Medina del Campo y Medina de Rioseco cuentan con unas Semanas Santas declaradas de interés turístico internacional desde hace más de una década. Y ello lleva a ambos municipios a conservar unas tradiciones que mantienen la esencia y el arraigo de unas celebraciones religiosas que ya cuentan con aspectos sociales, culturales y económicos que las impulsan como las fechas de máxima actividad económica del año.
Antonio Herrera, presidente de la Junta de Semana Santa de Rioseco, explica la incorporación de algunas bandas de música y un acto penitencial con un Cristo el Lunes Santo como novedades para este año, sin embargo destaca que «lo más importante es que hemos sabido mantener la esencia de nuestras procesiones, con tallas de finales del siglo XV y principios del XVI)». Conservar las tradiciones con pocos cambios es el mayor logro de la Semana Santa riosecana, «que está viva y tiene la permanencia asegurada a lo largo del tiempo», afirma Herrera, quien calcula que unos 4.500 cofrades desfilarán estos días.
Recorridos y pasos se han mantenido con algunas incorporaciones a lo largo de las décadas en una Semana Santa que Herrera considera «un acontecimiento total, ya que toca también la cara social y económica, convirtiéndose en la fecha más importante para la actividad económica con mucha diferencia» para Rioseco.
Cristo del Desenclavo, imagen articulada que presidirá el rito que este año se recuperará en Medina del Campo.Junto a los grandes momentos de la Pasión riosecana, como la salida de los pasos grandes donde se congregan 6.000 o 7.000 personas o el recorrido de las imágenes por la calle Mayor «que parece hecha para procesionar», la principal característica de esta Semana Santa es la «verdad». El presidente de la junta asegura que «la gente la encuentra muy cercana, los cofrades y el público están muy cerca y viven actos muy íntimos, sintiéndose copartícipes de momentos especiales».
La gran desconocida.
Similares palabras pronuncia David Muriel, presidente de la junta de Semana Santa de Medina del Campo, quien considera que son «los grandes desconocidos» entre las tres festividades de interés turístico internacional de la provincia.
Muriel destaca que lo más importante es la recuperación del patrimonio inmaterial de la Semana Santa medinense, a la vez que se fija como objetivo incrementar los pasos procesionales portados a hombros por los cofrades. Actualmente, una veintena de imágenes salen a las calles, con tallas mayoritariamente de los siglos XVI y XVII, en las 18 procesiones con participación de unos 3.000 cofrades.
La Cofradía de la Misericordia y Jesús Nazareno recupera este año el rito del Desenclavo, que durante 2026 cumple su cuarto centenario, y que se perdió a finales del siglo XIX con la desamortización y la desaparición prácticamente de la cofradía. Es un rito muy arraigado porque está vinculado con el suceso más trágico de Medina (tragedia del desenclavo, 1629) y este año se recupera con la imagen original, el Cristo del Desenclavo, único articulado que hay en Medina del Campo y atribuido al escultor Pedro de la Cuadra.
Otra novedad simbólica es la eucaristía comunitaria de resurrección en la Plaza Mayor de la Hispanidad con 700 sillas.