"El pensamiento al madurar es igual que el sol cuando amanece". Este verso del poeta chino Lu Ji da título a la exposición de Soledad Sevilla (Valencia, 1946) en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, una institución en cuya colección figuran trabajos notables de las etapas más relevantes en la carrera de la artista.
Esta exposición está compuesta por dos grandes trabajos realizados recientemente: 'Los días con Pessoa', 2021, que puede verse en la Sala 9, y 'De la luz del sol y de la luna', un proyecto específico realizado para la Capilla del museo.
Así, por un lado, 'Los días con Pessoa', está formado por pequeños cuadros alineados en series, en los que densos juegos de líneas dan cuerpo a diferentes patrones geométricos, inspirados en parte por los esquemas ornamentales de la arquitectura portuguesa. Un denominador común recorre todas estas series: todas avanzan hacia la claridad, pues proyectan una luminosidad creciente en su lectura horizontal.
En la capilla del museo, una obra específica remite a las piezas tridimensionales que ha realizado la artista desde mediados de los 80. El ritmo riguroso de los finos hilos de algodón evoca el trabajo de líneas sobre plano de la Sala 9 y se torna también aquí en espacio poético, ahora tridimensional, al entrar en contacto con la arquitectura y, a la vez, con la caída de la luz, muy variable en función del momento del día.
Dos cuadros realizados a finales de los años setenta pueden verse en uno de los grandes muros de la planta baja. Son obras muy próximas a las que pertenecen a la colección del museo. En ellas convergen nuevamente el desarrollo de la trama, que se expande tan levemente por la superficie que en ocasiones deviene imperceptible, y una tibia atmósfera cromática.
Esta secuencia de cuadros tempranos se deslizará, desde el mes de marzo, en la exposición Pintura: renovación permanente, una gran antológica de pintura española que ocupará las plantas superiores.
En el gran muro del que cuelgan las obras, una intervención del artista Carlos Maciá recoge lo ecos de dos de sus referentes más nítidos, Soledad Sevilla y Sol LeWitt, ambos pioneros de la instalación en España y en Estados Unidos, respectivamente.