Hubo un tiempo en el que la cría de palomas en Tierra de Campos era una actividad económica habitual, con la que las familias completaban sus ingresos. Los palomares estaban llenos de vida. Pero poco a poco, durante las últimas décadas, las familias fueron abandonando este trabajo por su éxodo a las grandes ciudades y, debido al deterioro de estos característicos edificios, las palomas dejaron de hacer sus nidos en su interior.
Ahora, la Fundación Rehabitar se ha propuesto el objetivo de restablecer este patrimonio tan característico de la zona norte de la provincia para recuperar la cría del pichón bravío. Ya han conseguido que una veintena de propietarios de palomares les hayan cedido el edificio para encargarse de su mejora y conservación. Ya comenzaron los trabajos en un palomar de Cuenca de Campos, donde han instalado su sede, y mejorarán este año otros diez para conseguir que las palomas vuelvan a anidar y criar en su interior.
No es una tarea fácil y económicamente factible para la fundación. Por ello, han puesto en marcha el proyecto ‘Apadrina un palomar’, con el que pretenden conseguir que restaurantes de dentro y fuera de Castilla y León pongan su nombre a estos criaderos como reclamo turístico, y además incluyan en sus cartas al menos un plato cuyo elemento principal sea el pichón bravío. Lo que pretenden conseguir a través de esta iniciativa es cerrar el círculo, tanto patrimonial como económico. Consideran que conseguirán tener los recursos necesarios para rehabilitar los palomares, lograr que las palomas vuelvan a habitarlos y obtener a través de la venta a establecimientos hosteleros los recursos suficientes para afrontar nuevas reformas necesarias en los palomares. Un proyecto de economía circular? que, a su vez, sirva para mantener viva una de las costumbres más arraigadas de Tierra de Campos.
La directora técnica de la Fundación es Izaskun Villena. «Pretendemos colaborar con la comarca para llenarla de vida de nuevo». Afirma que en estos momentos hay 20 palomares cedidos por sus propietarios para intentar ponerlos de nuevos en funcionamiento. «Durante los primeros años hacemos las labores básicas de limpieza y mantenimiento, especialmente en el interior y después si no llegan las palomas se incorporan para que lo habiten y los palomares cobren vida».
Una vez que las palomas comienzan a criar en el interior, la Fundación pretende poner en marcha una pequeña industria agroalimentaria. Por eso, ha contactado con establecimiento hosteleros para que pongan su nombre a cada uno de los palomares donde intervienen y, posteriormente, compren los pichones que se críen en los edificios rehabilitados. «Queremos colocar de nuevo el pichón como producto agroalimentario de referencia».
La Fundación pretende a través de los palomares atraer nuevos turistas que lleguen por la gastronomía. Es decir, los palomares tendrán un nombre propio de un restaurante y los carteles se colocarán este año. «Los visitantes que vengan a ver el palomar sabrán que está apadrinado por un restaurante de referencia. Estamos seguros que eso atraerá un mayor número de turistas». Los restaurantes no hacen ningún tipo de aportación económica en el apadrinamiento, pero sí se comprometen a la compra de los pichones de su palomar.
Esta iniciativa busca retrotraerse en el tiempo. Convertir Tierra de Campos en una zona activa económicamente. «La mayor parte de los palomares actualmente están vacíos y las palomas, sin que sepamos muy bien cómo han desaparecido. La primera de las tareas es suministrar el alimento de agua y cereal durante varios meses para que las palomas se acostumbren a sus nuevas casas».
La labor principal es cerrar estos edificios y dejar solo las entradas para las palomas. En este año, está previsto que se realicen actuaciones en diez palomares de Tierra de Campos en municipios como Medina de Rioseco, Tordehumos, Gatón de Campos, Tiedra, Mayorga y Urones de Castroponce, entre otros.
Evidentemente, las familias que ceden sus palomares también se quedarán con una parte de la producción de sus palomares una vez que estén activos. «Es un proyecto a
largo plazo. Tenemos un matadero de pichones y estamos haciendo inversiones». Este año se determinará qué restaurantes apadrinan a cada palomar.
Marcos Pérez es el encargado de la rehabilitación de los palomares. Los hay de muy diferente tipología y tamaños. Cuadrados, circulares, de una o dos plantas, con patio interior, construidos con distintos materiales..., son muchas las variedades levantadas en Tierra de Campos, aunque la mayor parte de las rehabilitaciones con similares. Las goteras y los problemas en los tejados, así como los desconchones en las paredes interiores que afectan a los nidales. «Actualmente estamos inmersos en dos. La mayor parte de la obra se basa en la sustitución de la madera podrida del tejado, por la lluvia y la retirada de barro». Son conscientes de que no será fácil la atracción de las palomas. «Ahora se han ido tal vez a núcleos urbanos, donde tienen la comida más accesible».
El año pasado ya se rehabilitó un palomar en Cuenca de Campos, donde la Fundación ha ubicado su sede y durante los próximos meses llegará el momento de atraer de nuevo a las palomas. Un proyecto que pretende generar riqueza, recuperar el patrimonio y, a la vez, recuperar una tradición que situó Tierra de Campos como un referente gastronómico con un plato único, el pichón bravío.