SAVVD: 18 años de una unidad policial pionera en España

D.V.
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El Servicio de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica de la Policía Local alcanza la mayoría de edad después de haber asistido a más de mil víctimas, de las que siete de cada diez eran mujeres. El SAVVD nació cuando no había ni Ley Integral

Oficina del Servicio de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica (SAVVD) de la Policía Local de Valladolid, situada en la sede de Jefatura, en la avenida de Burgos. - Foto: Jonathan Tajes

El 22 de abril de 2002 abría sus puertas el Servicio de Atención a Víctimas de Violencia Doméstica de la Policía Local de Valladolid. Hoy, con la mayoría de edad cumplida ya por el SAVVD, su historia dice que han atendido un millar de casos, de los que siete de cada diez eran de mujeres, aunque también hay ancianos, menores... incluso medio centenar de hombres. La apuesta fue muy fuerte desde el primer momento, con doce agentes, un oficial y un subinspector al mando, a pesar de que hace dos décadas la legislación en la materia no tenía nada que ver con lo que hay ahora; para empezar ni tan siquiera se hablaba de violencia de género, sino de violencia doméstica. Julia González Calleja es hoy jefa de la Policía Local y hace 18 años, la gran impulsora de una unidad pionera y que surgió como una necesidad descubierta a través del análisis estadístico de las intervenciones policiales sobre este particular: «Nos dimos cuenta de que el año anterior habíamos tenido unas cien intervenciones en la materia, que, sin la legislación actual, eran muy complicadas porque había que ver si convivían o no, qué grado de relación tenían...».

González Calleja recuerda que «no era lo mismo intervenir por un hurto que por un caso de violencia hacia a la mujer» porque «había que tener un profundo conocimiento de todos los recursos que había en el sistema y tener una adecuada formación y especial sensibilidad hacia estas mujeres, porque si en ese momento el trato que se da no es el adecuado, se puede hacer que esa mujer no ingrese en el sistema necesario para su protección».

Especialistas

El SAVVD nace a imagen y semejanza del Equipo de Atestados, compuesto por policías con una formación en el área de policía judicial y especializados en la materia. «Se hizo un proceso de selección de agentes en el que se hacía imprescindible la presencia de mujeres porque la víctima debe contar determinadas cuestiones que, en ocasiones, les cuesta mucho hacerlo ante un hombre, incluso les coartaba hablar con ellos porque mimetizaban la actitud agresiva de su pareja y lo que habían sufrido con él».

Otro aspecto clave era «evitar la doble victimización», por lo que se trató de primar la intervención de agentes de paisano y con vehículos camuflados, de modo «que nadie pueda señalar a una mujer como víctima por ir con un policía».

Una de las primeras gestiones ‘institucionales’ que hicieron fue coordinarse con los equipos de  Servicios Sociales para poder llegar a las posibles víctimas silenciadas por el miedo. «Luego, a medida que se fue trabajando en la materia, nos dimos cuenta de la tremenda dependencia psicológica que las víctimas tenían de sus agresores, por lo que también se empezaron a gestionar convenios con el Colegio de Psicólogos», según recuerda la intendente. «Estos son temas que resultan muy complejos porque estamos hablando de personas que pueden llevar 40 años conviviendo y hay esa dependencia psicológica, familiar, económica... Por eso, en nuestras intervenciones siempre hay asesoramiento de un abogado y, si vemos que necesita un apoyo psicológico, también se persona un psicólogo», detalla el subinspector José Luis Tascón, jefe del SAVVD desde 2014.

En estos 18 años de trabajo de la unidad se han atendido ya 1.188 casos, de los que 849 tenían a una mujer como víctima. También se ha intervenido en 175 asuntos en los que los agredidos eran mayores (ancianos), 99 con menores de edad (niños y jóvenes) y 63, hombres. «La mayoría de las víctimas han sido siempre mujeres, aunque también recibimos denuncias por maltrato en el ámbito doméstico a mayores, menores y, en algunos casos, a hombres que denuncian maltrato en el ámbito familiar», detalla Julia González Calleja, quien destaca el problema que suponen todas esas vivencias para los niños, pues «está demostrado que los menores que crecen en un clima de violencia suelen ser futuros maltratadores o mujeres maltratadas».

