Un monumento de hierro

Y.R.T. (Ical)
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Se cumplen 125 años del 'beso' que protagonizaron las locomotoras de Portugal y España para inaugurar una obra de ingeniería única

Vía férrea de La Fregeneda. - Foto: Ical

 

No es difícil imaginar la emoción y alegría que los vecinos del pequeño pueblo de La Fregeneda debían de sentir el 8 de diciembre de 1887, una fecha que quedó marcada para siempre en el calendario de la historia de este municipio y en la mente de quienes asistieron a una cita inusual que rompió la monotonía de una localidad nada acostumbrada al lujo o los excesos. Pero ese día la ocasión lo merecía y todo el municipio se vistió de gala para recibir al progreso, que en forma de gran locomotora partiría por primera vez de esta estación, para hacerlo de forma puntual durante cerca de 100 años.
 
La importancia de la cita quedó patente con la asistencia de las personalidades de la época y las locomotoras procedentes de Portugal y España juntaron sus toperas a modo de ‘beso’, en medio del imponente Puente Internacional, dejando boquiabiertos a quienes presenciaron el acto.
 
En las crónicas de la época, se cuenta como éste evento se convirtió en el más importante del año y en concreto, en el periódico salmantino La Liga del Contribuyente se relataba ese primer viaje con detalle: «en la Fuente de San Esteban se tomó café y acto seguido se continuó el viaje a Lumbrales, en cuya estación, con arcos de ramaje a su entrada y salida en que se ostentaban los colores nacionales y portugueses, se nos recibió con música de viento, que nos acompañó en el resto de la excursión. Iguales manifestaciones hicieron los pueblos de Hinojosa y Fregeneda, en cuyo punto preparamos el ánimo para admirar las obras prodigiosas que se han construido en este último punto y Barca D´Alva que son indudablemente las mejores y más atrevidas de los ferrocarriles españoles”. Así, se continúa la crónica para dar fe del encuentro entre ambas locomotoras: “a las 11.20 llegamos a la entrada del Puente Internacional sobre la desembocadura del Águeda en el Duero. Allí, esperamos al tren portugués, que a las 11.50 minutos llegó y se detuvo en el otro extremo del puente, avanzando luego ambos trenes hasta la línea divisoria que está en el medio del puente, en donde las dos máquinas unieron sus topes, simbolizando el abrazo de ambos pueblos».
 
Hoy, 125 años después, los antiguos raíles, túneles y puentes, dan fe de lo que fue una obra de ingeniería única, la del tren de La Fuente de San Esteban-Barca D´Alva, conocido popularmente como el tren de la Fregeneda y que en el año 2000 fue declarado como Bien de Interés Cultural, BIC, con la categoría de monumento.
 
El tren del progreso. Según explica uno de los miembros de la Asociación de Frontera Tod@vía, dedicada a la promoción y conservación de este espacio, Javier Hernández, se trata de una declaración única, por sus características y en su opinión es una «auténtica catedral de hierro», que lamenta está condenada al olvido por parte de las administraciones.
 
Aunque recuerda que se han comprometido esfuerzos para su puesta en valor y se han barajado diferentes proyectos, lo cierto es que en la actualidad la maleza y el paso del tiempo estaban logrando sepultar esta «gran obra de la ingeniería ferroviaria». 
 
Desde esta asociación llevan varios años trabajando de forma voluntaria en el desbroce de la maleza de las vías y llevando a cabo labores más específicas para mantener este bien que forma parte del patrimonio de todos los ciudadanos. Sus miembros, españoles y portugueses, trabajan aportando cada uno sus conocimientos, después de haber comprobado como la espera de una solución por parte de las administraciones podría alargarse indefinidamente.
 
 A la vista están los resultados de un ejemplo de «acción ciudadana» en beneficio de la comunidad, que en tiempos de crisis donde la financiación escasea, es aún más valiosa.