Trabajar para que la integración del alumnado en su futuro como adultos sea lo mejor y más amplia posible. Este es el objetivo marcado por la dirección del CEIP Jorge Guillén, Concepción Cedrón Peláez, enmarcado en la realidad del barrio donde está localizado: Arturo Eyries. En este sentido, la máxima responsable explica a El Día de Valladolid que «es una falacia hablar de integración en un centro donde los únicos ‘diferentes’ somos los profesores y tres alumnos». Así, determinan que desde este colegio público «no puede solucionarse la masiva concentración de alumnado de minorías». Con todo, incide en que «éste es un problema que debe asumir la Administración porque estamos privando a estos niños del derecho a convivir con otros centros de verdadera integración».
Partiendo de esa realidad, dirección y profesorado reconocen ser conscientes de las dificultades «porque estos alumnos tienen muchas carencias pero las afrontamos con dedicación y mucha implicación por parte de todos». Con todo, el CEIP Jorge Guillén está formado por un equipo muy compacto en las decisiones y maneras de trabajar:«Nuestro principal propósito es conseguir los mejores resultados posibles en el Plan de Atención a la Diversidad, que son rebajar el absentismo, optimizar los recursos para atender con eficacia a todos los alumnos y mejorar los resultados académicos».
Así las cosas, el centro cuenta este curso con 92 alumnos y son niños muy «entusiastas» y «cariñosos» que reciben «con mucha ilusión» cualquier novedad. CedrónPeláez describe de esta manera la situación del colegio, desde el alumnado hasta el profesorado, de quien señala que «apenas ha cambiado en estos años», lo que propicia una relación con las familias «más cercana y fluida». «Las normas del centro se asumen poco a poco», significa la directora.
Y es que, precisamente, desde la dirección del centro consideran fundamental una educación hacia la integración. Esto, asimismo, deriva en conseguir buenas personas y mejores ciudadanos siempre integrándolos de modo satisfactorio en la sociedad:«Tienen buen trato con nosotros y van valorando la necesidad de la educación de los niños», explica la directora al tiempo que matiza que los alumnos adquieren los conocimientos «sólo» en el horario escolar «porque, en general, no hacen las tareas en casa». «A veces, el nivel cultural de los padres no se lo permite y tampoco valoran la necesidad creyendo que con venir al colegio es suficiente», aclara la máxima responsable del centro, para concluir:«Son alumnos con muchas carencias económicas pero felices».
Esta descripción del centro y de su comunidad educativa responde a que, en la actualidad, el 98 por ciento del alumnado es de etnia gitana. Un colegio que ubicado en Arturo Eyries, comprende desde el Puente Colgante (El Palero, Museo de la Ciencia...) hasta el sur, la avenida de Medina del Campo.