El arquitecto vallisoletano Pablo Puente Aparicio, persona “clave” en el montaje de la exposición de Las Edades del Hombre en sus diez primeras ediciones, ha fallecido este sábdo de coronavirus, de cuya enfermedad se encontraba ingresado en la UCI del Hospital Río Hortega de Valladolid desde el 16 de marzo.
Arquitecto, profesor no numerario de la Universidad de Valladolid, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, presidente de la delegación de Valladolid del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (1986-88), vocal de la Comisión gestora para la formación del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León y miembro de los comités asesores de exposiciones conmemorativas figura en su perfil profesional.
Su amigo y profesor Celso Almuiña explicó a Ical que Puente Aparicio fue una “figura clave” en el montaje de la primera exposición de Las Edades del Hombre, que se inauguró en Valladolid en 1988 y en la que colaboró con el sacerdote José Velicia y José Jiménez Lozano. Después de “manera totalmente desinteresada” participó en el montaje de otras nueve ediciones, precisó Almuiña.
Los montajes de las exposiciones de riqueza del patrimonio de la iglesia del arquitecto vallisoletano crearon “escuela”, afirmó su amigo, quien le definió como “una persona muy inteligente, trabajador, desprendido, con una fina ironía y tímido, que le hacía parecer distante, pero era entrañable”.
Desde 1987, fue autor, coordinador y director de los montajes de las nueve fases de Las Edades del Hombre que tuvieron lugar en las catedrales de Valladolid (1988), Burgos (1990), León (1991), Salamanca (1993), Amberes (1995), El Burgo de Osma (1997), Palencia (1999), Astorga (2000) y Zamora (2001).
Participó como miembro de los comités asesores de las exposiciones conmemorativas del V Centenario del Tratado de Tordesillas: “Tordesillas 1494” y “El arte en la época del Tratado de Tordesillas”. Valladolid (1993-94). En la exposición “Huellas”, en Murcia (2002). Fue miembro del jurado del Premio Castilla y León en la modalidad de Restauración y Conservación del Patrimonio (2006) y del jurado del Premio Castilla y León en la modalidad de Artes (1988).
También tiene una importante labor investigadora y de publicaciones, pues era un “hombre muy inquieto”, según Almuiña. También colaboró en el montaje interior del pabellón del Vaticano en la Exposición Universal de Sevilla de 2002 por la que recibió una “alta condecoración” del nuncio del Papa en España.