Porque me ha dado la gana». Así de contundente se muestra el alcalde de Ventosa de la Cuesta, Juan Carlos Fernández, a la hora de hablar sobre la aprobación del nuevo Reglamento de Convivencia Ciudadana que obtuvo el visto bueno del Pleno municipal en el mes de enero. «No hay ningún motivo en especial, lo he hecho porque he querido», aseguró. Llama la atención el hecho de que un municipio como Ventosa (cercano a Matapozuelos y con 140 habitantes) necesite una ordenanza ciudadana para imponer las reglas de convivencia. El concejal de la oposición, Alberto Alonso, manifestó que no hay ningún motivo especial para adoptar esta decisión. «Lo ha hecho porque ha querido». No obstante, criticó algunos aspectos al considerarlos «absurdos», pero que «al alcalde le he dado la gana incluirlos».
La ordenanza empieza avisando de que los vecinos tienen la obligación de respetar la «convivencia y la tranquilidad» y alerta de que «queda prohibida» cualquier actuación sobre los bienes protegidos por la propia ordenanza que pueda ocasionar su deterioro. De esta forma, refleja que quedan prohibidas las pintadas, los escritos y las inscripciones en los bienes públicos incluidas las calzadas, las vías, los muros, las fachadas y los árboles. Eso sí, contempla como excepción en la realización de murales artísticos que se realicen siempre que tengan la autorización del propietario.
En referencia a los árboles de las aceras del municipio, la ordenanza recoge que está prohibido talarlos, romperlos o zarandearlos, así como regarlos, ya que tampoco está permito verter toda clase de líquidos en su base. Los vecinos tampoco podrán coger una flor o una fruta de cualquiera de las plantas municipales y los pocos niños que residen en el pueblo no podrán realizar acrobacias ni con sus bicicletas ni con los patines, ya que así lo recoge la ordenanza.
Uno de los puntos que puede ser más conflictivo es uno relacionado con los perros. Los vecinos no podrán pasear a sus mascotas sueltas, cuando en la inmensa mayoría de los casos los perros en los pueblos nunca van atados.
Otro de los puntos conflictivos en el pueblo parece que son los ruidos, pese a que solo viven unas 140 personas. Por ello, la ordenanza recoge que los conductores y ocupantes de los vehículos «se abstendrán de poner a elevada potencia los aparatos de radio cuando circulen o estén estacionados con las ventanillas bajadas». Además, se recoge que no se podrá arrojar basura a los contenedores montados en los coches.
El Ayuntamiento también se muestra preocupado por la circulación de los vehículos. Por ello, recoge que se deberán utilizar las vías públicas conforme a su destino y no se podrá dificultar el normal tránsito peatonal o de vehículos por paseos o por las aceras. Esto llama más la atención si se tiene en cuenta que el pueblo carece en muchos casos de señales de tráfico que indiquen la circulación.
La imagen del pueblo es otro de los aspectos a tener en consideración. Los 140 habitantes de Ventosa también tendrán prohibido según esta ordenanza escupir o hacer algunas de sus necesidades en la vía pública. Y los propietarios de parcelas deberían mantenerlas en condiciones de seguridad y salubridad, estando obligados a realizar las obras y los trabajos necesarios para su conservación.
Sanciones. La ordenanza recoge cuales serán las acciones consideradas como muy graves, graves y leves. Dentro del primer grupo se enmarcan hechos como incendiar o deteriorar instalaciones o elementos municipales o mobiliario urbano, romper señalización pública, producir ruidos molestos, maltrato de animales o impedir el tránsito de las personas o los vehículos.
Se considerarán graves realizar pintadas, causar daños a los árboles, arrojar basuras en la vía pública y, el resto, se considerarán leves.
El Ayuntamiento será el encargado de poner las sanciones correspondientes y además de las multas los infractores tendrán que hacerse cargo de los daños causados. Las sanciones económicas para las infracciones muy graves será de 250 euros, 100 para las graves y 50 para las leves.
La ordenanza entró en vigor desde la semana pasada, aunque todavía no se ha puesto ninguna sanción a los vecinos.