Los trabajos preliminares de las obras de construcción del nuevo subterráneo de La Pilarica sacan a la luz restos arqueológicos del siglo XIX. Los primeros movimientos de tierra por parte de la empresa contratada por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) suponen paradójicamente el primer parón de las obras dado que la Dirección General de Patrimonio tiene que realizar el correspondiente informe técnico para datar los restos hallados en los últimos días que, además, tienen una doble complejidad: la falta de documentación al respecto excepto unas fotos antiguas que han aportado desde la propia empresa ferroviaria hasta el punto que desde la Junta de Castilla y León reconocen que estos restos «parece que sólo los conocen el personal que lleva muchos años trabajando en el Adif».
Los restos encontrados corresponden con un pequeño puente fechado aproximadamente en torno a los primeros años de la década de 1860, que desapareció justamente con la construcción de la línea férrea Valladolid-Irún dado que se optó por ese trazado. Hasta este punto justamente llegaba uno de los brazos del río Esgueva, conformándose allí mismo un pequeño arroyo que era el desnivel natural que se salvaba con un pequeño puente de piedra y ladrillo. Y este elemento constructivo, «parece ser y pendiente todavía de los informes arqueológicos», es el que aparece ahora aunque aún se desconoce si las obras dejarán a la vista el puente como tal o simplemente algunas partes del mismo como pudieran ser los pretiles, un elemento del que sí existe documentación gráfica en poder del Adif.
Localización. Esta infraestructura se encontraba entre las calles Nochevieja y Andrómeda, justamente el emplazamiento escogido por el Ministerio de Fomento para construir el nuevo paso subterráneo destinado a peatones y vehículos que sustituirá al clausurado en la plaza de Rafael Cano. Este puente es uno de los varios que había a lo largo del trazado, tal y como ha explicado el director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Enrique Sáez,
quien indicó ayer a El Día de Valladolid que los técnicos de su área ahora tendrán que «investigar y documentar» el hallazgo antes de continuar con el proceso de excavación de la obra dado que el correspondiente informe incluirá un apartado sobre cómo proceder a esa excavación, a esta obra, para intentar salvaguardar estos restos en el supuesto caso de que el documento dictamine que este hallazgo deba de conservarse o simplemente documentarse y continuar con el proyecto aprobado inicialmente. Por lo pronto, los arqueólogos «deberán prescribir lo encontrado, de dictaminar en qué estado de deterioro están los restos, para decidir posteriormente al respecto sobre su armonización y/o compatibilización» con el proyecto previsto en esa zona.
Por lo pronto, entre el informe y los propietarios, deberán extraerse al máximo toda la información posible del puente para, a partir de ahí, tomar la decisión más oportuna sobre unos trabajos, por cierto, en que los técnicos de la Dirección de Patrimonio colaboran desde el primer momento dado que se pidió autorización con condición de seguimiento de las obras.
Estas primeras piedras aparecidas, en suelo de dominio público ferroviario, corresponde con el lado de las vías de Los Santos Pilarica, pero el vallado también afecta al otro lado del corredor ferroviario, a la plaza de Aviador Gómez del Barco, en La Pilarica.