Las visitas a urgencias tocan techo tras subir un 23% en 2022

A. G. Mozo
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La presión se disparó en diciembre, a una media de 785 pacientes cada día. La eclosión de los virus respiratorios, junto a las dificultades para obtener cita en atención primaria y el aumento de las listas de espera, lleva a cada vez más al hospital

Urgencias del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. - Foto: J. Tajes

Los servicios de urgencias de los tres hospitales de Valladolid toman algo de oxígeno después de haber superado las peores semanas de los últimos tiempos, con jornadas que llegaron a rondar el millar de pacientes diarios y que activaron todas las alarmas en unos equipos «muy cansados, sin relevo y con contratos precarios» y que vieron cómo la presión asistencial se iba disparando hasta tocar (al menos por ahora) techo. La explicación a esta situación se encuentra en la confluencia de dos factores vivida desde el inicio del pasado otoño, tal como argumentan los propios especialistas, que apuntan tanto al preocupante atasco que padecen el resto de los niveles del sistema sanitario (atención primaria y los hospitales, en lo referente al ámbito quirúrgico y diagnóstico) así como a la pospandémica eclosión de los 'viejos' virus respiratorios.

«Algunos días se han registrado incrementos de hasta el 40% en la presión asistencial, aunque varía en función de los servicios, ya que los hay que solo se han movido en la franja del 10-20%», señala Rosa Iban Ochoa, médico del servicio de urgencias del Hospital Universitario Río Hortega (HURH) y portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), quien no tiene dudas de que «se trata de un problema de todos, un problema del sistema sanitario en su conjunto».

Pero lo pagan ellos. Allí atienden las urgencias graves, pero también al que no quiere esperar más para una radiografía o un TAC y al que acude tras fracasar en su intento por obtener cita a corto plazo con su médico de familia o su pediatra. «Es normal. Al final los equipos de urgencias y emergencias somos los que estamos siempre: las 24  horas al día, los siete días de la semana, los 365 días del año. Aquí no hay filtros y somos la puerta de entrada al sistema, una que siempre está abierta», admite Iban Ochoa con estoicismo.

«Las demoras presentes ahora en otros niveles asistenciales lleva a los pacientes a intentar resolver sus problemas de salud yendo a urgencias». Esta especialista dice que «esto se lleva viendo desde ya hace un par de años, en que están aflorando las carencias que viene arrastrando el sistema sanitario», una situación que explota en el día a día de los equipos de urgencias hospitalarios, donde «ya se va muy justito de personal, donde hay mucha temporalidad y donde existe un problema de cansancio de las plantillas, puesto que hay que tener en cuenta que urgencias no ha parado, que ha empalmado la pandemia con la pospandemia y ahora con esta situación que se sufre en los últimos meses en todo el país».

los virus y los crónicos. La doctora Iban ahonda también en el otro factor que ha provocado que la carga en urgencias se haya ido a cifras nunca vistas: «La otra gran causa de estos problemas, de esta sobrecarga asistencial que padece urgencias, es más coyuntural, ya que ahí aparece el repunte de las infecciones víricas respiratorias y los problemas que causan tanto directa como indirectamente, con descompensaciones de pacientes crónicos que también tenemos que ver nosotros en urgencias».

Las cifras hablan por sí solas. La presión asistencial en las urgencias de Valladolid ha ido creciendo a lo largo de 2022 hasta acabar el año con casi un 23% más de pacientes atendidos. Fueron 256.956 por los 209.166 de 2021, una estadística que deja una media de 704 casos al día, un centenar más que los 573 anotados el año anterior.

El nivel de saturación llegó a su punto álgido en diciembre, con una media de 785 diarias para un mes que, por otra parte, suele ser el que más visitas a urgencias genera. Aunque «nunca» como en 2022, tal como apunta la portavoz de Semes, quien reconoce, pese a todo, que «Valladolid no es de las provincias que peor está». «Hemos tenido días el año pasado en que se han batido récords de pacientes, pero ahora parece que la situación ha entrado ya en una fase de estabilización, se ha ido mejorando en los últimos días y ahora nos encontramos ya en cifras de normalidad, aunque con esto nunca se sabe», reflexiona esta especialista, quien apunta que «la presión asistencial en urgencias suele ser muy estacional, mucho peor en invierno que en verano, y, en cambio, en 2022, no bajó tanto durante los meses estivales».

Días de récord

Así, junio, julio y agosto acumularon más de 22.000 urgencias cada uno, es decir, más de 730 pacientes diarios. Aunque los mayores picos han sido los del último trimestre, cuando octubre repuntó hasta 23.898, noviembre se quedó en 23.294 y diciembre se fue hasta esos 24.335 que nunca antes se habían dado entre los tres hospitales vallisoletanos. Pese a ello, el día con más visitas fue uno de finales de noviembre, el lunes 28, cuando llegaron a 915 (497 eran del Río Hortega, por los 338 del Clínico y los 80 de Medina).

Lunes, porque son los días que más urgencias hay, seguidos de los martes, miércoles y viernes. Los que menos son, por este orden, los sábados, jueves y domingos, según se desprende de las estadísticas publicadas en el portal de Datos Abiertos de la Junta de Castilla y que recoge este periódico. Cifras que evidencian el repunte que se ha vivido en el último trimestre, en que se anotaron crecimientos de la presión asistencial del 19, 18 y 11 por ciento, respectivamente.

Igualmente, estas estadísticas permiten establecer también un perfil del visitante de los servicios de urgencias: van más mujeres que hombres, que suelen proceder del medio urbano y con los niños de hasta 9 años como grupo etario predominante, con más de 48.000 asistencias acumuladas durante el pasado año.

La distribución por edades de los pacientes vallisoletanos que fueron a una consulta urgencias en el último año distingue entre los 27.785 niños de hasta tres años y los 20.633 de cuatro a esos nueve. 22.160 tenían entre 10 y 19 años, por los 21.833 veinteañeros y los 24.509 que estaban en la franja de 30 a 39. 26.417 eran cuadragenarios  y 25.715 se situaban entre 50 y 59. Fueron 24.702 sexagenarios, 29.288 septuagenarios y 33.207 de más de 80 años, una lista en la que puede distinguirse también por edades y se descubre que, por ejemplo, hubo que atender a 274 que tenían 100 o más; es más, la estadística también desvela que el paciente más longevo de visita en urgencias fue uno de 112 años, que acudió en el mes de agosto al Hospital Comarcal de Medina del Campo.

El Hospital Río Hortega recibió a 130.046 personas (25.000 más que el año anterior), por las 98.405 del Clínico (casi 18.000 más que en 2021) y las 28.505 que alcanzó el Hospital Comarcal de Medina del Campo (4.754 más). El origen de siete de cada diez es urbano, ya que solo 77.768 estaban adscritos a una zona de salud rural.

Triaje

Por último, la estadística también especifica la gravedad de las urgencias, a través del triaje, que distingue cinco niveles en el que el 1 es el más urgente (atención de forma inmediata) y 5 el menos (con hasta cuatro horas de espera). El más habitual es el cuatro (hasta dos horas de margen para la atención), seguido del tres (asistencia en no más de 60 minutos).