¿Cuántos gitanos hay en Castilla y León y cómo están distribuidos territorialmente?
Ahora estamos actualizando los datos con un estudio, cuyos resultados conoceremos en septiembre, pero serán unos 27.000 en toda la Comunidad repartidos en todas las provincias, aunque destaca Valladolid como quinta capital de toda España con mayor número de gitanos. Castilla y León es la quinta comunidad, tras Andalucía, Cataluña, Extremadura y Castilla-La Mancha.
¿Cuáles son sus principales problemas en su vida diaria?
El principal problema es su imagen social, demasiado estereotipada y no ajustada a la realidad. Hay un segmento de población gitana de clase media, con dificultades para hallar un empleo, para concluir la educación con éxito o para tener acceso a bienes y servicios, que no se visualiza. La percepción social es uno de los hándicaps de este colectivo, ya que aún existen factores de discriminación que les impiden ejercer su ciudadanía plena.
Y luego, el otro gran hándicap es que la población gitana tiene, igual que otros grupos en exclusión social, una gran brecha de desigualdad que les afecta en el acceso a un empleo, a la educación en igualdad de oportunidades e incluso a la salud y la vivienda. Y en estos ámbitos es importante que confluyan las políticas generalistas con otras específicas que vayan cerrando la brecha.
¿Y eso cómo se puede hacer?
Las medidas que se pongan en marcha durante los próximos años deben asegurar que no aumente la brecha de desigualdad que ya tienen los colectivos en situación de exclusión o precariedad. Y debemos ser muy constantes en eso, la recuperación y la salida económica de esta crisis no debería ahondar la brecha de desigualdad, pues ahora tres de cada cuatro personas gitanas se encuentran en situación de exclusión social, y de ellas un 54% de forma severa, según el informe de la Fundación Foessa de Cáritas.
¿Y el problema de convivencia con el resto de la sociedad va disminuyendo?
Determinadas personas tienen dificultades en su integración, pero yo diría que la mayoría tiene una buena convivencia. De hecho, cada vez estamos viendo más mezcla entre población gitana, no gitana e inmigrante y eso da un grado de armonía. Se avanza en la integración, aunque aún se estigmatiza a la propia comunidad. Cada vez nos encontramos más matrimonios mixtos y eso da imagen de normalidad.
Indudablemente existen conflictos como hay dentro de la sociedad mayoritaria porque algún segmento del colectivo no ofrece los mismos niveles de convivencia que el resto de ciudadanos.
¿El fin de los poblados ha contribuido a una mayor inclusión?
Una de las claves de este proceso pasa precisamente por tener unas condiciones óptimas de educación, de vivienda y de empleo. El hecho de la desaparición de los poblados chabolistas que existían en los años 70 y 80 nos llevan a normalizar esa situación de una buena parte de la población gitana. Aunque continúa habiendo focos de infravivienda en España y en esta Comunidad, cuando los ciudadanos están en un entorno más normalizado ellos mismos se obligan a una serie de responsabilidades y a ejercer sus derechos y deberes como cualquier otro ciudadano.
El principal factor de desigualdad es la educación, ¿avanza la escolarización de los niños gitanos?
Se ha avanzado considerablemente y ya hay altas tasas de escolarización en infantil y primaria, aunque aún tenemos que trabajar contra el abandono en primaria. El primero ciclo de la ESO es donde hay mayor abandono escolar y principalmente entre las niñas. Existe una inequidad educativa en el sentido de que actualmente el 64 por ciento de los alumnos gitanos no acaban con éxito la ESO, lo que les relega a que en el futuro sean ciudadanos de segunda categoría.
En estos momentos, lo más importante es trabajar en el fracaso escolar para conseguir que al menos acaben la ESO. Ese es uno de los grandes retos para la inclusión social, ya que la formación y capacitación es fundamental a la hora de acceder a un puesto de trabajo en el mercado laboral.
¿Ylas familias entienden y responden a este reto?
Entre la población gitana es reciente el proceso de la escolarización y por ello todavía no tiene referentes para inculcar a sus hijos el valor y la importancia de la educación, si bien es cierto que cada vez más nos encontramos con familias que apuestan por que sus hijos concluyan la ESO y accedan a estudios posteriores, bien sea la FP o la universidad. Teniendo en cuenta esa variable, más la pertenencia étnica, los cambios no se producen al mismo ritmo que todos desearíamos.
¿Esta carencia cómo afecta a su integración laboral?
