El comité de empresa de Iveco en Valladolid planea recurrir esta semana a la mediación del Serla (Servicio Regional de Relaciones Laborales) de cara a la convocatoria de una huelga en respuesta a la propuesta de la dirección de aplicar sendas subidas salariales del 1% en 2024 y 2025, trasladada en una reunión que tuvo lugar el pasado 15 de marzo, en el marco de las conversaciones para la renovación del convenio. El comité de Iveco en Madrid ya ha anunciado un paro total para el viernes 5 de abril y uno parcial (de cuatro horas por turno) para el miércoles 10, y el de Valladolid valora emprender acciones en esa línea, pero posiblemente para fechas posteriores, si no hay cambios sustanciales en la negociación. De hecho, la primera iniciativa ya la tomaron los sindicatos en las asambleas que celebraron el jueves 21 y viernes 22 de marzo al sugerir a los empleados que no se prestaran a la petición de la empresa de trabajar dos jornadas esta semana.
Coincide además que el fabricante, en paralelo, también les comunicaba el 21 de marzo un recorte de producción en la planta vallisoletana que se hará efectivo en mayo y tendrá consecuencias para el empleo. Allí se trabaja actualmente con una cadencia diaria de 150 unidades de Daily en dos turnos y la intención es reducirla a 120, ajustando también la plantilla a la baja con la eliminación de entre 70 y 75 puestos de trabajo, fundamentalmente, a través del cese de contratos fijos discontinuos que llevan más de nueve meses vigentes, según estimaciones de la empresa facilitadas a los sindicatos, que recelan de tal medida.
Precisamente el pasado 4 de marzo empezaba Iveco a producir en Valladolid una nueva versión de la Daily, que incluye mejoras en la ergonomía del interior de la cabina y en la tecnología de a bordo, así como nuevos servicios de conectividad en toda la gama. Y aunque un nuevo modelo suele exigir más carga de trabajo, la empresa alega un descenso de la demanda por coyuntura comercial y cambios normativos a nivel europeo para justificar una nueva previsión de producción que los representantes de los trabajadores critican por el fondo y también por las formas del momento, en plena revisión del convenio.
Las negociaciones se desarrollan de forma independiente en Madrid y Valladolid, pero en paralelo y con planteamientos similares en lo esencial; sobre todo en materia de salarios, jornada y vigencia de sus convenios. En ambos centros se han celebrado dos reuniones este año, aparte de las de constitución de las mesas en diciembre, y las posturas no pueden estar más alejadas.
Los sindicatos partían de inicio con una petición conjunta de subidas salariales del IPC anual más un 1,5% por ejercicio para un periodo de entre cuatro y seis años (2024-2027 o 2024-2029); un convenio especialmente largo con intención de compensar de forma paulatina una pérdida de poder adquisitivo que cifran en más del 5% en los últimos años, en lo que respecta a tablas salariales, por la escalada de la inflación. La empresa, en cambio, planteó en la segunda reunión, la del 15 de marzo, firmar un convenio de sólo dos años con las ya citadas subidas del 1% por ejercicio.
Reacciones
«Cada cual defiende sus intereses y es normal que sindicatos y empresa partamos de propuestas alejadas en una revisión de convenio, pero esta vez se han pasado de frenada con una propuesta ridícula cuando ya tenemos un IPC en el entorno del 3% en el último año, aparte del que acumulamos de antes», advierte el secretario general de la sección de CCOO en Iveco (el sindicato mayoritario), Juan Carlos Calvo. Reconoce «precipitada» la toma de medidas de presión a estas alturas de la negociación y aún confía en que la dirección «ponga cordura, sea un poco realista y haga algún movimiento en estos días que evite la huelga», pero no descarta ningún escenario. En cuanto a la previsión de bajar producción, espera «que no sea una triquiñuela» para condicionar la negociación.
El secretario de la sección sindical de CGT en Iveco, Miguel Ortega, mientras, piensa que «la empresa recurre a la estrategia del miedo porque ve lo que se le viene encima» tras haber puesto sobre la mesa una subida salarial que califica con el mismo adjetivo que su homólogo de CCOO, «ridícula». «Una propuesta miserable», añade por su parte Alicia Carrascal (UGT), quien advierte además que «cada vez que toca renovar el convenio la empresa anuncia bajadas de producción que desaparecen después de firmar». El tiempo dirá en cualquier caso si tal recorte se prolonga más allá de mayo, pero antes determinará en qué se traduce la amenaza de huelga.