando a muchos niños sin respaldo para afrontar sus problemas emocionales.
Más preocupante aún es que, cuando se les presentó una lista con 30 situaciones, los propios niños y niñas identificaron los abusos sexuales en la infancia como su mayor preocupación. Casi 9 de cada 10 manifestaron una gran inquietud ante esta problemática. Es alarmante que esta realidad, que debería ser impensable, esté tan presente en su mente. Es una llamada de atención urgente para reforzar las medidas de protección y prevención, garantizar entornos seguros y, sobre todo, asegurar que ningún niño tenga que vivir con miedo.
Pero hay esperanza. Este Barómetro también nos muestra que la infancia quiere participar, que se interesa por los asuntos sociales y que desea ser parte del cambio. No les podemos seguir viendo como meros espectadores de la sociedad.
Los niños, niñas y adolescentes nos han hablado con claridad. Ahora nos toca a nosotros, como adultos, escuchar con el corazón y actuar con determinación. No podemos permitirnos ignorar sus preocupaciones ni seguir posponiendo las soluciones que necesitan. Porque su bienestar hoy es el futuro de nuestra sociedad mañana. Porque una infancia protegida, escuchada y valorada es el cimiento de un mundo mejor.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a todas las instancias de poder y a la sociedad. A los gobiernos locales, autonómicos y estatal: es imprescindible formar a los tomadores de decisiones para que fomenten la participación infantil y adolescente y garanticen su presencia en los ciclos normativos. A los partidos políticos y cargos electos: el compromiso con la infancia debe traducirse en una política que realmente la tenga en cuenta y la proteja. A los centros educativos, entidades locales y asociaciones: es necesario asegurar espacios de participación activa y de calidad para niños, niñas y adolescentes. Y a las instituciones públicas y privadas: debemos garantizar entornos libres de violencia, con políticas efectivas de salvaguarda que protejan a la infancia y adolescencia en todos los ámbitos.
Les invito a leer este informe (https://www.unicef.es/publicacion/barometro-infancia-adolescencia/informe-2023-2024 ), que ofrece una radiografía honesta y reveladora sobre la realidad de la infancia y la adolescencia en nuestro país. Sus conclusiones no solo conciernen a ellos, sino a toda la sociedad. Conocer sus inquietudes es el primer paso para construir un futuro más justo y equitativo para todos.