La Audiencia de Valladolid celebra juicio con jurado desde el próximo día 2 de noviembre contra los seis acusados del asesinato de María A.M., la septuagenaria vecina de la Plaza Circular en cuyo domicilio, supuestamente, penetraron el 17 de octubre de 2018 para robar el dinero de su caja fuerte. La anciana murió de un paro cardiaco por los golpes recibidos, el estrés y tras quedar maniatada y amordazada, sin apenas poder respirar.
El juicio por estos hechos se celebrará en la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia de Valladolid a lo largo de casi dos semanas, desde el día 2 de noviembre y hasta el 18 del mismo mes, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Los seis encausados, Rubén A.R. y los ciudadanos de origen búlgaro Arso A.I, Emil A.M, Antón A.M, Gabriel E.K. y Gabriel M.K, se exponen cada uno a condenas globales que oscilan entre los 31 años por asesinato y otros delitos, tal y como interesan el fiscal del caso y uno de los tres hijos de la víctima; los 21 que pide otro de los descendientes y la prisión permanente revisable que interesa un tercero, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En concreto, la acusación pública y una de las hijas de la anciana tipifican los hechos como un delito de asesinato, otro de robo en casa habitada--aplican la agravante de abuso de superioridad--, un delito de detención ilegal y un cuarto de pertenencia a grupo criminal, con peticiones de 18, cinco, cinco y tres años de cárcel, respectivamente, junto con una indemnización de 100.000 euros por daños morales para cada uno de los hijos y el pago de una cantidad, a determinar en ejecución de sentencia, por los anillos robados a la víctima.
Otra de las hijas rebaja la petición global a 21 años, al calificar la muerte de su madre como homicidio y no incluir en la lista de delitos el de detención ilegal, mientras que el único varón de los tres hijos de María A. pide un total de 38 años a sustituir por la prisión permanente revisable.
La causa sitúa como principal artífice del crimen a Rubén A.R, dueño de una clínica dental de Pajarillos--recientemente ha sido condenado a casi once años por liderar una banda dedicada al robo de coches a punta de pistola--.
El empresario dental y el búlgaro y también encausado Arso A.I. habrían tenido conocimiento de que la anciana, viuda y de 73 años, vivía sola en un piso del número 9 de la Plaza Circular no 9 y disponía de una caja fuerte en la que guardaba de forma habitual cantidades importantes de dinero, hasta más de 200.000 euros.
SIN CONCRETAR EL ORIGEN DEL SOPLO
No se ha podido llegar a concretar, sin embargo, a través de qué personas y por qué medio les llegó dicha información, siempre según las tesis de las acusaciones y apoyadas en la concienzuda labor investigadora desarrollada por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Valladolid.
Fue entonces cuando ambos acusados diseñaron, presuntamente, un plan para asaltar la vivienda de María y apoderarse del dinero y efectos de valor que en la misma se hallaran, manteniendo numerosos contactos telefónicos entre ellos, para lo cual recabaron la colaboración de los otros cuatro acusados.
Con carácter inicial a la fecha del 17 de octubre de 2018 preestablecida para el golpe, Rubén A.R, Arso A.I. y Emil A.M. realizaron, presuntamente, tareas de vigilancia en las inmediaciones del domicilio de María, familiarizándose con la zona y obteniendo todo tipo de información relevante para tal fin, al tiempo que el día anterior se reunieron durante varias horas en las que concretaron los detalles del asalto.
En la ejecución del robo, el tercero de ellos habría asumido, entre otras, la tarea de reclutar a personas que se encargaran de entrar en el domicilio de María y apoderarse del dinero y demás efectos de valor del interior de la vivienda, labor encomendada entonces a Gabriel M.K, Antón A.M. y Gabriel E.K, quienes aceptaron el encargo para saldar así deudas que tenían con Emil.
ÚLTIMOS FLECOS EN UN LOCAL DE RUBÉN
Así, la mañana del día elegido, los seis acusados mantuvieron una reunión en un local de Rubén donde éste habría dado las últimas instrucciones cuya traducción del castellano al búlgaro fue realizada por Arso A.I.
Se acordó en todo caso realizar el robo en presencia de la moradora con el objeto de que la misma les facilitara la apertura de la caja. En previsión de que la anciana no diera facilidades, Arso y Emil se desplazarían hasta una tienda próxima para comprar un rollo de cinta americana para inmovilizar a la anciana y una caja de cartón para depositar el dinero del que pretendían apoderarse.
Finalizada la reunión, todos los acusados se dirigieron a la Plaza Circular, Arso y Rubén a bordo del vehículo Smart Fortwo, matrícula 6147JNC, conducido por el segundo, quien lo tenía alquilado a su nombre, y los demás trasladados por Emil en otro turismo.
Las acusaciones mantienen que fueron Antón A.M. y los dos Gabriel quienes, portando la caja de cartón y el rollo de cinta americana, se introdujeron en la vivienda de la víctima, sin que conste el medio empleado para ello, y una vez dentro se abalanzaron sobre ella, a la que empujaron y arrojaron al suelo del pasillo, donde quedó tendida boca arriba y donde, supuestamente, fue agredida con golpes y puñetazos para que les informara de dónde guardaba la llave que abría la caja fuerte y que no encontraron, a pesar de que buscaron en varias dependencias de la casa.
Como María profería gritos y pedía socorro, los acusados subieron el volumen del televisor para evitar alertar a los vecinos, a la vez que la amordazaron y ataron las manos con la cinta americana, de manera que la mujer quedó inmovilizada e imposibilitada para levantarse y moverse.
Mientras los acusados realizaban estos hechos sonó dos veces al timbre de la vivienda, con un espacio de tiempo muy breve entre ambos timbrazos. Los acusados, temerosos de que alguien pudiera acceder a la casa y sorprenderles en su interior, decidieron marcharse, a pesar de no haber logrado su propósito de abrir la caja fuerte, si bien se apoderaron de varios anillos de oro que María tenía puestos y cuyo valor no consta.
La anciana quedó sola, tendida en el suelo de su casa maniatada y con varias vueltas de cinta americana en torno a la cabeza que le cubría desde la nariz hasta el mentón, de manera que tenía totalmente tapada la boca y de forma parcial las fosas nasales, lo que le dificultaba de forma importante la respiración.
Durante el asalto a la vivienda Rubén, Arso y Emil permanecieron en las inmediaciones de la Plaza Circular, en actitud vigilante y a la espera de que les fuera entregado el botín del robo. Ellos y los tres presuntos autores materiales habían planeado reunirse en un polígono industrial después del robo para la entrega del dinero sustraído y proceder a su reparto.
Como consecuencia de las agresiones que le fueron propinadas, María sufrió distintas lesiones y perdió finalmente la vida a causa de la suma del estrés, los traumatismos sufridos y la dificultad para respirar que le provocaba la cinta americana que los tres asaltantes le habían colocado alrededor de boca y nariz. Todo ello derivó en una insuficiencia cardiaca aguda que, escasas horas después de que los asaltantes se marcharan, le originó la muerte por sofocación.
Su cadáver no fue hallado hasta el día siguiente, cuando su familia llamó a la policía alertada porque ésta no respondía al teléfono ni les abría la puerta de la casa.