Los muertos en el trabajo no paran de crecer en Castilla y León y a las causas tradicionales ya se suma por primera vez en junio también la covid-19, con dos fallecidos en las estadísticas laborales del Gobierno regional.
El informe de siniestralidad de la primera mitad del ejercicio, que elabora la Consejería de Empleo e Industria, al que tuvo acceso Ical, pone de relieve que pese al paréntesis económico provocado por la pandemia y la declaración del estado de alarma, la cifra de fallecidos en su puestos de trabajo siguió en ascenso en la Comunidad.
El dato global apunta a 31 personas muertas cuando intentaban ganarse el pan, lo que supone once más que en el mismo periodo del año anterior, con una subida porcentual del 55 por ciento.
El informe de la Junta precisa que de los 31 fallecidos en accidente laboral, nueve perecieron por siniestros no traumáticos y dos como consecuencia de la covid-19. Asimismo, otros siete sufrieron caídas desde altura; seis atrapamientos; uno ahogamiento; otro aplastamiento; uno más un atropello y otro un golpe en la cabeza; junto a tres que tuvieron accidentes de tráfico (uno de ellos figura en la descripción de la lesión como no traumático).
La Junta reconoce esos dos fallecidos en junio, cuando se produjeron ocho accidentes mortales en total, seis más que en el mismo mes de 2019, con un crecimiento del 300 por ciento.
Los fallecidos entre enero y junio se concentraron en Valladolid, con siete, seis más que un año antes, seguida por Burgos y León, con seis en cada uno, la primera con un trabajador menos fallecido que el año pasado y la segunda en las mismas cifras. Asimismo, en Salamanca murieron cuatro; en Palencia, tres, y en Soria, dos, cuando un año antes no se contabilizó ninguno en estos territorios. Además, en Segovia perecieron otros dos y en Zamora. En Ávila no hubo que lamentar fallecidos, cuando un año antes murieron cuatro trabajadores.
Bajan los graves.
No todos los datos estadísticos sobre siniestralidad son negativos, porque las cifras de accidentes graves y el número global de siniestros, que sobre todo son leves, descienden en los meses de estudio. En concreto, los siniestros de gravedad sumaron entre enero y junio, 91, con 16 menos que en 2019 y una merma de casi el 15 por ciento.
En cuanto a los accidentes leves, sumaron 10.138, lo que supone una bajada del 21,2%, con 2.725 menos que un año atrás. Así, la cifra global de siniestros laborales con baja se situó en Castilla y León, en el primer semestre del año en los 10.260, con una bajada del 21 por ciento, y 2.730 accidentes menos.
In itinere y enfermedades.
Los accidentes de camino al tajo sumaron 930, lo que supone un descenso del 25,4 por ciento en relación a 2019. La cifra es positiva en los leves, con 918 siniestros y un descenso del 25,5 por ciento; y los graves, con nueve, y una merma del 35,7 por ciento. Sin embargo, los mortales sumaron tres, dos más que el año anterior.
Por último, en relación a las enfermedades profesionales declaradas, el documento de la Junta pone de relieve que en el primer semestre se reconocieron 207 casos, lo que representa un retroceso del 29,3 por ciento y el reconocimiento a 86 trabajadores menos que en los seis meses de 2019.