Apenas lleva ocho meses abierto pero tiene mucha historia por detrás. La de la conocida como La Bodeguilla, que está a apenas diez metros, y la familia de Antonio y Modesta. La de la cocina tradicional, la del sabor, la de toda la vida... esta historia, la del 'Patio de las Mercedes' arrancó oficialmente a finales de 2022, aunque realmente nace en 1998, cuando Antonio y Modesta se hicieron con la 'Bodega Las Mercedes', en la calle Las Mercedes, 8. Ambos ya tenían el Riosol en Zaratán, pero buscaban algo más tranquilo. Vivían justo encima de este local, que llevaba abierto desde 1972 y que se caracterizaba por ser de chateo, y no lo dudaron.
«Cuando se jubiló el dueño, mis padres se hicieron con él. A mi padre siempre le había gustado el local», reconoce Antonio Córcoles. Él mismo y su hermano Diego han mamado la hostelería desde pequeños y, aunque durante años se salieron del sector, regresaron en 2018 a la Bodega Las Mercedes, o La Bodeguilla, al jubilarse precisamente su padre: «Le remodelamos, le modernizamos y tratamos de rejuvenecer un poco la clientela».
Pero mantuvieron ese producto que había triunfado siempre de la mano de Modesta, la sangrecilla, las crestas de gallo, la jeta, el torrezno, los callos... «Vimos que se nos quedaba pequeño por la alta demanda de los clientes y nos decidimos por hacer algo más grande», añade Antonio, conocido como Toño.
Y no se fueron muy lejos, a escasos diez metros, en la misma calle Las Mercedes, pero en el número 6. «Mucha gente nos preguntó que por qué al lado. La respuesta es sencilla, por aprovechar la gente que ya nos conocía», responde sin dudarlo Toño, hoy al frente del negocio (Diego está en La Bodega).
El nombre es un recuerdo a la infancia de muchos de los nacidos en los años 70 y 80 (o incluso de otras generaciones). Hace referencia al patio que existe en medio del edificio de Las Mercedes y a esos juegos de los chavales hasta recibir la llamada de sus progenitores para comer o cenar: «En ese lugar hemos crecido muchos niños y es un guiño a esa época de juegos en los patios. Por eso ahora es momento de volver a reencontrarnos y que este patio sea un lugar de reunión con la gente».
En El Patio de las Mercedes se apuesta por la cocina tradicional, sin artificios. Por las carnes, como la vaca madurada, el pincho de lechazo, el pincho moruno o el solomillo, a la brasa; por el marisco fresco, pero sin olvidar los platos tradicionales, como la tortilla de patatas, el lomo a la olla, los callos... Cuenta con un carta, que justo han cambiado esta semana, con entrantes de la morcilla de La Maruja (Cigales) con pasas, piñones de Pedrajas y miel o salpicón de langostinos y pulpo o fritura andaluza; con diferentes ensaladas y con gambas blancas de Huelva, almejas, pulpo a la brasa y esas carnes para rematar. Todo ello acompañado por un buen número de referencias de vino, en una amplia y extensa cava. De la cocina se encargan Jesús y el propio Toño.
Su apuesta por el producto de cercanía es máxima, hasta el punto de que compran en la frutería del barrio, en la pescadería Alondra y en la carnicería Geñin, para hacer una verdadera economía circular.
Aunque no cuenta con menú del día, este invierno van a ofertar un guiso diario, donde no faltarán los callos con garbanzos, las lentejas, la fabada... abre todos los días de la semana a las 12.00 y solo cierra los domingos por las tardes (después de las comidas). Con una capacidad total para cerca de 90 comensales, destaca su coqueto comedor para unos 24-27 clientes, y sus mesas altas cercanas a la barra para picotear.
El nuevo establecimiento ha mantenido a su clientela de la bodega, ampliando con muchas caras nuevas, gracias al boca a boca y esa clara apuesta por el producto, «de calidad, siempre de máxima calidad».