Última entrevista de José Delicado Baeza al recibir la Medalla de Oro de las Cortes regionales

R. Travesí/ ICAL
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El Arzobispo Emérito de Valladolid recuerda el trabajo de la puesta en marcha de la primera edición en la Catedral, que al cumplir los 25 años recibe la Medalla de Oro de las Cortes

Última entrevista de José Delicado Baeza al recibir la Medalla de Oro de las Cortes regionales - Foto: Photographer: Miriam Chacon

Ostentó el Obispado de Tuy-Vigo entre 1969 y 1975 y el Arzobispado de Valladolid entre 1975 y 2002, ciudad en la que continúa viviendo en la residencia de las Hermanitas de los Pobres. Durante más de un cuarto de siglo con el báculo de arzobispo, José Delicado Baeza (Almansa, Albacete, 1927) destacó por su calidad humana y su espíritu conciliador pero también por haber sido uno de los artífices que hizo posible la puesta en marcha de la exposición de las Edades del Hombre. Una muestra que con el tiempo se ha convertido en todo un referente cultural en Castilla y León, con reconocimiento a nivel internacional. Ahora, las Cortes regionales han decidido conceder la Medalla de Oro del Parlamento Autonómico a Las Edades del Hombre, que en 2014 celebra su 25 aniversario.

Con la Medalla de Oro de las Cortes a 'Las Edades del Hombre', ¿ha llegado el momento de los reconocimientos a un proyecto que nació hace 25 años?

Por supuesto. Es normal el reconocimiento a Las Edades del Hombre porque son 25 años con una gran aceptación popular. Al mismo tiempo, ha sido una petición continua de las distintas diócesis de la Comunidad y también de otras iglesias de Castilla y León.

¿El mejor reconocimiento ha sido el éxito de público, con más de 10 millones de visitantes?

Sin duda alguna.

¿Dónde cree que radica el éxito de una propuesta de estas características?

No tiene fácil explicación. Tal y como exponía durante la inauguración de la primera edición de Las Edades en la Catedral de Valladolid, se trataba de una aventura artístico cultural que habíamos emprendido los obispos de Castilla y León, que suponía una amplia colaboración de personas e instituciones, además de importantes gastos económicos. En ese discurso del 24 de octubre de 1988, tuve palabras de reconocimiento para la Caja de Ahorros de Salamanca y la Junta de Castilla y León que nos ayudaron. El proyecto inicial es que las exposiciones tuvieran una duración de un quinquenio pero se prolongó mucho más tiempo. Todo a raíz de la demanda de todas las diócesis y de los ciudadanos.

¿Se imaginaba un proyecto con tanta trayectoria en el tiempo y tanta repercusión, cuando 'Las Edades' comenzaron a idearse en los años 80?

Desde los inicios, nos dimos cuenta que la demanda por parte de las diócesis iba en aumento, para que las exposiciones viajaran a todas las provincias.

¿Cree que es el proyecto cultural más importante de Castilla y León, con una marca propia?

Por repercusión y acogida, yo creo que es de los más importantes. Será muy difícil encontrar un proyecto con un perfil concreto tan destacable, tan profundo y tan duradero. En la primera exposición de Las Edades en Valladolid, pronto nos vimos desbordados porque las previsiones de visitas se superaron con creces, hasta lograr hasta un millón de visitas. Además, en otra etapa estaba recogida la investigación, edición y difusión mediante conciertos y grabaciones de los fondos musicales inéditos de nuestras catedrales e iglesias. También se celebró el congreso internacional Arte y Fe en 2011 en Salamanca. Nosotros solo podíamos prestar la colaboración con los lugares sagrados y con los fondos, entre los que estaban, sobre todo, las imágenes.

¿Qué papel jugaron José Velicia y José Jiménez Lozano?

El gran protagonista y el verdadero impulsor de la exposición de Las Edades del Hombre fue José Velicia, aunque contó con la ayuda de Jiménez Lozano porque eran buenos amigos. Al cabo de 10 años de haber trabajado mucho en este proyecto, enfermó, aunque hubiera querido continuar. Al menos en ese tiempo, pudo ver la proyección que, entonces, ya había alcanzado la muestra.

¿Por qué se eligió Valladolid para la primera edición de las Edades?

Porque Velicia estaba en Valladolid.

¿Qué pensó cuando le planteó la celebración de una exposición?

Velicia y yo teníamos mucha amistad. Le dije que buscaran iglesias para acoger la muestra pero todas las ubicaciones eran impropias y parciales, al estar por ejemplo retiradas. Al final, optamos por la Catedral de Valladolid aunque inicialmente nadie pensó en ese lugar. Era, sin duda, el ideal para iniciar este proyecto. Además, fue una oportunidad para que nos arreglaran la Catedral.

