Una de las múltiples consecuencias negativas que ha tenido la crisis, al menos para las arcas de las administraciones públicas, es el volumen de economía sumergida que ha generado. Desde las pequeñas ‘chapuzas’ cotidianas en las que la factura se evapora hasta las prácticas de ingeniería financiera de las grandes empresas, según denuncian los técnicos del Ministerio de Hacienda.
Un informe elaborado por el profesor Jordi Sardá, de la Universitat Rovira i Virgili, y presentado por el sindicato Gestha denuncia que el volumen de economía sumergida en Valladolid asciende al 22,9 por ciento del Producto Interior Bruto. Es decir, poco más de 2.900 millones de euros.
Son cifras mareantes que no evitan que la provincia esté entre las que sufren con menos intensidad este problema. De hecho, hay provincias como Zamora o Almería donde este porcentaje se eleva por encima del 33 por ciento.
El soterramiento del ferrocarril está cifrado en 735 millones de euros. - Foto: El Día El estudio
El avance del fraude en España durante la crisis cifra en el 26,4 por ciento del PIB la economía sumergida a nivel nacional. En total, 253.000 millones de euros, 60.000 más que antes de la crisis.
Con estas cifras los 2.900 millones de Valladolid pueden parecer peccata minuta, pero nada más lejos de la realidad. Según el presidente de Gestha, José María Mollinedo, un tercio de esa cantidad iría a parar a las arcas de las distintas administraciones si toda esa economía sumergida aflorase: 900 millones.
La rehabilitación del polígono residencial del 29 de octubre costará 140 millones de euros. - Foto: El Día Para valorar en su justa medida la importancia de esta cifra hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el valor de toda la operación de soterramiento en Valladolid ronda los 735 millones.
Es decir, que en un idílico escenario en el que nadie defraudara a Hacienda, solo con el volumen de dinero recuperado en Valladolid se podría costear la faraónica obra que está llamada a cambiar la ciudad casi por completo. Pero si se deja al margen el soterramiento, estos 900 millones serían suficientes para pagar de golpe el ansiado palacio de congresos (70 millones), más la Ronda Exterior (otros 193), la reforma del 29 de octubre (140) e incluso haber cubierto la factura del edificio de las Cortes de Castilla y León (46 millones) y el Centro Cultural Miguel Delibes (otros 76). Y todavía sobraría...
Llama la atención la evolución que ha experimentado la economía sumergida. Antes de la crisis representaba el 15 por ciento del PIB en Valladolid. Ahora, el 22,5 por ciento. «Tiene mucho que ver el tema de la vivienda y la costumbre de escriturar por debajo del valor de mercado, por ejemplo», explica Mollinedo. También influye la cantidad de personas que han agotado todas sus prestaciones y no tienen más remedio que aceptar cualquier trabajo, aunque se pague ‘en negro’.
Mollinedo también explica que Valladolid está entre las provincias con menos economía sumergida por el ‘efecto capitalidad’. Es decir, que la presencia de grandes empresas como Renault eleva los ingresos por impuestos y minimiza el porcentaje de economía sumergida. Por eso Madrid es la provincia del país que tiene el menor porcentaje, con un 17,3 por ciento.