Premio a una vida de pasión

R.G.R
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La Junta de Cofradías de Semana Santa de Medina del Campo otorga a Carlos García Serrada la insignia de oro tras una vida dedicada a las procesiones desde que a los diez años entrara en la Oración del Huerto

060324JT_0146.JPG - Foto: Jonathan Tajes

54 años a sus espaldas y natural de Medina del Campo. Carlos García Serrada recibirá la insignia de oro de la Junta de Cofradías de Semana Santa como reconocimiento a su dedicación y compromiso a lo largo de los 15 años que estuvo al frente de las hermandades medinenses. Tres lustros de problemas, avatares, sinsabores, alegrías y mucho fervor religioso que hizo posible llevar a la pasión medinense «a lo más alto». 

El sentimiento cofrade de Carlos García? surgió sin motivo, sin razón ni una tradición familiar que lo empujara. Simplemente, cariño, devoción  y pasión por las marchas procesionales que veía en su pueblo desde niño. «Nadie en mi familia era cofrade, pero yo desde niño empecé a sentir que me gustaba y con diez años mis padres me apuntaron a una cofradía», sostiene García. 

Sus padres no eran cofrades y tampoco sus hermanos mayores, pero a él le encantaba todo lo relacionado con la Semana Santa de Medina. «Le dije a mi padres que me apuntaran y lo hicieron a una hermandad porque había un hábito de sus tíos en casa». Fue la Oración  del Huerto y la Vera Cruz. «Una decisión de mis padres, y no me arrepiento. Soy hortelano hasta la médula». Desde entonces, no ha faltado nunca ni a las procesiones ni a los diferentes actos que se organizan previamente a la salida de las cofradías a la calle.

Poco a poco, aumentó su nivel de implicación con las cofradías. «Tenía muchísima ilusión por salir de cofrade. Lo recuerdo con mucha ilusión». Cuando pasaron unos años, empezó a acudir al montaje de los pasos, a participar en la organización... «Más que ayudar, estorbaba, pero siempre estaba allí». Una vez pasado el tiempo, tiene el recuerdo de aspectos distintos a los que suceden ahora en Medina.

Entonces, la Oración del Huerto  tenía la sede en La Colegiata, pero después de unos años desde su llegada, su hermandad se trasladó al convento de las madres Agustinas. En ese momento, cambió la vorágine de cada jornada por la tranquilidad del convento. «Pasamos de estar cuatro cofradías juntas a estar nosotros solos. Fue un cambio considerable». 

Su implicación máxima le llevó a ser nombre secretario-hermano mayor de su cofradía. Fue en el año 2000. Estuvo ocho años al frente de la hermandad hasta que en 2008 fue elegido como presidente de la Junta de Cofradías. En ese momento, solicitó a su cofradía que le relegaran del cargo para centrarse en exclusiva en la organización general de la Semana Santa de Medina.

Desde 2008, ha estado quince años al frente de las nueve confradías de Medina. Distintas juntas directivas durante este periodo. «Entre todos hemos llevado a la Semana Santa de Medina a lo más alto, que es donde está ahora. Sin todas las juntas directivas no habría sido posible». Relata que sin el apoyo de todas las cofradías habría sido imposible. «Lo que tenemos es que vamos todas las hermandades a una y tiramos todos en la misma dirección». 

Durante esta etapa ha vivido varios «puntos de inflexión» que le han llevado a disfrutar de un momento dulce de los días de pasión medinenses. Todo arranca hace unos 40 años con la creación de la Junta de Cofradías de Semana Santa y desde ese momento llegan nuevas tallas, recuperación de procesiones que se habían perdido y creación de dos nuevas cofradías. 

A partir de 2006, se celebra en Medina del Campo el decimonoveno encuentro nacional de cofradías y se registra una explosión de voluntarios que apuestan por el encuentro. «A partir de ese momento,  notamos una mayor participación en todos los eventos tanto de las cofradías como de la Junta». En 2011, llegó el espaldarazo definitivo para los cofrades medinenses con la declaración por parte del Ministerio de la declaración de Interés Turístico Internacional. 

García considera que la Semana Santa de Medina del Campo está en lo más alto porque se registra un aumento de interés por los diferentes actos que llevan a cabo las cofradías. «Es el momento cuando los hoteles están llenos, no se encuentra sitio para comer en los restaurantes y solo se tiene que dar uno un paseo para ver el hervidero de gente que hay en Medina cuando se celebra una procesión».

Desde el 2011, con la declaración de Interés Internacional, la Semana Santa de Medina recibió «un reconocimiento» a la localidad y a la provincia. «Hay otras dos semanas santas con este galardón y ponernos a su altura fue una alegría». 

como un cofrade más . La concesión de la insignia tendrá lugar el mismo día en que este ferviente cofrade pronuncie el pregón de Semana Santa «Todo un honor» Pero más allá del nerviosismo y el momento álgido del pregón, García reconoce que se muestra especialmente ilusionado por el hecho de poder salir después de tanto tiempo con sus compañeros en procesión como un cofrade más. «Voy a vivirlo como cualquier otro cofrade. Siempre me ha tocado presidir las procesiones y ahora voy a salir al lado de mi paso titular».  

«Viviré con mucha ilusión el hecho del pregón, trataré de estar a la altura». El pregón de este año versará sobre los acontecimientos que se viven en Semana Santa. «Relataré mis vivencias personales. Cómo lo viví de niño, luego de adulto y como presidente de la Junta de Cofradías». «Hablaré de algunas anécdotas que he vivido. Cuando yo empecé todo era nuevo y la gente de la cofradía me trató muy bien y aprendí mucho en aquella época. A esas cosas me referiré en mi pregón». 

Aclara que la gente joven de Medina se está implicando en las cofradías. «Tenemos la suerte de que el sentimiento semanasantero se sigue transmitiendo de padres a hijos». A los más jóvenes, este veterano cofrade les recomienda que pasen ese periodo de incertidumbre de la adolescencia y continúen aferrados a sus hermandades. 

Después de quince años al frente de las nueve hermandades de Medina, este año podrá vivir de nuevo su Semana Santa como en aquellos tiempos de niño, donde era uno más y lo único que intentaba era poner su granito de arena. Uno más entre cientos, como al principio.