El Real Valladolid vuelve a Segunda División solo tres temporadas después del inesperado ascenso de 2018. El Pucela regresa a la Liga SmartBank tras una campaña marcada por los malos resultados, la baja puntuación y una endeblez defensiva desconocida en las filas blanquivioleta.
La caída a la División de Plata se ha producido de la mano del mismo entrenador con el que se logró el ascenso, Sergio González, al que el club decidió mantener pese a la mala dinámica de resultados. Lo había hecho la temporada pasada y le había salido bien. Pero en ésta no ha sido posible.
El técnico catalán no ha encontrado la fórmula para revertir la marcha de un Pucela que solo ha sido capaz de sumar cinco victorias, tres en Zorrilla (Athletic, Osasuna y Getafe) y dos lejos de casa (Granada y Getafe), dos de ellas en todo 2021, solo una en la segunda vuelta. Y pese a ello llegó con alguna mínima opción de permanencia a la última jornada.
Real Valladolid - Atlético de Madrid. - Foto: LaLigaEl curso ya no arrancó bien, con tres empates y cinco derrotas en las ocho primeras jornadas. El Real Valladolid se había movido mucho en el mercado de verano, había pagado cláusulas de rescisión y, a priori, contaba con más calidad en sus filas, con los Orellana o Roque Mesa como principales refuerzos, más las apuestas por Weissman, El Yamiq o Janko.
En la novena jornada logró la primera victoria del curso. Ante el Athletic, en una especie de final para Sergio, al que ya se le cuestionaba. Un segundo triunfo, ante el Granada, y otro ante Osasuna tres encuentros después invitaba a pensar en que se estaba en la buena marcha, pero el Real Valladolid no terminaba de ser regular ni fiable, encajando en todos los partidos hasta su visita a Carranza en diciembre (0-0 ante el Cádiz).
Lesiones, de larga duración como las de Kiko Olivas, Raúl Carnero o Marcos Andrés; la covid, con casi una decena de jugadores afectados; y la imposibilidad de repetir zagueros ha marcado la temporada, que no mejoró con la entrada de 2021, pese al triunfo en el primer partido del año, en Getafe.
Desde entonces, diez empates y una sola victoria más, de nuevo ante los azulones de Bordalás. Insuficiente para llegar al final fuera del descenso. Los empates, en el añadido, del Celta y el Sevilla acabaron por 'matar' a un equipo que había tocado fondo tras perder con Huesca y Alavés -tras este encuentro hubo reunión en el vestuario-.
Y el final... el final ha sido el reflejo del año, con un equipo sin alma, sin personalidad, sin jugadores que dieran un paso al frente ni entrenador que lograse variar el rumbo. Ronaldo apostó por mantener a Sergio. Y esta vez no le ha servido.