José Luis Ábalos, Koldo García, Víctor de Aldama, Delcy Rodríguez y un «número 1» que podría apuntar a Pedro Sánchez. Son muchos los nombres que empiezan a estar presuntamente vinculados al caso Koldo, cuyos tentáculos infinitos comienzan a complicar cada vez más el seguimiento de la trama. Especialmente, tras el demoledor informe de UCO de la Guardia Civil, que arroja hasta la fecha unos datos que dejan poco lugar a dudas: 60 millones en adjudicaciones públicas, más de 16 millones en comisiones y alquileres y chalets de lujo. Son las principales conclusiones de las indagaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dadas a conocer el pasado jueves al juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, encargado de llevar las pesquisas.
En su documento, la UCO revela que Aldama, supuesto conseguidor de la trama, «pareció estimar que iba a obtener ingresos por valor de 60.000.000» de euros a través de la mercantil Soluciones de Gestión. El estallido de la causa llevó a la incautación de sus pertenencias y los agentes localizaron en su ordenador un archivo titulado Mascarillas, elaborado en marzo de 2020, durante la pandemia. El empresario, que estaba entonces «inmerso en plena gestión» de una de las adjudicaciones, «ya sería consciente de sus potenciales ganancias».
Ese primer contrato supondría para su compañía 20 millones de euros, según sus cálculos. Aldama siguió modificando ese documento hasta mayo de ese año, aportando el resto de adjudicaciones: 12,5 millones de Adif, casi 3,5 millones de Interior, 3,7 millones de las islas Baleares y 12,2 de las Canarias.
El supuesto cabecilla, hoy en prisión provisional por otra causa -en la que se investiga un fraude en el sector de los hidrocarburos-, también incluyó entre esas estimaciones los 7,5 millones de euros que esperaba ingresar por el contrato con Correos, cantidad que le fue abonada para ser devuelta después.
Las presuntas mordidas
Las pesquisas hasta el momento también han puesto sobre la mesa las cantidades millonarias que presuntamente se embolsaron los protagonistas de la trama en comisiones. Los cálculos de Anticorrupción señalan que Aldama recibió 5,5 millones de euros, mientras que el empresario Juan Carlos Cueto ganó hasta 9 millones.
A esas cifras hay que sumar el presunto incremento patrimonial «notable» de 1,5 millones de euros del que fuera asesor exministro Ábalos, Koldo García. El Ministerio Público sostiene que los contratos adjudicados a Soluciones de Gestión supusieron un beneficio de 16,5 millones para estos investigados.
Por si fuera poco, las investigaciones también han sacado a la luz el dinero que algunos se gastaron en alquileres o incluso en la compra de un chalet que habría disfrutado, según la UCO, el propio Ábalos. En su informe, los agentes apuntan que el exsocialista llegó a «disponer» del inmueble La Alcaidesa -situado en La Línea de la Concepción-, que pudo poner «en alquiler y obtener así rendimientos económicos». Esa propiedad fue adquirida por Aldama por 526.000 euros empleando sociedades presuntamente controladas por Claudio Rivas, socio del empresario.
En este sentido, se han hallado «evidencias» de que un presunto «testaferro» pagó 82.298 euros para arrendar un piso en Plaza España, Madrid, en el que residía J.R.G., pareja del exministro. Así, la UCO explica que, del total de 88.101 euros abonados en concepto del alquiler, Aldama cubrió buena parte.
A ello hay que añadir el dinero en metálico que el presunto conseguidor de la trama habría entregado a Koldo para mantener la maquinaría engrasada. En los apuntes del empresario figura una primera concesión de 11.500 euros en octubre del 2019, si bien las entregas de efectivo habrían continuado hasta septiembre de 2022 a través de intermediarios con 10.000 euros mensuales.
'Pinchazos'
La investigación también reveló esta misma semana, en otro informe, el dinero que Aldama se habría gastado para garantizarse comunicaciones libres de posibles pinchazos. El empresario habría abonado un total de 88.199 euros al guardia civil investigado en la causa, Rubén Villalba, para que éste le proporcionase terminales con los que los integrantes de la trama pudieran «comunicarse de manera segura».