La fabricación, utilización y comercialización de amianto está prohibida desde finales de 2002 pero en la actualidad todavía hay en Valladolid 1.837 trabajadores que han estado expuestos o lo están a esta bomba de relojería para la salud. Los datos del registro de empresas con riesgo por amianto (RERA) reflejan que casi la mitad de los empleados afectados en la región trabajan en empresas con sede social en la provincia.
Esta actividad en el sector, sobre todo vinculada a su desmantelamiento, se explica porque la extensión de sus aplicaciones a lo largo del siglo pasado. El amianto está presente en multitud de ámbitos de la vida cotidiana, como detallan desde CC.OO, que apunta que «hay 3.000 toneladas de amianto instalado». El sindicato ha puesto en marcha la página web ‘cancerceroeneltrabajo’, donde explica la problemática laboral derivada de la exposición a este material, que por las excelentes propiedades que presenta (aislantes, mecánicas, químicas, de resistencia al calor y a las llamas) y su relativo bajo costo ha tenido numerosas aplicaciones industriales. Así, durante años se uso en una gran variedad de productos manufacturados, principalmente en materiales de construcción (tejas para recubrimiento de tejados, baldosas y azulejos, productos de papel y productos de cemento con asbesto), productos de fricción (embrague de automóviles, frenos, componentes de la transmisión de los vehículos a motor), materias textiles termorresistentes, envases, paquetería y revestimientos, equipos de protección individual, pinturas o productos de talco. También ha sido detectado como contaminante en algunos alimentos.
Este uso masivo se frenó cuando se descubrió que los productos relacionados con él provocaban cáncer con una elevada tasa de mortalidad. «Al penetrar en las vías respiratorias, estas fibras pueden provocar enfermedades como la asbestosis o fibrosis pulmonar, el mesotelioma y el cáncer de pulmón, entre otras», según explica Sheila Mateos Canelo, responsable de Salud Laboral y Juventud de CCOO-CyL. «Se trata de un problema que aún no ha empezado a mostrarse con toda su crudeza. El amianto instalado estará permitido hasta el final de su vida útil, que puede ser 35 o 40 años, y los riesgos saldrán a la luz transcurridos ese tiempo. Estamos ante la amenaza de una grave epidemia de salud pública», advierte.
Una alerta que extrema el ecologista y escritor Paco Puche, que recientemente presentó en Valladolid ‘Amianto. Una epidemia oculta e impune’. «El amianto es la epidemia oculta y ocultada más terrorífica de los últimos tiempos en nuestra sociedad occidental. Y sus efectos nocivos para la salud pública no han hecho más que empezar», reitera.
Inventario. La prohibición de su fabricación y utilización no evita que en Valladolid todavía sea habitual la presencia de amianto o de materiales que lo contienen en máquinas, instalaciones o edificios. La ley no obliga su retirada de forma automática aunque las administraciones públicas suelen valorar la necesidad de retirarlo para evitar la posibilidad de liberación de fibras de amianto al ambiente.
Desde Ecologistas en Acción se apunta que se puede apreciar un ejemplo muy llamativo en el centro de la ciudad, el Estación-Gourmet, las instalaciones de ocio anexas a la estación de tren. Aunque también se pueden apreciar tejados de la famosa uralita en tejados de viejas construcciones en barrios y fábricas en los polígonos. Aunque no hay datos oficiales de los edificios afectados que puede haber en la capital, a pesar del compromiso plenario de octubre de 2016 de realizar un inventario del amianto presente en los inmuebles públicos, así como la elaboración de un calendario que marque la progresiva retirada del material en centros educativos y lugares públicos y privados donde esté presente.
La propuesta partió del grupo municipal de Sí Se Puede y basó su argumentación en que este material había causado la muerte por cáncer a más 200.000 trabajadores en España y que uno de los principales peligros es su «pervivencia y periodo de latencia». La moción aprobada, con cinco puntos, también hacía especial incidencia en la necesidad de vigilar e informar a los profesionales por cuenta del Ayuntamiento que puedan tener contacto con el amianto, que puede estar presente en cementos, piezas de fontanería, azulejos o en vertederos.
