Monseñor Blázquez advierte del "cansancio de la fe" y reivindica el papel de "la familia"

Ical
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Monseñor Blázquez advierte del “cansancio de la fe” y reivindica el papel de “la familia”

El arzobispo de Valladolid, monseñor Ricardo Blázquez, advirtió hoy, en una carta pastoral con motivo del comienzo del Año de la Fe, el próximo 11 de octubre, del actual “cansancio de la fe” y “desenganche” y “distanciamiento” de la Iglesia que vive la sociedad occidental, y que “no se refiere al cansancio posterior a un trabajo” sino “a un estado previo de ánimo lacio, inapetente, desganado, débil por agotamiento prematuro”.

Blázquez, quien participará en el Sínodo de los Obispos sobre ‘La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana’, que se desarrollará en Roma, entre el 7 y el 28 de octubre, reivindicó el papel “activo” que “la familia debe ocupar” en “la transmisión de la fe a sus hijos”, ya “desde el comienzo de la vida”, y aseguró que en las condiciones actuales, con “la multiplicación de divorcios y rupturas matrimoniales”, la catequesis “se hace muy difícil”, ya que “falta la comunicación estrecha entre padres y catequistas para bien de los niños”.

Frente a esta situación, abogó por una “nueva evangelización”, capaz de “afrontar estas y otras perplejidades, diagnosticarlas con sinceridad y alentar la participación personal y comunitaria en la vida y misión de la Iglesia”. “Unas veces se necesita que la fe recobre gozo y convencimiento; y otras necesita ser pasada de una generación a otra”, añadió a este respecto, para luego recomendar a los fieles “hacer un alto en el camino” para que la fe sea “avivada, despertada, alentada y formada”.

En su carta, Monseñor Blázquez también se refirió a la crisis, que “está siendo larga, dura y profunda” y que “no es sólo económica y financiera sino también laboral y social, personal y familiar”. El arzobispo de Valladolid apeló a la “esperanza” en “el umbral de una época nueva” y pidió a los creyentes “sobriedad” y “libertad para no caer víctima del dinero y poder compartir”.

De igual manera, y “sin desconocer la ayuda de otras instituciones y personas”, agradeció “públicamente” a “Cáritas, Manos Unidas, Congregaciones religiosas, Banco de Alimentos, grupos cristianos, cofradías, etc. su colaboración ejemplar”. “Hay gestos y servicios, como comedores sociales, despachos de alimentos y vestidos, atención múltiple a personas necesitadas, que además de ser humanizadores reflejan el Evangelio de la misericordia de Dios”, apostilló.

Para terminar, volvió a hacer una llamada a la “esperanza” que “impulsa incesantemente a gestar proyectos y planificaciones de futuro, que los técnicos elaboran”. “La Iglesia no tiene soluciones técnicas en orden a superar la crisis; pero nutrir la esperanza para que el hombre no se desaliente, no se postre y no tire la toalla es un servicio precioso”, finalizó.