El 40% de universitarios trabaja en CyL cinco años después

SPC
-

La autonomía registró tras Extremadura el segundo saldo migratorio interior más negativo de veinteañeros de todo el país, de acuerdo con un informe de la Fundación CYD

El 40% de universitarios trabaja en CyL cinco años después

Solo el 39,8 por ciento de los jóvenes que se titularon en un grado en las universidades de Castilla y León durante el curso 2013-2014 seguía trabajando en la Comunidad donde se formaron un lustro después de licenciarse. Se trata del peor dato de toda España tras el de La Rioja, donde el indicador se queda en el 17,1 por ciento, a una distancia sideral de los ratios alcanzados en las islas (91,1 por ciento en Baleares y 83,7 por ciento en Canarias), y por debajo de la mitad de la cifra registrada en Cataluña (82,3 por ciento) o País Vasco (80,1 por ciento).

Así se desprende del estudio ‘Las universidades españolas. Una perspectiva autonómica. 2020’, realizado por la Fundación CYD y al que ha tenido acceso Ical, que ofrece una amplia y “fiable” panorámica del sistema universitario español, en palabras del secretario general de Universidades, José Manuel Pingarrón, ya que se sustenta sobre los datos recopilados por el Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) del Ministerio de Universidades, el INE (Instituto Nacional de Estadística), la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas) y el grupo SCImago.

De acuerdo con los indicadores de inserción laboral que contempla el estudio, el 5,6 por ciento de los titulados en el curso 2013-2014 en Castilla y León se encontraban cinco años después trabajando en el extranjero, lejos del 10,1 por ciento de Asturias o del 10 por ciento de Galicia, y del 8,7 por ciento contabilizado en Madrid y del 8,6 por ciento de Cataluña.

El 86,9 por ciento de los titulados en la Comunidad se encontraban trabajando a tiempo completo en 2019 (Castilla y León ocupa la novena posición de un ránking que encabeza Navarra, con el 91,1 por ciento), y entre los que estaban trabajando el 60,5 por ciento lo hacía con contrato permanente (tercera mejor cifra de toda España) y el 28,4 por ciento con contratos temporales. Sin embargo, la capacidad emprendedora no destaca como uno de los fuertes de los universitarios castellanos y leoneses, ya que solo el 6,6 por ciento de los titulados trabajaba por cuenta propia (la tercera autonomía con una ratio más baja, solo por encima del 5,2 por ciento de La Rioja y del 5,7 por ciento de Asturias, y muy lejos del 12,1 por ciento de Baleares).

Por otra parte, Castilla y León se sitúa en tercera posición en el ranking de titulados que están trabajando en puestos de alta cualificación, con un 83,1 por ciento, solo por detrás de La Rioja (85,2 por ciento) y Navarra (84,9 por ciento). Además, el 78 por ciento de los titulados en la Comunidad trabajan en el área que estudiaron o una relacionada (cuarta posición estatal).

En cuanto a las retribuciones, el 21,6 por ciento de los titulados en la Comunidad cobran más de 2.000 euros netos al mes, el 37 por ciento se sitúa entre 1.500 y 2.000 euros, el 28 por ciento cobra entre 1.000 y 1.500 euros, y la nómina del 13,4 por ciento restante no supera los mil euros. La Comunidad ocupa en esa tabla la séptima posición, por detrás de autonomías como País Vasco, Madrid o Cataluña.

Del estudio también se desprende que tras Extremadura, Castilla y León es la segunda autonomía de todo el país con peor saldo migratorio interior en sus habitantes de entre 20 y 29 años, con un descenso del 12,07 por mil, mientras que Baleares registró un aumento de 14,88 por mil y Madrid anotó una subida de 14,33 por mil en el mismo periodo. Así, Castilla y León cerró el ejercicio de 2019 con un 6 por ciento de su población con entre 18 y 24 años, la cuarta cifra más baja de todo el país tras Asturias (5,24 por ciento), Galicia (5,63) y Cantabria (5,85).

Respecto a los indicadores de desempeño académico de los matriculados de grado, y atendiendo a la tasa de rendimiento (porcentaje de créditos aprobados respecto a los matriculados), al porcentaje de créditos matriculados en segunda y sucesivas matrículas y a la tasa de abandono del estudio en primero año, destacan positivamente Madrid y Comunidad Valenciana ya que en los tres indicadores mencionados están entre las cinco regiones con los mejores registros. Les siguen Navarra, País Vasco, Castilla y León y Cataluña (que en dos de los tres se encuentran entre las cinco mejores). Así, la Comunidad figura como la sexta en tasa de rendimiento, la quinta en porcentaje de créditos matriculados en segunda matrícula o más y la cuarta con menor tasa de abandono, además de ser la tercera en la tasa de idoneidad (con el 43,5 de sus titulados superando los cursos en el plazo establecido) y la cuarta en tasa de graduación (estudiantes que finalizan la titulación en el tiempo teórico previsto más un curso adicional).

En cuanto al porcentaje de egresados STEM (en Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas), Castilla y León cuantifica el tercer menor registro de todo el país, con un 16,8 por ciento de sus titulados, prácticamente la mitad que los existentes en Asturias (30,4 por ciento) en el curso 2018-2019. Sin embargo, la Comunidad sí se aúpa a los puestos de cabeza en el ratio de mujeres graduadas en esas disciplinas, con un 37,1 por ciento y solo por detrás del guarismo anotado por Asturias (39 por ciento) y Andalucía (37,7 por ciento).

En cuanto a las preferencias en los estudios de los alumnos matriculados, Castilla y León se situó por encima de la media nacional en sus inscritos para estudiar carreras de Ciencias, Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales y Jurídicas, y por debajo de la media en el caso de Artes y Humanidades, e Ingeniería y Arquitectura.

Por otra parte, la autonomía aparece como la cuarta de España cuyas universidades registraron un mayor porcentaje de alumnado extranjero, al registrar un 11,76 por ciento, solo por detrás de Navarra (19,88 por ciento), Cataluña (13,29 por ciento) y Cantabria (12,02 por ciento). De ellos, el 68,6 por ciento cursaron matrícula ordinaria y el 31,4 por ciento restante llegó al sistema educativo de Castilla y León a través de programas de movilidad.