«Nadie podía imaginar ni esperar un año 2020 como el que hemos vivido». Estas palabras del director de la planta de Iveco en Valladolid, José Manuel Jaquotot, resumen el sentir general del sector de la automoción, uno de los motores económicos de Valladolid que el año pasado tuvo que conjugar la crisis general del coronavirus con la sectorial, que viene de más atrás y está provocada por un cambio de movilidad y, por ende, de la demanda de los clientes.
Los grandes centros de producción estuvieron varias semanas parados tras la declaración del estado de alarma de marzo y eso se ha acabado notando en la cuenta de resultados y en los niveles de producción del año pasado. Tanto Renault como Iveco y Michelin han registrado importantes descensos, que van desde el 7,4 al 36,4 por ciento respecto a las cifras del año anterior.
La fábrica que se ha llevado la peor parte es la de Motores de Renault, donde se ha pasado de fabricar 1.334.391 en 2019 a 850.000 en 2020, una bajada del 36,4 por ciento. Y ello, pese a que fue la primera de la marca del rombo que retomó la actividad después de detenerla a mediados de marzo. Lo hizo el 17 de abril con la incorporación de 800 trabajadores, un tercio de su plantilla, y para no condicionar la actividad en otras plantas del grupo, puesto que el 60 por ciento de los propulsores de Valladolid van a otras fábricas de Renault. Este nivel de producción en Motores es prácticamente la mitad que el de hace tres años y el más bajo desde 2009.
La fábrica de Carrocería-Montaje no registró una caída tan pronunciada, pero produjo un 18,2 por ciento menos, al pasar de 237.000 a 194.000 vehículos. La planta estuvo parada desde mediados de marzo hasta el 29 de abril, cuando empezó la reincorporación gradual de los trabajadores. En este caso, el de 2020 es el nivel de producción más bajo de los últimos siete años.
Por su parte, la fábrica de Iveco también siguió la misma tendencia, pero el descenso en la fabricación fue mucho más moderado de lo que la empresa preveía en abril. El año pasado se hicieron 20.100 unidades de la Iveco Daily, frente a las 23.133 del año 2019, a lo que hay que añadir 17.500 unidades de cabinas de camión. «Nuestro sector, como casi todos, fue también golpeado y sufrimos, al igual que todas las fábricas de automoción, una parada de actividad sin precedentes, de casi dos meses, con una reducción importante de pedidos», reconoce el director de la fábrica, José Manuel Jaquotot. Pero el directivo se muestra muy satisfecho de cómo se comportó la fábrica cuando se retomó la actividad en mayo. «La colaboración de todos los empleados, de los representantes sindicales y de los proveedores fue excepcional, una vez más la fábrica de Valladolid demostró su profesionalidad y su capacidad de adaptación, esta vez, a los nuevos protocolos creados por la pandemia», añade.
A partir del mes de julio Iveco empezó a recuperar el ritmo de pedidos, lo cual le permitió cancelar en septiembre el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de fuerza mayor y recuperar el ritmo de trabajo previo a la pandemia. Es más, gracias a la recuperación del último tramo del año pasado, Iveco contrató en septiembre a 35 personas, lo que permitió subir el volumen de fabricación en noviembre a 134 vehículos al día, que pasarán a ser 142 en marzo, el ritmo más alto desde el año 2015. También se recuperó el miniturno de noche en la sección de Pintura. En los últimos seis meses se han incorporado unas cien personas a la plantilla, para elevar el número de empleados a 1.021.
Y por eso Jaquotot afronta este 2021 con «moderado» optimismo. «Esperamos superar la producción de 2019, pero con mucha cautela, porque la crisis sanitaria está lejos de haberse acabado y aún desconocemos su impacto a medio plazo en la actividad económica», explica.
Fortaleza de la planta. Una actividad que obliga a ‘competir’ con otras fábricas del Grupos CNH, al que pertenece Iveco, y que recientemente anunció pérdidas de 411 millones el año pasado. No obstante, el director de la fábrica de Valladolid confía en que esto no comprometa las inversiones: «La planta Iveco de Valladolid sigue siendo una apuesta del Grupo CNH Industrial, en diciembre del año pasamos tuvimos una auditoria de WCM, nuestro sistema lean manufacturing de mejora continua, y conseguimos dos puntos más, hasta los 73, convirtiéndonos de nuevo en la planta con mayor puntuación de las 66 que tiene el Grupo CNHInd en el mundo». Eso sí, también deja claro que la relación y el apoyo de las instituciones es «clave» para el futuro, así como las relaciones laborales. «Solo juntos podremos ser competitivos en el escenario global que se dibujará después de la pandemia», concluye el directivo.
Por otro lado, la fábrica de Michelin vivió en 2020 las dos caras de la moneda, con sendas caídas de la producción de neumáticos de turismo y agrícola, pero con un incremento de la fabricación de renovado de camión. Concretamente, elaboró 47.730 toneladas de turismo, un 14,8 por ciento menos que en 2019; y 18.251 toneladas de agrícola, un 7,4 por ciento menos. En cambio, en renovado de camión produjo 8.519 toneladas, un 3,8 por ciento más que un año antes.
Sin embargo, fuentes de la compañía aseguran que la previsión para este año son superar las 57.300 toneladas en turismo, las 25.600 en agrícola y las 8.500 en renovado de camión, lo que supondría incrementos del 20, el 40 y el 16 por ciento, respectivamente, en comparación con lo fabricado en 2020.
La situación que han atravesado las tres grandes marcas instaladas en Valladolid es un calco de lo que ha pasado en otras fábricas de la Comunidad y de España. El sector se ha tenido que enfrentar a esta atípica situación en mitad de un proceso de profundo cambio hacia una movilidad más sostenible, lo que obliga a lanzar nuevos vehículos e implantar novedosos procesos de fabricación. «Después de la hostelería, la automoción fue el sector más afectado en 2020», señala Jordi Carmona, responsable nacional de UGT para este sector, quien apunta al acuerdo de los ERTE como la medida que sirvió para salvaguardar cientos de miles de empleos. Con todo, Carmona asegura que esta crisis ha hecho que se pierdan unos 200.000 puestos de trabajo en España, sobre todo empleos temporales que no se han renovado. Una cifra que incluye auxiliares, concesionarios, talleres y todo tipo de actividad ligada de algún modo u otro a la automoción.