El panteón del Conde Ansúrez

Jesús Anta
-

Llama la atención que el conde, fallecido hacia 1118, fuera enterrado en Valladolid, ya que según el historiador Amando Represa, el conde y su esposa doña Eylo dejaron dispuesto ser enterrados en el monasterio de San Benito el Real de Sahagún

El panteón del Conde Ansúrez - Foto: Jesús Anta

Los historiadores no discuten la tesis de José Zurita Nieto sobre la autenticidad de que los restos que yacen en el panteón del conde Ansúrez en la Catedral de Valladolid son suyos. Sostiene Zurita, que fue canónigo de la Catedral, que los restos de Ansúrez se acomodaron debajo del coro alto de la Colegiata construida por el conde. Que en la nueva colegiata del XIII sus huesos fueron a parar al crucero, guardados en una caja de piedra.  Que en 1674 se trasladaron a la nueva Catedral. Y que con el tiempo recalaron en la capilla que hay junto al Evangelio (al lado izquierdo según se mira al altar).

Ciertamente llama la atención que el conde fuera enterrado en Valladolid (falleció hacia 1118), aunque bien es cierto que la Colegiata fue mandada construir por él, y que no en vano fue el repoblador de la ciudad (una pequeña aldea cuando el conde recaló en Valladolid allá por la década de 1070). Y llama la atención porque según el historiador Amando Represa, el conde y su esposa doña Eylo dejaron dispuesto ser enterrados en el monasterio de San Benito el Real de Sahagún.

Parece lógica la voluntad del matrimonio de ser enterrados en Sahagún, pues podríamos decir que era la 'capital' de los vastos territorios que controlaban Eylo y Ansúrez. Por eso sorprende que el conde fuera enterrado en su Colegiata de Valladolid, y que en Sahagún, ni en ningún otro lugar, nada se sepa del enterramiento de Eylo.

El panteón del Conde AnsúrezEl panteón del Conde Ansúrez - Foto: Jesús AntaLa composición del sepulcro del conde en la Catedral es una recreación ahistórica, como se puede apreciar en el bulto que realizó el escultor hacia 1585, vistiendo al conde más bien como un patricio romano, o como a un Carlomagno: su armadura y casco nada tienen que ver con las de la época del conde.

El panteón está presidido por una representación del arcángel san Miguel (patrono de la ciudad hasta que en 1746 se le sustituyó por San Pedro Regalado). Es una pintura sobre tabla del último tercio del siglo XVI. Y en ambos lados del enterramiento hay sendas leyendas que resaltan sus supuestas fundaciones que se atribuyen al conde según la tradición –aunque no hay el menor dato que lo corrobore, salvo la de la Iglesia Mayor-. Así, en una de ellas se lee, textualmente: «Hizo la Iglesia Mayor y dotóla largamente/ el Antigua, y la gran puente/ que son obras de valor/ San Nicolás, y otras tales/ que son obras Reales/ según por ellas se prueba/ Dexó el Hospital Esgueva/ con otros dos hospitales...». Además de glosar sus virtudes: «Aquí yace sepultado / un Conde digno de fama, / un varón señalado, / leal, valiente, esforzado, / Don Pedro Ansúrez se llama».

La reja es del siglo XVII, y los escudos ajedrezados se corresponden con el escudo de los Armengoles (María Pérez, hija de los condes, casó con el catalán Armengol V). Resumiendo, el sepulcro que hoy conocemos se acomoda en 1774 según traza de Ventura Pérez.

 El día 3 de febrero de 1979 se hizo una exhumación de los restos del conde. Una amplia representación de la ciudad se congregó en torno a la caja que guarda sus huesos. Entre las personas estaban el catedrático de Historia del Arte Jesús Urrea, el canónigo archivero de la Catedral Vicente Rodríguez Valencia y el historiador Juan José Martín González. Se comprobó que los restos pertenecían a un hombre fallecido en avanzada edad y de gran fortaleza física.

 

¿Y los demás?

¿Y qué conocemos de los enterramientos del resto de las personas que tuvieron especial relevancia en la vida del conde? De la condesa Eylo (en la imagen) ya hemos dicho que no se sabe dónde fue enterrada. Su hijo Alfonso, que tenía que ser el heredero pero que murió muy joven, se le enterró en el Monasterio Real de San Benito, de Sahagún, pero ya no está ahí, aunque el Museo Arqueológico Nacional conserva su lauda sepulcral, con la siguiente leyenda (en lenguaje actual): "En el sexto día de los idus de diciembre de la era de 1131 murió Alfonso, el hijo querido del conde Pedro Ansúrez y de la condesa Eilo". La fecha corresponde a la llamada Era Hispánica, que en la actualidad equivale al día 8 de diciembre de 1093. En el mismo monasterio benedictino de Sahagún fue enterrado Alfonso VI, el rey que envió a Ansúrez a repoblar Valladolid y otras localidades. Alfonso murió en Toledo en junio de 1109 y su cuerpo fue trasladad0 a Sahagún en agosto. En la actualidad los restos reposan en un discreto sepulcro ubicado en el monasterio de las monjas benedictinas de Santa Cruz, en la misma localidad. De la reina Doña Urraca, hija de Alfonso VI que fue educada por Ansúrez y Eylo, sabemos que fue enterrada en el panteón de los Reyes de san Isidoro, en León, aunque en la actualidad no está localizada debido a la remoción de huesos que sufrió San Isidoro.