La hostelería busca reinventarse ante la llegada del frío y lo que se prevé un otoño y un invierno complicados para el sector. Por eso, trabaja desde hace semanas para mantener las terrazas con la entrada de los meses en los que el mercurio comienza a bajar y los vallisoletanos buscan el amparo del calor de los interiores de los establecimientos. «Los locales por dentro están perfectamente adaptados, pero la gente es reacia a entrar dentro aún», se sincera la presidenta de la Asociación de Hostelería de Valladolid, María José Hernández, sobre lo que viene ocurriendo en los bares, restaurantes, cafeterías y demás establecimientos desde que se levantase el estado de alarma por la pandemia de la covid. Por eso, se reunió hace unos días con la Junta de Castilla y León para solicitar la adaptación de las terrazas a modo invierno, es decir, con posibilidad de cerramientos. Lo hizo en una jornada donde se acordaron medidas como ampliación de los ERTE hasta final de año, ayudas a los alquileres, exoneración de cuotas a los autónomos o prestaciones por cese de actividad. Aunque uno de los puntos en los que se incidió, sobre todo por lo que viene, es en el de las terrazas.
Así, al estilo de ciudades europeas como Bruselas o Praga, los hosteleros de Valladolid estudian cómo pueden adaptar sus actuales terrazas al aire libre al frío, con cerramientos parciales, colocación de estufas... «Hemos pedido que nos dejen poner una estructuras (no cerramientos, porque hay zonas donde no se puede) con estufas», ratifica Hernández sobre esa reunión con el vicepresidente del Gobierno Regional.
Actualmente, en Valladolid hay unas 1.500 licencias de terraza y desde la asociación se calcula que un 80 por ciento de las mismas podría adecuarse a esos cerramientos que, aseguran, no deberían ser totales si no parciales, buscando que el desembolso económico no fuese muy grande.
Precisamente ese desembolso es uno de los puntos de fricción de los dueños de los establecimientos hosteleros, ya que algunos ya han hecho cálculos de lo que supondría cerrar su terraza, elevándose los mismos a los 50.000 euros, una cantidad desorbitada y sin asegurarse su retorno por la incertidumbre de la pandemia. «Queremos que haya una ayuda económica, porque el sector está en un hilo. Que nos ayuden, con unos fondos», añade la presidenta de los hosteleros.
El siguiente paso fue hablar con el Ayuntamiento, que a principios de año trabajaba para, justamente, limitar esos cierres de las terrazas. Ya han trasladado sus intenciones al concejal de Movilidad y Espacio Público, Luis Vélez, y ahora la Asociación esté esperando a tener una reunión con el técnico municipal encargado de las terrazas para «ver cómo se puede hacer». No hay fecha pero se espera se pueda agilizar la próxima semana. «La ordenanza contempla que, al pagar la tasa anual, puedes mantenerla en invierno. Y queremos que, de manera excepcional, se puedan cerrar por el covid», añade María José Hernández desde una Asociación que se ha fijado en ciudades europeas para tratar de ‘salvar’ el invierno tras un duro verano y una inexistente primavera en la hostelería.