Un simple gesto con el dedo índice en alto y un leve movimiento circular, similar al del giro de las hélices de un helicóptero, pone en marcha a la recién creada Usecic, la nueva Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de la Guardia Civil de Valladolid. El mando les ha encomendado el desarrollo de controles antiterroristas, así como de varios puntos de verificación en prevención de la delincuencia, por lo que se equipan con armas largas y chalecos antibalas, y con el material de tráfico necesario para efectuar los cortes de carreteras en el entorno de los municipios más poblados, en autovías, junto a los centros comerciales... «donde haga falta», porque «aquí (en sus vehículos) se lleva de todo», «por lo que pueda pasar», explican entre varios, mientras se pertrechan para el servicio junto a los todoterreno, en uno de los aparcamientos de la sede de la Comandancia, en la avenida de Soria.
En este turno serán ocho los agentes que integren este servicio, aunque esta unidad de élite se ha conformado con 17 (16 guardias y un cabo al mando) en comisión de servicios. Seguirán así mientras la Dirección General de la Guardia Civil pueda convocar el Catálogo de Vacantes, después de que los tribunales le tumbaran el anterior. Cuando esté el nuevo Reglamento de Destinos de la Guardia Civil, la Usecic de Valladolid constará de 18 agentes: un sargento al mando, un cabo y 16 guardias. Mientras tanto, y después de que Interior autorizase la constitución de la Unidad de Seguridad Ciudadana, se ha puesto en marcha con un equipo provisional, pero formado «por gente muy especializada», tal como explica a este periódico el comandante Roberto Ferrero, jefe del Área de Personal de la Guardia Civil en la provincia.
El Día de Valladolid acompaña en esta ocasión a los agentes de la Usecic. El dedo del guardia civil al mando del turno echa a volar en cuanto se completa la equipación de los vehículos y los agentes. Al unísono, los ocho, subdivididos en parejas, se suben a las patrullas y salen en fila india rumbo a una de las salidas de la carretera VA-30, la de la localidad de Arroyo.
EN ARROYO
Este municipio es uno de los más sensibles desde el punto de vista de la seguridad; por su tamaño (1.172 hectáreas), sus habitantes (ya hay más de 20.000), su distribución en varios núcleos (La Flecha, La Vega, Sotoverde, Arroyo...) y su cercanía tanto a esa Ronda Exterior como a la autovía A-62. «Hacer un control en Arroyo con la Usecic, que es una unidad grande, nos permite cerrar zonas, un núcleo entero como La Vega, por ejemplo, situando dos controles a la vez, con lo que si hubiera algún delincuente por allí, pasará por nuestros puntos de verificación», destaca el comandante Ferrero. La Usecic elige en esta ocasión la vía de salida de la VA-30, con un gran desnivel que hace imposible que se les detecte desde la carretera. «Otra cosa es el Social Drive (una app que alimentan los propios conductores para alertar de la ubicación de los controles), ahí no tardaremos en aparecer, por lo que para que esto sea efectivo, hay que mover mucho los controles, no estar en el mismo punto más de 15 o 30 minutos», tal como detalla el mando del turno.
Un día de patrulla con la USECIC de la Guardia Civil - Foto: Jonathan TajesLos ocho guardias se coordinan con la mirada, con los gestos, con la experiencia... el control se monta en cuestión de un par de minutos. En el briefing previo al inicio del servicio, ya se ha establecido cuál será el cometido de la unidad en esa jornada y el de que cada agente dentro del servicio.
DROGAS, ARMAS, FUGADOS...
«En un control buscamos de todo. Si llevan drogas, si llevan armas, si tienen alguna requisitoria judicial pendiente, si el coche es robado... y, claro, ya vemos si tienen todos los papeles en regla y otros aspectos que serían más propios de Tráfico, pero que se mira... hasta llevamos etilómetro por si estimamos que es un conductor que puede ir ebrio», enumeran. El orden dentro de esos controles es fundamental. Dos se encargan de filtrar los vehículos que pueden ser sospechosos, otros dos están pendientes de posibles fugas (para lo que dejan en marcha los motores de un par de vehículos) y se encargan de pasar por la radio los datos que hay que verificar, y el resto registra a los ciudadanos y sus coches. «Nunca te puedes fiar y no se sabe nunca lo que puede llevar alguien en un bolsillo o dentro de la guantera. Hay que mirar bien y no fiarse».
No exageran. En el siguiente control del día, montado cerca de un centro comercial, pararán a un taxi para someter a verificación al cliente y descubrir que iba a trabajar con mucha prisa... y con un trocito de hachís en el bolsillo. «Como se trata de una cantidad pequeña, lo que se hace es levantar un acta por infracción administrativa, que se suele sancionar con una multa de 300 euros», detallan los agentes de la Usecic. «Cuando se trata de un control antiterrorista no te puedes fiar de que una persona viaje en un taxi o en un autobús, por eso hay veces que también los paramos y subimos a echar un vistazo para ver si alguien nos da mala espina. Aquí funciona bastante la intuición, que se va ganando con la experiencia. Y no solemos fallar...», apostilla.
Un día de patrulla con la USECIC de la Guardia Civil - Foto: Jonathan TajesPero donde dicen que el trabajo de esta unidad de élite más se va a notar es en las fiestas de los pueblos. «Ya han estado en La Cistérniga y, casualidad o no, lo cierto es que, estando allí la Usecic, no hubo ni un incidente», apuntan. «Estarán fijo en los pueblos que más gente mueven, en las fiestas de Viana de Cega, de Matapozuelos, de Peñafiel, de Tordesillas...», avanza Ferrero, quien explica que son situaciones «con grandes aglomeraciones de personas» y en las que una unidad de este tipo «ofrece posibilidades enormes», porque son «16 agentes trabajando juntos, coordinados, ya que forman parte de una misma unidad...».
EN LAS FIESTAS DE VERANO
«Su presencia en las fiestas nos permite mejorar el trabajo desde el punto de vista de la prevención, en el campo del tráfico de drogas que se produce a veces en las fiestas, de portar armas que ocurre también en muchas ocasiones, de robos en casas aprovechando que no se está a ciertas horas en la vivienda...; y también mejoramos la capacidad de respuesta en caso de que surja cualquier altercado, pues permite una reacción mejor», argumenta el comandante Ferrero. Precisamente, uno de los motivos que llevó a la Guardia Civil de Valladolid a poner en marcha la Usecic con un grupo de agentes en comisión de servicio fue la cercanía de las numerosas fiestas de verano de los pueblos, donde el papel de un grupo así, «con capacidad de prevención y respuesta», puede ser clave.
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Aunque esas dos palabras bastan para resumir las misiones básicas que se le han encomendado a la Usecic, lo cierto es que es algo más complejo, tal como detallan desde la Comandancia de Valladolid, que recuerdan que pueden ejercer de «antidisturbios», encargarse de «una entrada en un domicilio en el que haya atrincherado un delincuente» o hasta de las «alertas NRBQ(las nucleares, radiológicas, biológicas y químicas). Así, entre sus misiones se encuetra el apoyo a las unidades territoriales de la Comandancia, en la prevención, mantenimiento y restablecimiento de la seguridad ciudadana; arresto de delincuentes requisitoriados; elaboración de las primeras diligencias; control de las zonas conflictivas por tráfico o por consumo de drogas; vigilancia de zonas con mayor concentración de población extranjera, en evitación de actos xenófobos o racistas; llevar a cabo operaciones especiales, ante problemáticas puntuales; y formar la unidad de defensa NRBQ.