Las casi doce hectáreas que ocupan los antiguos Cuarteles de Artillería y Conde Ansúrez, situados entre el paseo de Farnesio y el paseo del Arco de Ladrillo, comenzarán a urbanizarse en los próximos meses. En este antiguo enclave militar está previsto levantar 839 viviendas, de las que 164 serán protegidas. Hasta aquí todo normal, salvo que para llegar a la aprobación, esta misma semana, del proyecto de urbanización han pasado casi dos décadas.
Los problemas se han sucedido para los distintos gobiernos municipales en el desarrollo de esta zona (APE 59) por varias sentencias judiciales (por superar la edificabilidad primero y luego por cambios de uso de parcelas y contenciosos de propietarios). Un aspecto en el que incidió el concejal de Planeamiento Urbanístico, Manuel Saravia, que recuerda que ha sido necesario solucionar los «problemas jurídicos que ha tenido» desde que se comenzó a planificar, hace ya «20 años».
Finalmente el proyecto de actuación, que se aprobó previamente al de urbanización, contempla un presupuesto para la urbanización de los terrenosde 7.244.970 millones de euros, que con los gastos de gestión subirá hasta los 9.671.669. «Se trata de un gran espacio urbano actualmente sin uso en el que, mediante la gestión urbanística aprobada, se posibilitará tanto la rehabilitación y reconversión de algunos de los edificios catalogados, como la construcción de nuevos edificios residenciales y de uso terciario, que sin duda contribuirán al desarrollo y dinamismo de esta zona de nueva centralidad en el ámbito de integración ferroviaria», recalcan los propietarios.
La peculiaridad de este nueva zona residencial, entre Las Delicias y la Ciudad de la Comunicación, es el importante patrimonio inmobiliario protegido con el que cuenta, con un grado de protección 3 en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Esto conlleva la protección estructural del edificio en su organización interior, e integral en su configuración exterior. Se suele aplicar a los edificios que, con grandes valores históricos o arquitectónicos en su aspecto exterior, poseen una distribución funcional adecuada para su uso originario, o fácilmente adaptable a los nuevos usos autorizados.
En este caso hay un grupo de edificaciones vinculadas a las actividades militares, que incluyen los tres acuartelamientos construidos entre finales del siglo XIX y mediados del XX, Conde Ansúrez, Farnesio y San Quintín. En la memoria del proyecto se destaca que el estilo arquitectónico del cuartel de Farnesio, con un proyecto original de 1949, «sigue las tendencias modernas e incluye motivos barrocos típicos de la tradición castellana».
Por su parte, el anteproyecto del Conde Ansúrez data de 1892 y le dota de diversas edificaciones organizadas alrededor de una gran plaza central. «Existe un cuerpo principal de dos plantas y ático, cuatro pabellones laterales iguales y de dos pisos cada uno y, además, otras instalaciones como picadero, capilla, comedor, etc...», se detalla.
En el proyecto de actuación se incide en las edificaciones «catalogadas», que se mantendrán en la nueva urbanización, aunque con distintos usos. Así, se detalla que cuatro de ellos tendrán uso residencial protegido y terciario, mientras que siete de los edificios protegidos se mantienen en la nueva ordenación, con el uso de equipamiento público. Además, otros seis pasan a tener un uso terciario. También el edificio de mando, que está catalogado con protección P3 estructural, tendrá un uso terciario.
más viario. En el proyecto también se incluye un tramo de la calle General Shelly, la raqueta situada en el Paseo del Arco de Ladrillo y que en la actualidad no tiene uso rodado, y dos franjas de una cuña calificada como espacio libre público por el PGOU, anexo a la propia calle General Shelly, y que pasan a calificarse como viario público.