La tasa de actividad de la población gitana es mucho más elevada que la de la sociedad mayoritaria porque se incorporan antes al mercado laboral y salen más tarde, si bien es cierto que estaba muy vinculada a sectores muy concretos como la venta ambulante y no tanto el trabajo por cuenta ajena.
En la Fundación llevamos 15 años trabajando con un programa de acceso al empleo para mejorar sus condiciones de empleabilidad y vemos evolución. Antes de la crisis demandaban acompañamiento y preparación para acceder al mercado laboral, mientras que ahora acuden a nuestros servicios conscientes de que necesitan formarse. En ese sentido, jóvenes y no tan jóvenes están accediendo al mercado, con especial incidencia de la mujer.
¿Yqué inquietudes tienen al acceder en el mercado laboral?
Más de 2.700 personas han ingresado en el mercado laboral en 15 años de programa. Pero en este tiempo han visto como la actividad tradicional de las familias gitanas, que había sido la recogida de chatarra, el trabajo en el campo o la venta ambulante, ha desaparecido o se ha reducido muchísimo, lo cual les hacen ver que es muy importante estar preparados para enfrentarse a una entrevista de trabajo que les permita tener un trabajo digno.
¿Existe discriminación aún entre los empresarios?
El tejido empresarial aún sigue marcado por prejuicios y estereotipos, pero a pesar de ello, cuando el empresario conoce de primera mano a la persona está más abierto a contratarlo. De todas formas, todavía no somos capaces de visibilizar la importancia de la diversidad cultural y lo que pueden aportar personas de otros grupos sociales y minorías como gitanos, inmigrantes o personas con discapacidad.
Por lo tanto, es muy importante desmontar estereotipos y acercar a las personas gitanas a la empresa. El prejuicio se basa precisamente en el desconocimiento.
¿La comunidad gitana no es demasiado cerrada en su trato con el resto de la sociedad?
El colectivo es tremendamente heterogéneo, los jóvenes acceden a las redes sociales como cualquier otro ciudadano y se relacionan con jóvenes de su misma etnia, de otras minoría o de la sociedad mayoritaria. Hay ciudades en esta Comunidad donde hay un elevado número de matrimonios mixtos.
Es cierto que tradicionalmente intenta preservar mucho sus valores culturales, pero cada vez más está incorporando otros valores de la sociedad y crece la mezcla.
¿Y no existen aún demasiados comportamientos machistas que atentan contra la mujer?
Tradicionalmente, la comunidad gitana ha sido muy patriarcal, pero están haciendo importantes avances e igual que ha evolucionado la sociedad mayoritaria, los gitanos se están abriendo cada vez más. Sin embargo, nosotros estamos ya al final de la pista de despegue, mientras la etnia gitana está al inicio y por lo tanto el ritmo cambia.
¿Qué servicios aporta la Fundación Secretariado Gitano?
Trabajamos fundamentalmente en iniciativas que produzcan cambios reales en las vidas de las personas. Y tenemos dos grandes programas: Promociona, que pretende conseguir el éxito educativo mediante una orientación muy individualizada y personalizada con las familias, los alumnos y los centros escolares. Incluye las ‘Aulas Promociona’ con clases de refuerzo educativo para quienes necesiten apoyo en determinadas materias.
Y paralelamente, trabajamos en empleo con el programa Acceder, con itinerarios personalizados de inserción y de acceso al mercado laboral por cuenta ajena, principalmente, aunque también ayudamos a personas que quieran emprender.
¿Y cuentan con suficiente ayuda institucional?
Existe un marco de colaboración idóneo con la Junta de Castilla y León, donde reconoce que determinados grupos sociales necesitan trabajo específico. Nosotros traemos dinero del Fondo Social Europeo y necesitamos la aportación de las administraciones autonómica y local, que lo están haciendo.
¿La legislación es suficiente para lograr la igualdad?
Desde el impulso de la propia normativa europea para la inclusión social del pueblo gitano, España ha elaborado una estrategia nacional 2012-2020, cuyo desarrollo ha tenido varias velocidades por parte de las comunidades autónomas. Algunas han implementado las medidas y otras no han hecho nada. Castilla y León, aunque tiene medidas específicas, no cuenta con un marco que ordene las medidas.
¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que no se escuche ‘gitano’ como un insulto?
Lo primero que deberíamos hacer es que la RAE no considere el término gitano en su quinta acepción como trapacero porque ya de entrada le da una imagen despectiva. En este país todavía nos queda mucho por avanzar.