La crítica -
Por Juana Samanes
Desde que se anunció una secuela de Joker (2019), que tuvo un impresionante éxito de taquilla y en los Oscar, su director Todd Phillips ya anunció que sería musical, Pues bien ya está en las salas y ya tenemos algo claro: si su antecesora navegaba entre el drama y el terror, este film apuesta por una historia de amor.
La acción arranca en donde nos dejó la primera, en la prisión psiquiátrico de Arkham donde está encerrado Arthur Peck (Joker) y en cuyos pasillos conoce a Harley Queen. Mientras ésta experimenta un flechazo por él, percibiendo que pueden ser almas gemelas, en el caso de Arthur lo vemos luchando con su doble identidad al mismo tiempo que entiende que puede ser su amor verdadero y encuentra, al lado de ella, el papel importante que la música ha tenido siempre para él.
Siendo visualmente una película atractiva; oscura y sórdida en las escenas que se desarrollan en Arkham y muy colorista en las secuencias musicales (que se desarrollan a lo largo de todo el metraje), los admiradores de la primera entrega observarán que hay un cambio sustancial: si en la original Joker era un psicópata de libro que disfrutaba con sus acciones violentas, en esta entrega el arrepentimiento flota cuando es Arthur Peck y no Joker. Algo más controvertido es que en el fondo de ambos largometrajes se justifique veladamente su violento comportamiento por haber tenido una infancia marcada por abusos y donde nadie le dió amor, de ahí que quede totalmente apabullado cuando aparece Harley, que se lo ofrece.
Igualmente, y como ocurría en la cinta original, deslumbra la impecable interpretación de Joaquin Phoenix que, dado que hablamos de un musical, canta a dúo con Lady Gaga pero también se marca "solos" muy emotivos, especialmente memorable es cuando canta la preciosa canción "Ne me quitte pas"(No me abandones). En cuanto a Lady Gaga, todo un reclamo para sus millones de fans en todo el mundo, como ocurrió con Ha nacido una estrella, vuelve a exhibir unas dotes interpretativas más que correctas encarnando a una mujer de mente complicada. Además, la cantante y compositora también fue la consultora musical, a este respecto la selección de las canciones que se escuchan en la película es fantástica y sus letras están bien encajadas en el relato. Que tengan papeles secundarios dos pesos pesados de la actuación como son Brendan Gleeson y Catherine Kleener, resulta todo un lujo.
La segunda parte del título Joker. Folie à deux (locura de dos) hace alusión, según los expertos, a un trastorno psicótico compartido, también conocido como "trastorno delirante compartido". Es pertinente esta aclaración porque este film es tan extraño en su planteamiento y desarrollo que deja al espectador un poco "despistado" de a qué juega, de ahí que se preste a valoraciones de todo tipo.