Un grupo de ingenieros químicos y ambientales del Instituto de Procesos Sostenibles (IPS) de la Universidad de Valladolid (UVa) ha encontrado un nuevo uso a estos los residuos de la cerveza, con alto contenido en carbohidratos y proteínas, que tradicionalmente se desechaban. Han conseguido transformarlos en una energía limpia, mediante procesos de fermentación a partir de microondas y agua.
El grupo de investigación reconocido (GIR) de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos de la UVa ha publicado recientemente en la revista científica Chemical Engineering Journal un estudio que propone la valorización de un desecho, el bagazo de cerveza, para su transformación en combustibles renovables (biobutanol) y prebióticos (arabinoxilanos), que pueden ser empleados para la alimentación.
Esta transformación constituye un ejemplo de economía circular en el que los residuos pasan a ser recursos, un concepto económico en el que se busca la sostenibilidad del medio ambiente a través de la reducción de residuos y la valorización de estos.
La UVa convierte los residuos de cerveza en 'gasolina'En el trabajo de investigación, el equipo científico usa bacterias para transformar los azúcares presentes en los residuos agrícolas como la cebada, en butanol. El proceso comienza con un pretratamiento que consiste en la aplicación de energía de microondas y agua al bagazo de cerveza, el residuo, para modificar su estructura. Las microondas son muy efectivas en esta fase del proceso ya que con ellas se consiguen temperaturas muy elevadas y por tanto, una forma más rápida de calentamiento. Una vez que la estructura del residuo queda modificada, las enzimas se encargan de liberar los azúcares simples necesarios para la fermentación. Así se obtiene el producto final: biobutanol, un biocombustible con características similares a la gasolina.
El biobutanol es un combustible renovable con un contenido energético similar al de la gasolina, que se puede emplear en motores de combustión con apenas modificaciones y mezclar directamente con este hidrocarburo. En este caso, el método empleado para su obtención solo usa como reactivo agua y energía de microondas. “Es un proceso limpio y respetuoso con el medio ambiente en el que se producen otras sustancias naturales de interés como son los arabinoxilanos, con potencial como prebióticos y propiedades antioxidantes y antimicrobianas", explicó la investigadora principal del proyecto Mónica Coca.