El Depósito de Locomotoras de Valladolid ha cumplido 151 años, aunque parece que los últimos cinco le han caído como una losa. La construcción ferroviaria espera una urgente rehabilitación que la saque del olvido y del abandono en el que se encuentra, aunque su financiación depende completamente de la operación ferroviaria que está recalculándose en la actualidad. A la espera de que la Sociedad Valladolid Alta Velocidad (Ayuntamiento, Junta de Castilla y León y Ministerio de Fomento) cierre los nuevos números del soterramiento de la capital vallisoletana, todo hace apuntar que el proyecto para restaurar el edificio y convertirlo en la Biblioteca Central de Castilla y León continuará en un cajón. Entre tanto, seguirá pasando el tiempo y seguirá avanzando su estado ruinoso que, poco a poco, está consumando unas instalaciones levantadas por el ingeniero francés Théopile Luc Ricour en 1863.
La primera marca del abandono del Depósito de Locomotoras es el tejado y los vecinos del entorno, a diario, son los testigos mudos que, junto a otros colectivos, piden una intervención inmediata.En concreto, los residentes en la zona explican cómo en los últimos meses ha volado alguna de las uralitas de la cubierta del edificio con forma de herradura. Su desprendimiento, además de dejar al descubierto parte del tejado, también deja menos protegidas algunas máquinas históricas que la compañía ferroviaria guarda en estas naves. Es más, este periódico ha solicitado las oportunas licencias para comprobar in situ el estado del Depósito de Locomotoras, clausurado desde hace años, y el propio Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) desestimó la propuesta ante el riesgo de caída de elementos.
Pero los amigos del ferrocarril e incluso partidos políticos, el último en manifestarlo públicamente ha sido el portavoz del Grupo Municipal de IU, Manuel Saravia, también exigen una rápida actuación en el Depósito de Locomotoras para consolidar los elementos que están en estado ruinoso e intentar salvar esta construcción. También destaca la invasión de la maleza y vegetación en la abandonada zona.
Numerosas uralitas se han volado del tejado. - Foto: El Día El paso de los años sin ningún tipo de mantenimiento y las adversas condiciones meteorológicas registradas en la capital son el gran enemigo de un inmueble considerado entre los profesionales de la arquitectura como de gran calidad constructiva e incluso vanguardista para la época en que fue erigido, constituyendo la edificación más antigua de ese entorno ferroviario y que además está catalogada con la máxima protección por el Plan General de Ordenación Urbana.
Más fotos:
Isleta central del intercambiador de locomotoras. - Foto: El Dïa
Una de las máquinas que se conservan en el interior. - Foto: El Día
Las instalaciones ferroviarias, en desuso desde hace varias décadas, son el epicentro de los actuales talleres de Renfe en Valladolid y su reforma integran el proyecto de remodelación del entorno, si bien es una de las actuaciones prioritarias del conocido como Plan Rogers por dos razones:por su ruinoso estado y porque en ese espacio, contiguo a la calle Recondo, es donde se sitúan las primeras parcelas de la operación ferroviaria que la Sociedad Valladolid Alta Velocidad quiere sacar a la venta. Se da la circunstancia, asimismo, que parte de ese suelo saldrá al mercado para construir viviendas con algún tipo de protección oficial.