“Interpretaremos para concluir Cármina Burana, una pieza de música clásica que ha gustado mucho a todo el grupo y vamos a tratar de hacerlo lo mejor posible. Muchas gracias por vuestra asistencia”, señala al comienzo de un concierto de fin de curso al aire libre Iris de la Fuente, profesora de trompa y de trombón y coordinadora de ‘In Crescendo’. Este proyecto musical escolar lo puso en marcha el área socioeducativa de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (Oscyl) en 2010 en el colegio Allúe Morer, ubicado en el barrio vallisoletano de Delicias.
La iniciativa, pionera en España en el contexto de la educación pública, surgió para fomentar valores de convivencia armónica e integrar a una población escolar en situación socioeconómica desfavorecida y en riesgo de exclusión. Hoy, casi diez años después, basta con ver las sonrisas de complicidad de los integrantes de la orquesta -hijos de inmigrantes de distinta procedencia y de familias gitanas- para comprobar que su finalidad se ha cumplido con creces.
Los acordes de Cármina Burana -cantata escénica del siglo XX del especialista en enseñanza musical para niños Carl Orff compuesta en Alemania entre 1935 y 1936 con textos medievales- es la excusa perfecta para comprobar los progresos de músicos e integrantes del coro entusiasmados con agradar a un público receptivo compuesto por padres, familiares, alumnos y profesores.
La música que integra sin exclusiones“El curso ha terminado muy bien tras unos inicios complicados con los niños muy revueltos y problemas en el barrio. Al final hemos conseguido que se sientan integrados tocando un instrumento porque sus caras de alegría así lo dicen”, explica Iris a Ical a modo de balance. Pese a ello lamenta que solo un 50 por ciento de las familias se implique en la asistencia de alguno de los ensayos para comprobar los progresos de sus hijos “aunque se insiste erre que erre para que acudan”, matiza.
Al proyecto ‘In Crescendo’ se han ido sumado en cursos sucesivos en Valladolid el colegio Cristóbal Colón, el centro de educación especial Nº1 y el centro de reinserción de menores Zambrana. Desde enero de 2019 se está implantado en más centros públicos de Castilla y León, en concreto con la formación de coros en León (Padre Manjón), Salamanca (Juan del Enzina) y Palencia (Buenos Aires), con el fin de transmitir valores de convivencia, cooperación e integración.
La coordinadora del proyecto en los dos últimos años apunta que el objetivo de la orquesta no se centra en que los alumnos de Primaria que la integran “sean grandes instrumentistas”, si no que a través de la música mejoren aspectos “como su comportamiento en el colegio, el respeto, la responsabilidad, la amistad y también que sientan realizados y sean mejores personas”.
La música que integra sin exclusionesEscuchar y respetar
Ion Luque actúa como profesor de los coros en los colegios Allúe Morer y Cristóbal Colón, así como en los centros de educación especial Nº1 y de reinserción de menores Zambrana. Él dirige, acompañado de una guitarra y de mucha paciencia, las voces de los menores para incorporarlas a su debido tiempo a la orquesta. “Nuestro objetivo es que los escolares se den cuenta que para hacer un coro y un trabajo grupal tienen que escuchar, respetarse entre ellos y que debe haber silencio. Yo llevo solo dos años pero antes había ya un trabajo hecho y los chavales entienden bien qué es un ensayo. Tratamos de darles el clima y el momento adecuado para que puedan aprender”, indica.
Otro de los pilares de ‘In crescendo’ es el jefe de estudios y profesor de música en el Allúe Morer, Miguel Ángel Cabero, que suma cinco años en el proyecto tras estar antes en el Cristóbal Colón. “La idea se inició con pocas horas lectivas de música, pero luego fue creciendo. Ahora tenemos autonomía para poder quitar algunas horas de Matemáticas o Lengua y dedicarlas al trabajo musical de la orquesta, al considerar que se trata de algo muy importante para estos niños”, asevera.
La música que integra sin exclusionesLos frutos del trabajo musical, no obstante, llevan tiempo en salir a la luz tal y como explica el profesor. “A veces es difícil ver los progresos al ser algo subjetivo, pero en el momento en el que los alumnos se ponen en el instrumento en el hombro se produce un cambio total para ellos. Aquí manejan el respeto hacia lo que hace el compañero, el control de la rabia o la frustración cuando algo no sale bien y ese aprendizaje que buscamos les beneficia mucho”, expone.
Los protagonistas
Roland, con 12 años, es uno de los músicos veteranos con cinco años de experiencia. Hijo de dominicano y colombiana, ha pasado por la viola, el clarinete, la flauta travesera y el trombón para instalarse finalmente como trompetista. “No tenía raíces familiares en la música, que me ha servido para conocer otros chicos y chicas de varios países a los que nos une lo mismo. Hay diversidad de razas como la latina, africana, gitana y española y tenemos un buen grupo”, resume.
Gerald, de once años, dominicano de origen y primo de Roland, empezó un poco después en la orquesta ‘In Crescendo’ y desde sus inicios musicales se centró en los ensayos con el trombón. “Pillé rápido el truco de las posiciones y la vara y aprendí a soplar bien. Me encanta la música, no me resulta duro ensayar y lo mejor es poder ofrecer luego un buen concierto”, arguye.
Laura, tiene diez años, cuenta con dos y medio de experiencia musical, toca el violonchelo y representa a uno de los pocos integrantes de la orquesta que procede de una familia vallisoletana de varias generaciones. “Me gusta el ‘chelo’ y me resulta fácil tocarlo. En un mismo día hacemos dos ensayos, uno general y otro particular, y este año hemos podido dar cuatro conciertos. En mi familia nos gustaa la música, ya que tengo dos tíos que tocan la guitarra y mi hermana Tamara y mis primos Eleazar y Naím están también en la orquesta”, señala.
Segunda orquesta
Otra novedad de este año es que con los alumnos que pertenecen a ‘In Crescendo’ desde 2010 y que pasaron al instituto tras terminar la ESO, en concreto al IES Arca Real, y algunos también a FP, se ha formado otra orquesta. El grupo trabaja en el auditorio Miguel Delibes con clases de instrumento por parte de profesores de la Oscyl y ensayo orquestal y todos los miércoles se recoge a los músicos en un autobús en su instituto. “Para estos chicos, que de de alguna forma se ven desplazados de la sociedad, el acudir a ensayar al auditorio más importante de Castilla y León y sentirse parte de aquello les empodera y les da mucho valor”, concreta Miguel Cabero.
La orquesta cuenta en la actualidad con 82 niños de edades comprendidas entre los 7 y 14 años y como profesores encargados de la enseñanza instrumental participan habitualmente unas veinte personas, músicos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y colaboradores contratados dentro del área socioeducativa para cubrir las necesidades de enseñanza de los grupos del proyecto. Los alumnos son fundamentalmente de etnia gitana, aunque también proceden de Marruecos y en menor porcentaje de otros países latinoamericanos, africanos y de Europa del Este.
Algunos de los logros destacables se centran en la reducción del absentismo -especialmente en las jornadas en que tienen lugar las actividades musicales- y el fortalecimiento de los vínculos entre los alumnos independientemente de sus diferencias culturales, junto al incremento de la motivación y la autoestima, lo que se refleja en la autonomía del alumnado y la mejora de su capacidad de autorregulación emocional y del aprendizaje. El aumento de la autoestima se hace extensivo a las familias, quienes valoran muy positivamente la actividad de sus hijos y sienten orgullo por ello.