En Valladolid se creó hace años una asociación de víctimas del amianto, que asegura que más de 40 extrabajadores de una antigua fábrica de uralita en la carretera de Madrid han fallecido por mesotelioma. Esta asociación ha denunciado varios casos y se ha personado judicialmente en ellos.
Espacio joven. Este último punto ha vuelto a tener especial protagonismo en el Pleno municipal tras la proposición del grupo municipal Popular de crear una «comisión de investigación» para analizar la actuación en el nuevo Espacio Joven de la Rondilla. Se pedía analizar si se han dado situaciones de «riesgo cancerígeno» por la supuesta retirada de escombros con amianto en la obra en el edificio de la calle Olmo 61-63. Una actuación también cuestionada por Puche que no entiende «Cómo un Consistorio se permite el lujo de hacer una demolición sin previamente realizar un informe de ver si hay amianto en un edificio municipal y una vez constatado que existe por qué no se procedió a su retirada a través de los protocolos legales que son muy exigentes», se preguntó.
En este sentido, desde CCOO se advierte de que «no existe una base de datos» en España con aquellos trabajadores que han sido contaminadas por este mineral. «Es algo totalmente necesario si se quiere conocer el alcance real del problema. A la gente que ha trabajado con amianto se les hace reconocimientos con cierta regularidad con carácter preventivo, puesto que una vez que se enferma las posibilidades de cura son muy reducidas».
Además de la denuncia de varios vecinos del barrio de la Rondilla, en las últimas la Guardia Civil ha investigado al administrador único de varias empresas, después de que el Seprona localizara en las instalaciones de una de los negocios un depósito incontrolado con varias toneladas de residuos peligrosos como placas de fibrocemento con amianto, pinturas y barnices, aceites usados e hidrocarburos, así como productos químicos como ácido sulfúrico. El empresario carecía de las autorizaciones administrativas que regulan la gestión de residuos peligrosos.
Más de 140 operarios en la provincia sufren alguna patología relacionada con la uralita
Los controles de vigalancia de los servicios de neumología del Sacyl y de prevención de riesgos laborales detectan al menos diez cánceres, un centenar de placas de fibrosis pleurales o 44 asbestosis, entre otros.
El programa nacional de vigilancia de la salud de los trabajadores que han estado expuestos al amianto y el protocolo de vigilancia sanitaria especifica fijan exámenes de salud periódicos para los casi 1.200 empleados en activos que hay en la provincia y los 689 pasivos. De hecho, en el portal de salud de la Junta se especifica que dado «el largo período de latencia de las manifestaciones patológicas por amianto, todo trabajador con antecedentes que cese en la relación de trabajo en la empresa en que se produjo la situación de exposición, ya sea por jubilación, cambio de trabajo o cualquier otra causa, seguirá sometido a control médico preventivo, mediante reconocimientos periódicos realizados, a través del Sistema Nacional de Salud, en servicios de Neumología u otros Servicios relacionados con la patología por amianto».
En concreto, este servicio ha revisado a 274 trabajadores, de los que 121 presentan alguna patología. Según los datos de la Consejería de Sanidad, 88 tienen placas de fibrosis pleurales; 43, asbestosis, 12, fibrosis pleural difusa con repercusión funcional; 10, atelectasia redondo; ocho, mesetelioma pleural; 6, neo pulmonar; cinco, derrame pleural benigno y tres neo de laringe, según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad. Además, los servicios de Prevención de riesgos laborales han realizado un completo examen a 1.075 trabajadores y han detectado 24 patología. De ellas, 15 son placas de fibrosis pleurales;cinco, fibrosis pleural difusa con repercusión funcional; una, neo pulmonar, una, asbestosis; una, atelectasia redonda y una es derrame pleural benigno.