Sacyl ha impulsado una serie de medidas para racionalizar el acceso a Internet entre sus trabajadores y, de este modo, fomentar el ahorro. El director general de Planificación e Innovación, Rafael Sánchez, envió a principios del mes de febrero un oficio a todos los gerentes de salud de área, los de atención especializada, de emergencias y de atención primaria en el que se les informaba de la creación de una serie de perfiles entre los trabajadores que determinarían los límites de acceso a internet. Eso después de reconocer que el acceso a la Red hasta ese momento era «a todas luces insuficiente», ya que en la mayoría de los casos el ancho de banda estaba «saturado» y el canal contratado era «escaso», según reza el propio oficio.
Así, Sacyl informa de que ha «internalizado» la gestión del servicio, pero el «acceso indiscriminado» que existía perjudicaba «la necesaria disponibilidad del servicio para las necesidades reales».
De este modo, se han creado seis tipos de acceso, desde el nivel uno, que no puede consultar nada, al seis, que no tiene ninguna restricción. Los trabajadores tienen asignado un nivel en función de su perfil profesional y sus necesidades laborales. Por ejemplo, el personal administrativo tiene un acceso restringido (nivel uno) que permite consultar webs «concretas», de entidades públicas o empresas colaboradoras. Un escalón más arriba está el acceso básico, nivel tres, para médicos y enfermeras, que no les permite consultar, por ejemplo, páginas de «prensa, ocio y cualquiera que no esté intrínsecamente relacionada con el trabajo que desempeña». El acceso extendido, nivel cuatro, es para los jefes de servicios y sección y para los coordinadores, que es como el anterior, «pero con algunas excepciones en prensa y otros contenidos». Por último, el acceso avanzado, nivel cinco, está reservado para los puestos directivos. Son los únicos que pueden consultar redes sociales y ver vídeos en streaming. Hay otro nivel, el seis, de acceso libre, pero no está ligado a ninguna categoría.
Además, todos los accesos han pasado a ser personales, con usuario y contraseña y Sacyl avisa de que «se auditarán» para evitar un uso indebido. El problema es que esta orden se aplica según el criterio del gerente que corresponda, y no en todos los sitios se hace igual, según denuncia el sindicato Satse. En el caso de Valladolid, la secretaria autonómica, Silvia Sáez, asegura que no ha habido cambios ni en el Hospital Clínico ni en el Río Hortega. Pero sí en la atención primaria, tanto del área este como el oeste. Y cambios muy importantes, puesto que, según Satse, los especialistas, médicos y enfermeros tan solo pueden acceder de forma parcial al historial clínico de los pacientes, gestionado mediante un programa en red.
Unas condiciones de trabajo preocupantes, según el sindicato, puesto que esta información es de obligada consulta para los profesionales. Unos médicos que también deberían poder modificar los datos en función del tratamiento asignado al paciente, sostienen desde Satse.
No obstante, desde Sacyl responden que «el acceso a las historias clínicas se realiza a través de la Red Sacyl, por lo que los cambios en la asignación de perfiles de navegación no influye en el acceso». Desde Satse se quejan de que este acceso es parcial, a través de distintos enlaces, y no permite, por ejemplo, «consultar analíticas, radiografías o informes de otros especialistas». Sacyl también señala que la entrada en funcionamiento de estos perfiles comenzará en los dos hospitales públicos de Valladolid la semana que viene.