Dicen que el invierno es menos duro si se pasa en compañía. Y debe ser así, a juzgar por la creciente tendencia al asociacionismo entre los empresarios de Valladolid desde que estallara la crisis. Más allá de la Cámara de Comercio e Industria y la Confederación Vallisoletana de Empresarios, las dos entidades que más asociados aglutinan, existen otras, de menor tamaño, que se han convertido en un refugio para muchos empresarios, ya sean jóvenes o experimentados. Algunas de estas asociaciones son de reciente creación y otras han experimentado un importante aumento de socios.
Asociación de Iniciativas Empresariales
Una de las recién llegadas es la Asociación de Iniciativas Empresariales, que se creó hace dos años y medio y en la que están integradas 18 empresas de varios sectores. Eso sí, todas tienen una particularidad: ninguno de los gerentes es hijo de empresarios. Es decir, es una asociación para las primeras generaciones en contraste, por ejemplo, a la Asociación de Empresa Familiar. Su impulsor, el abogado Jaime Sanz, asegura que el objetivo de este colectivo es «fomentar el espíritu emprendedor y crear sinergias». ¿En qué se traduce esa declaración de intenciones? En varias actividades. Por ejemplo, se ofrece asesoramiento para los nuevos emprendedores y una vez al mes se organiza un Speed Networking, es decir, una reunión de varios empresarios en la que tienen encuentros ‘relámpago’ con otros para explicar a qué se dedican y qué ofrecen con el objetivo de alcanzar acuerdos. Un formato al que la Asociación de Iniciativas Empresariales ha dado una vuelta de tuerca al crear el SpeedPádel, en el que los empresarios harán lo mismo, pero practicando este deporte. «Al final unos acaban siendo clientes o proveedores de otros», explica Sanz, quien reconoce que tiene cinco clientes entre los asociados.
Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE)
Un poco más antigua es la Asociación de Jóvenes Empresarios de Valladolid (AJE), que nació en 1998, si bien hay una nueva junta directiva desde principios de este año. «Decidimos revitalizarla porque estaba muerta», explica su secretario, Álvaro Pérez. De hecho, en seis meses han pasado de cero a 50 socios. Se trata de una asociación pensada para emprendedores que tengan menos de 41 años y entre sus principales actividades destaca su Plan de Consolidación del Emprendedor, que durante un año ofrece formación sobre todos los aspectos que tienen que tener en cuenta los nuevos empresarios para poner en marcha su negocio. También organizan charlas en las que personas de «reconocido prestigio» cuenta su experiencia. Por ellas ha pasado el mismo alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; el presidente de la CVE, Manuel Soler; el rector de la UVa, Marcos Sacristán; Patricio Llorente, de Corporación Llorente; o Carlos Moro, presidente del Grupo Matarromera. Para Pérez, «el asociacionismo en fundamental en tiempos de crisis, al ser una época en la que es muy importante estar informado y en contacto con el resto de la gente». Según él, también es básico para, entre todos, «luchar contra la imagen del empresario como una persona especuladora que va en un Jaguar». AJE es una asociación sin ánimo de lucro que cobra una cuota de 16,60 euros al mes para los gastos de actividades.
Empresa Familiar de Castilla y León
El director de Empresa Familiar Castilla yLeón, Eduardo Estévez, también opina que asociarse «es esencial ahora mismo» porque es «el mejor camino para defender los intereses de un grupo». Y cree que es especialmente necesario en las empresas familiares, por representar «el 95 por ciento de todas de Castilla y León y el 75 por ciento del empleo privado». Estas empresas son muy características y tienen en la sucesión, aparte de la propia crisis, uno de sus principales problemas. «Pero, al final, son empresas que no se deslocalizan y son las últimas en cerrar». Este colectivo se constituyó en Salamanca el 27 de junio de 1997, en la actualidad tiene 94 socios y cerca de una veintena de ellos son de Valladolid. La organización de conferencias y la formación son dos de sus pilares.
Asociación de Mujeres Empresarias de Valladolid
Una de las más antiguas en la provincia es la Asociación de Mujeres Empresarias de Valladolid, presidida por Lucía Eroles. Surgió en 1983 como una forma de allanar el camino a un colectivo social acostumbrado a tener que nadar a contracorriente en muchos ámbito. También en el empresarial. «En esa época lo normal era que las mujeres no pasaran de abrir un pequeño comercio, pero, por ejemplo, su presencia en puestos directivos era casi inexistente. «Su propia familia solía poner dificultades cuando querían emprender», recuerda Eroles. Después de tener incluso que pedir por escrito a su marido permiso para hacer una inversión (en los años 70), el paso de los años ha servido para limar algunas aberraciones legales, aunque no todo está hecho. «Las desigualdades no se manifiestan hoy de la misma forma, pero siguen existiendo, por ejemplo, cuando se tiende a destacar el aspecto físico de ellas, como si no hubiera nada más detrás». Y por eso cree Eroles que sigue siendo muy necesarios asociarse.
Educa
La vinculación de estas asociaciones con la crisis no es solo funcional, a veces es incluso semántica. Un ejemplo claro es el club Educa (Empresas Doblemente Unidas Crisis Anulada), que hace tres años puso en marcha el actual presidente, Antonio Casado, con otra persona. «Vimos todo lo que se nos venía encima y pensamos que algo había que hacer», sostiene. Las cien empresas que la integran (nunca más de dos del mismo sector) adquieren un compromiso ético de dar preferencia al resto de socios a la hora de adquirir productos o servicios, siempre que estos sean competitivos. «Esta crisis no es solo económica, se han perdido valores hasta el punto de no poder fiarte del que tienes al lado, y nosotros creemos que eso hay que recuperarlo». Aquí nadie paga y las reuniones mensuales se celebran en la sede de las mismas empresas. Los ‘educados’, como ellos mismos se denominan, también se organizan para recibir formación. Recientemente han celebrado un multitudinario acto para conmemorar su tercer aniversario.
Club Emprende
Carlos Burgos, presidente del Club Emprende, también reconoce que la crisis fue la «clave del nacimiento» de esta asociación hace tres años. «Buscamos una forma de aliarnos para cooperar y salir adelante, fue como abrir un paraguas en plena tormenta que sujetábamos todos los socios», explica Burgos. Su lema es ‘¿Tienes una idea? ¡No estás solo!’ y su filosofía pasa por fomentar la colaboración entre socios y ayudar a los emprendedores. En la actualidad son 50, fruto del «boca a boca». «Intentamos ser creativos, no vendemos nada, aportamos formación en talleres especializados y no queremos aparentar lo que no somos». Toda una filosofía de cooperación que se resumen en una pregunta que el presidente se hace en voz alta: «¿Por qué no ponemos todos un granito de arena y, si no hacemos una montaña, al menos tenemos un monte?».