«Una sociedad moderna no se puede permitir una lacra como la violencia de género», enfatiza la jefa de la Policía Local. «Esto es un problema educativo, una labor que tenemos que hacer entre todos, con nuestros jóvenes, también con los mayores y  los amigos...», añade.

González Calleja y Tascón tienen en su memoria varios casos que les han marcado durante estos 18 años de lucha contra la violencia de género. Así, recuerdan el de una mujer maltratada durante «años» y que sufría unos «graves problemas psiquiátricos», que ofrecía «relatos incoherentes en sus denuncias y en sus declaraciones judiciales», hasta el punto de que rechazó una orden de alejamiento por «pena». Pero esas idas y venidas mentales que sufría se pudieron sostener ante la justicia gracias a que contaba con una prueba «clave, determinante y totalmente objetiva», como era una grabación con el móvil en la que «él la amenazaba con matarla, llevarla  a un descampado y quemarla en cal», rememora el subinspector Tascón. «No se me olvida cómo la fiscal aseveró en el juicio que ella no había visto en toda su carrera un caso así, tan espeluznante, de una persona ‘normal’ que utilice esas amenazas».

Ese es uno de esos casos en que el agresor fue condenado, pero no entró en prisión. «Se la ha seguido dando protección, pero ya no ha habido problemas», señala el jefe del SAVVD, quien explica que no siempre el hecho de ir a la cárcel es positivo para los agresores, ya que «hay veces que destapas al lobo que hay dentro». «El otro día estuvimos en un juicio por amenazas de un chico que, desde prisión, le había dicho a su ex que la iba a poner una bomba. Es un joven de 20 años que tiene en la cárcel hasta 2040 y que igual ya no le importa lo que pueda pasarle», ejemplifica Tascón.

147 mujeres protegidas

El SAVVD trabaja en coordinación con el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil a través de VioGén, un sistema integral de seguimiento de los casos en los que todos los cuerpos y fuerzas de seguridad se coordinan para proteger a víctimas y llevar a cabo una observación que, en función del grado de riesgo es con mayor o menor frecuencia. En la actualidad, tienen bajo su control a 147 mujeres, pero eso no significa estar con ellas siempre, salvo en los supuestos de mayor riesgo. «Hay veces que la gente se equivoca y se piensa que tener una orden de protección significa que va a haber un policía con la víctima las 24 horas del día, pero eso solo ocurre en aquellos casos en los que la valoración del riesgo que nos da VioGén (mediante una encuesta) es alto o extremo», advierte el jefe del SAVVD, quien apunta que «en el resto de casos solo se efectúa un seguimiento cada semana, cada mes, cada dos meses» y reconoce que, pese a sus virtudes, «VioGén no es infalible porque puede haber un riesgo bajo y que la mate».

«La estadística nos dice que la mayoría de víctimas mortales no había denunciado y es que ese es el problema que tiene este delito, que lo que pasa en cada casa solo lo saben ellos», dice Tascón. «Lo que no se denuncia, no se conoce. Por eso resultan tan importantes las campañas de concienciación que se lanzan periódicamente», añade la intendente.

Valladolid fue de los primeros ayuntamientos en tener teléfonos de protección para las víctimas. Unos móviles que directamente ponen a la víctima en contacto con un centro de atención telefónica y se envía una patrulla al punto en el que esté gracias a un sistema de geolocalización. En la actualidad hay 97 mujeres con un teléfono de protección de la Policía Local, que, en su mayor parte se entregan por parte de los trabajadores sociales, «sin necesidad de que exista una orden de alejamiento», explica el jefe de la unidad.

el problema social. El trabajo coordinado con Servicios Sociales es «clave» para este equipo, ya que hay veces que ni los jueces pueden adoptar decisiones sin contar con los recursos que pueda haber en el sistema. En este sentido, Tascón pone el ejemplo de un matrimonio «bastante mayor» en el que «ella era una mujer con demencia y él un hombre que acababa de sufrir un ictus». «Ella aparece con la cara amoratada, ingresa en el hospital y él termina arrestado. La juez acaba dictando una sentencia para que se garantice el alejamiento en la que se decía que si se daba de alta a la señora, el señor tenía que salir del domicilio, pero ahí se abría la incógnita de quién la cuida. Hubo que hacer gestiones para que ella pudiese ingresar en una residencia y él se quedase en casa, porque ella sola no podía estar tampoco. No siempre la Justicia tiene soluciones para todo, menos en este campo», concluye el subinspector.