¿Es cierto que José Velicia gestó su idea tras visitar una exposición de piezas en Barcelona y pensó que era posible algo similar en Castilla y León?

Velicia visitó en Barcelona una exposición de imágenes religiosas y pensó que era algo que podía llevarse a cabo en Castilla y León. Pero, tampoco influyó demasiado. Lo que vio en Barcelona no tenía paragón con lo que, finalmente, se hizo en Valladolid.

¿Fue un orgullo ver a la Catedral con largas colas para ver la exposición?

No sé si orgullo porque suena grandilocuente pero sí una gran satisfacción.

¿Han servido Las Edades para poner en valor de las obras de arte de los templos de Castilla y León?

Sin duda ninguna. Además, ha servido para la rehabilitación de las imágenes y la reforma de algunos templos. Fue el descubrimiento de toda esa riqueza que atesoraba la Comunidad.

¿Supone un problema contar con un gran número de obras de arte, difícil de mantener por la falta de fondos económicos para acometer su restauración?

Hay peligros, incluso, por el robo de piezas de gran valor artístico. El mantenimiento sólo es posible con la ayuda y la colaboración económica de instituciones civiles y de empresas.

¿Encontró muchos problemas para poner en marcha las Edades del Hombre?

Yo creo que no. Fue una demanda del pueblo y un proyecto muy espontáneo.

¿Considera 'Las Edades del Hombre' su mayor legado en Valladolid, por la proyección que luego ha tenido?

De lo que estoy más satisfecho es de la expansión que tuvo la muestra y su eco. No sólo en España sino también en Europa y Estados Unidos, porque la exposición viajó a Nueva York. Es cierto que en estos lugares fueron más reducidas.

¿Cree que con la sucesión de ediciones se ha perdido un poco el espíritu inicial de las Edades que buscaban propiciar el diálogo entre la fe y la cultura?

Creo que ese espíritu continúa. Hay que recordar que jamás se han vuelto a ver esas enormes colas a las puertas de la Catedral de Valladolid para entrar a la exposición de Las Edades del Hombre.

¿Han servido las exposiciones para acercar al hombre y a Dios?

Las Edades del Hombre han servido, sobre todo, para descubrir que los templos no están oscuros y que son unos espacios atractivos porque que allí hay imágenes de los santos

¿De qué manera el arte religioso forma parte de nuestras vidas?

Siempre ha sido así. Tradicionalmente, siempre ha estado allí pero muerto porque nadie prestaba mucha atención al arte religioso. Ahora, parece que es el descubrimiento de las imágenes. Las Edades del Hombre sirvieron para descubrir esas imágenes, que maravillaban a los visitantes.

¿Ha tenido la ocasión de visitar todas las exposiciones de Las Edades del Hombre en Castilla y León?

Yo visité, prácticamente, todas. Incluso la muestra celebrada en Amberes, gracias a un viaje organizado donde invitaron a varios colaboradores. No fui a la de Nueva York.

¿Y con cuál se queda?

Con la exposición de Valladolid, pero no para excluir a las demás. Fue muy atractiva y era el lugar donde estaba de arzobispo. Además, fue la primera exposición. Las Edades del Hombre en Salamanca fue más multitudinaria, con 1,2 millones de visitantes pero era una muestra repartida en las dos catedrales y el claustro.

¿Fue difícil la elección de las piezas para la primera exposición de Las Edades? ¿Qué papel jugó usted?

Había un equipo bien lúcido y comprometido para seleccionar las piezas. Todos ayudaron mucho en esta labor.

Hubo alguna pieza que se le resistió y no pudo exponer en una muestra?

Tengo la impresión de que, quizás, sí. Debió haber algún caso de alguna institución que no quiso colaborar ni prestar una imagen. Tampoco se le dio mucha importancia, porque había mucho donde elegir con igual calidad artística.

Después de exponer más de 4.000 obras, ¿existe un riesgo de bajar la calidad expositiva y que no sean inéditas?

Puede ser, pero es que en nuestra diócesis hay muchas piezas. Incluso, hasta en las parroquias pequeñas.

¿Qué futuro le aguarda a las Edades del Hombre?

Quedará escrito en la historia. Imagino que aún restan muchas ediciones por celebrar. Lo importante es que se han creado las bases de ese proyecto tan atractivo. De ahí, la decisión de celebrar nuevas muestras en localidades de menor tamaño como Medina del Campo, Medina de Rioseco o Aranda de Duero.

¿Es acertado celebrar una edición extraordinaria de Las Edades del Hombre con motivo del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús?

Probablemente, sí. Pero no es lo mismo concentrar una exposición en una sola persona que en una temática. Lo que ocurre es que la figura de Santa Teresa de Jesús es muy grande. En principio, Las Edades del Hombres se concibieron para atraer toda la imaginería e iconografía pero no para concentrarlo todo en una sola persona.