La música en tiempos de 'El Quijote' llega a Casa Revilla hasta el 29 de mayo con la exposición 'Sonandio Cervantes'

ICAL
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La muestra cuenta con la colaboración de la Fundación Joaquín Díaz y el Museo de la Música, Colección Luis Delgado

La música en tiempos de ‘El Quijote’ llega desde ayer y hasta el 29 de mayo a la Casa Revilla de Valladolid con la exposición ‘Sonandio Cervantes’, comisariada por Joaquín Díaz y Luis Delgado a partir de sus colecciones y en la que se muestra una treintena de instrumentos musicales utilizados en la época en que Miguel de Cervantes recreó su obra universal. La muestra cuenta con la colaboración de la Fundación Joaquín Díaz y el Museo de la Música, Colección Luis Delgado.

 

La literatura es una de las fuentes a las que acude con frecuencia la musicología en busca de elementos que ayuden a conocer los instrumentos musicales y los usos que de ellos se hacía en las diferentes épocas de la historia. En el caso de Cervantes son numerosas las citas sobre esta temática, sabedor de la presencia del arte musical en su tiempo, en que el autor recurre con frecuencia a escenas festivas y celebraciones en las que participan tañedores y músicos de diferentes clases.

 

Se exhibe una treintena de instrumentos que, bajo diferentes denominaciones, son citados por el autor, brindando una catalogación viva de la organología de su época. Algunos están en desuso, junto a otros que con muy poca evolución han continuado vivos hasta la actualidad. Nombres como el de la vihuela, la zampoña, el clarín o las trompas de París, entre otros, transportan al visitante tiempo en el que vivió Cervantes y a los ámbitos que describió con pasión y detalle en su obra literaria.

 

Varios han sido los intentos de acercamiento a los instrumentos en El Quijote. Cecilio de Roda, Adolfo Salazar y Miguel Querol serían los que, entre todos los investigadores que trabajaron sobre la cuestión, la analizan con una visión fundamentalmente organológica, dado sobre todo el oficio de musicólogos de los dos últimos, si bien hay asuntos que, todavía a día de hoy, son opinables y suscitan controversia.

 

Uno de los casos más notables es el de la llamada “gaita zamorana”, instrumento sobre el que se han lanzado las opiniones más curiosas cuando “lo más sencillo sería atenerse a la realidad de su propio enunciado”: gaita. Y zamorana porque esta provincia fundamentalmente rural es “una de las que más modelos y variantes ha añadido al instrumento hasta nuestros días”.

 

Aparte de las disquisiciones, centradas concretamente en alguno de los instrumentos mencionados por Cervantes en el Quijote, existe una división general que agrupa todas las menciones organológicas en cuatro grandes tipos según su uso y función: pastoriles, bélicos, domésticos y de fiesta. Entre los primeros destacan el rabel, el albogue, la zampoña y la churumbela. Los de guerra serían la trompeta, el pífano, el tambor, el atabal, la bocina y el clarín. Los instrumentos de interior podrían ser la guitarra, el laúd, la vihuela y el arpa.

 

Por último, los de exterior, usados para acompañar bailes y fiestas serían el salterio, la flauta y el tamboril, la chirimía, la dulzaina, la gaita, los cascabeles, las sonajas y el pandero. Algún instrumento, como el cuerno, podría estar dentro de cualquiera de los apartados por ser considerado de aviso. Lo usaban los pastores para reunir el ganado, la ronda de una ciudad para dar los toques de las horas en la vigilia nocturna, los caballeros para cazar y para guerrear y por último los mensajeros o portadores de misivas, razón ésta por la que ha quedado como símbolo del cuerpo de correos en algunos países.