La banda de la Circular se dejó 75.000 € bajo un armario

A. G. Mozo
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La Policía mantiene abierta la Operación Mariya para aclarar cómo los ladrones se hicieron con una llave de la vivienda. Interior confía en que la República Checa extradite a España en vez a Bulgaria al séptimo detenido por el crimen de María Aguña

Detenido un sexto implicado en el crimen de la Circular - Foto: Jonathan Tajes

La banda que asaltó a María Aguña en su vivienda de la plaza Circular buscaba los 200.000 euros que sabían que guardaba en una caja fuerte, pero en su desesperado rastreo de la llave se olvidaron de la posibilidad de que la septuagenaria ocultase más dinero en otras partes de la casa. Tanto, que el minucioso registro policial desarrollado tras el crimen destapó que, además del dinero de la caja fuerte y otros 1.200 euros que había en efectivo en la vivienda, la víctima también almacenaba 75.000 euros escondidos bajo un armario. Eso sí, la Policía lo encontró después de más de dos horas de un registro en el que también se halló la llave del caja fuerte que Aguña ocultaba en el bolso de una chaqueta y cuyo escondite no confesó durante los quince minutos de golpes y amenazas de los tres ladrones, a los que un timbrazo del quiosquero del barrio (para advertir a la mujer de que podía bajar a por la compra) puso en fuga, huyendo precipitadamente de la vivienda dejándola amordazada con cinta plástica.

La delegada del Gobierno en Castilla y León dio cuenta hoy de este y otros detalles de la denominada Operación Mariya (María, en búlgaro), desarrollada durante los últimos quince meses por el Grupo de Homicidios de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada Provincial de Policía Judicial y cuya labor fue ensalzada por Mercedes Martín, quien explicó que había sido una operación «minuciosa, concienzuda, rigurosa» y con «mucho y arduo trabajo», pese a que avanzó que «aún hay alguna incógnita que despejar».

Entre ellas, aclarar cómo se hicieron con una copia de la llave de entrada a la vivienda, convertida en un búnker a resultas de otro intento de asalto sufrido en 2011. Porque la Policía tiene «serias dudas» de que Aguña llegase a abrir la puerta a los asaltantes, dada las precauciones que adoptaba, como demuestra el hecho de que solía cambiar de escondite «con frecuencia» la llave de la caja fuerte y no se lo decía a nadie.

Gabriel E.K., al ser detenido.Gabriel E.K., al ser detenido. - Foto: Policía

EL HIJO, DESCARTADO

Entre los flecos que faltan por aclarar no está el papel de uno de los hijos, el que conocía al presunto autor intelectual, ese empresario dental de Pajarillos: «Tenían relación, pero tenemos indicios para decir que el hijo no tiene nada que ver con el homicidio de su madre. Está descartado totalmente», zanjó el jefe superior de Policía en Castilla y León, Juan José Campesino, quien desveló que fue uno de los siete detenidos -el único que ha declarado y uno de los tres asaltantes- el que confesó que entraron en la vivienda con una llave.

Campesino alabó también el trabajo de los investigadores del Grupo de Homicidios, «profesionales que trabajan bajo una gran presión», que «tienen un gran prestigio entre las autoridades judiciales» y que «jamás dan un asunto por cerrado». El jefe superior destacó una «laboriosa investigación» que les llevó, primero, a localizar las imágenes de los tres asaltantes entrando y saliendo a pie del portal; luego a buscar «entre miles de fotogramas» el coche en el que pudieran haber llegado y descubrir que había un Renault Scénic sospechoso que dio varias pasadas por la zona con cuatro ocupantes y que justo a la hora del asalto (la una de la tarde) ya circulaba solo con el conductor.

La banda de la Circular se dejó 75.000 € bajo un colchónLa banda de la Circular se dejó 75.000 € bajo un colchón

LA PISTA CLAVE DEL COCHE

Una vez identificado el coche hubo que aislar el modelo y la versión, y filtrar entre todos los que hubiese matriculados en Valladolid, cruzando esos datos con los de los usuarios de la zona azul del entorno de la Circular del día de autos. Así, se descubrió que el Scénic sospechoso había estado aparcado en la cercana calle Pérez Galdós y se dio con la identidad del conductor de la banda, a pesar de que el coche seguía a nombre de un español porque no se había hecho la transferencia de la venta, pero el titular del seguro sí era ya su nuevo dueño un familiar del búlgaro acusado de transportar a la banda.

A partir de ahí, más y más pesquisas hasta poner nombre y apellidos a los siete miembros de la presunta trama. «La Policía les tenía identificados desde el pasado verano, pero se quería averiguar cómo se hicieron con las llaves del piso», detalló la delegada del Gobierno, quien destacó el hecho de que cinco de los siete detenidos hayan sido enviados a prisión.

Precisamente, fue el último de los arrestados, Gabriel E.K., quien 'forzó' el inicio de la Operación Mariya el pasado 9 de diciembre, según desveló la propia delegada. Este búlgaro, que es uno de los tres asaltantes, recibió una notificación de un juzgado y precipitó su salida de Valencia de Don Juan (León), donde vivía y donde le tenían localizado. Los investigadores no creen que estuviera al tanto de las sospechas de su participación en el crimen de la Circular, pero sí se dio a la fuga para evitar que esa comparecencia derivara en su arresto, ya que tenía varias causas pendientes tanto en España como en su país natal. Su huida activó un operativo que desembocó en cinco arrestos en dos días, más la entrega del conductor la semana siguiente y la caída, el pasado 16 de enero en la República Checa, de Gabriel E.K., que salió del país en cuanto supo de las detenciones y durante semanas se convirtió en un fantasma, hasta el punto de que dejó de usar el móvil.

PENDIENTES DE LA EXTRADICIÓN

La Policía está pendiente de la extradición de este hombre, sobre el que también pesa una reclamación internacional cursada en Bulgaria, si bien la delegada del Gobierno mostró su confianza en que las autoridades checas cumplan con el protocolo que determina que «se extradita primero al país en el que se le busca por delitos más graves».

«Hay pruebas sólidas contra todos ellos», sentenció Mercedes Martín, quien habló de «una huella en una caja de cartón que se olvidaron en la vivienda y en la que se cree que se iban a llevar el dinero», así como de «estratos telefónicos, imágenes y el reconocimiento de uno de ellos en sede policial».

Los siete detenidos están acusados de los delitos de homicidio, robo con violencia, detención ilegal y pertenencia a grupo criminal. El español implicado, el empresario dental de Pajarillos, sería el autor intelectual y de los seis búlgaros, tres serían los autores materiales, dos habrían ejercido de vigilantes y uno de conductor.