La plantilla del Valladolid Tierno Galván certificó el momento dulce que atraviesa. Una victoria en el encuentro aplazado de la segunda jornada frente al Lugo Sala sitúa a los de Garci al frente de la clasificación de su grupo de la División de Honor Juvenil como líder en solitario.
El encuentro frente a la escuadra gallega no fue todo lo cómodo que a priori indica la contundente diferencia (2-7). El conjunto local salió fiero y con el claro objetivo de dominar a las primeras de cambio. De hecho, un lanzamiento de los gallegos al palo a los veinte segundos de juego no fue la mejor de las noticias en un espeso inicio en el que la elaboración dejaba mucho que desear. Se notaba la falta de chispa y creación en la escuadra de Garci y el empuje de un bando rival pegado como una lapa, enchufado y mejor posicionado en cancha, que a los diez minutos de juego, aprovechó una falta directa para llevar la incertidumbre al banquillo vallisoletano (1-0).
Un tiro de Vara al larguero al minuto siguiente marcó el cambio de dinámica de los vallisoletanos. Las ideas empezaron a florecer, el atasco en la circulación del balón pasó a un segundo plano y de lo aturullado de los primeros compases se dio pasó al orden y equilibrio deseado. Un revoltijo en el área gallega con Pablito a la caza de un balón sin dueño desembocó en el envenenado empellón que un último defensor no acertó a poner fuera de peligro y terminó de introducir en propia portería (1-1).
El conjunto gallego acusaba el esfuerzo realizado en la recta inicial de partido y en un robo de balón en media cancha llegaba el segundo zarpazo en el luminoso. Armand, en ajustada definición al contragolpe, aprovechó a las mil maravillas el balón puesto en bandeja por Mario (1-2). Un estirón de los gallegos en los compases finales trajo de nuevo el recelo y dejó a medias tintas el resurgir de un equipo vallisoletano que no terminaba de finiquitar la batalla y dejaba los deberes para los segundos veinte minutos de juego (2-2).
La salida de los Garci en la segunda parte tuvo otro cariz. Desde los primeros compases imprimió el ritmo preciso y adecuado. Las ocasiones de gol se sucedían y era cuestión de tiempo que el castillo de naipes cayera por su propio peso. Armand sacaba la fortaleza en jugada individual para hacer añicos la telaraña defensiva de un bando rival que no encontró la manera de frenar la internada del pivot vallisoletano (2-3). En esta ocasión la nave de Garci no permitió sorpresas en el marcador y tiró de martillo demoledor. Un seco y duro lanzamiento de Armand se le escurrió de entre las manos al guardameta y fue el chispazo perfecto para meter holgura en el luminoso del pabellón lucense (2-4).
El cuadro gallego buscó en los seis últimos minutos de partido y con portero jugador el antídoto para revertir la cruda situación. El poderío fue el arma utilizado por los vallisoletanos para frenar las tímidas embestidas de un rival que tuvo la recompensa de no sufrir mayor descalabro gracias a un gol fantasma concedido en primera instancia por el colegiado y que tras una controvertida vuelta de rosca en la decisión no llegó a subir al marcador.
El abordaje de la escuadra de Garci estaba de caer y la lógica hizo el resto en los cuatro últimos minutos de partido. Pablito definía con finura la asistencia de Armand, Rubi de orientado proyectil desde su propia portería hacía subir el sexto al marcador y ya como gesto final del vendaval vallisoletano, Vara sacó la astucia en jugada personal para anotar el tanto que redondeada la merecida y holgada victoria (2-7).
La plantilla de Garci pasa a liderar la clasificación en solitario a la conclusión de la primera vuelta del calendario y tiene a vista de pájaro el pase matemático a la ronda eliminatoria de la Copa de España Juvenil.