Nadie habla el español como yo

Óscar Fraile
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El «mito» de Valladolid como ciudad con el mejor castellano procede de un libro del siglo XVII · De la Riva presume de ello, pero el director de la RAE niega tal distinción

El turismo idiomático es muy importante en Castilla y León. - Foto: Ical

El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, volvió a incidir anteayer en que Valladolid es el lugar del mundo donde se habla un español «más puro». La polémica no es nueva. Hay muchos lugares que se han atribuido este mérito con argumentos más o menos discutibles. Sin ir más lejos, Salamanca, a través de sus políticos, también ha alzado la voz en varias ocasiones para presentarse como el paradigma del buen castellano.


Pero se pueden encontrar ejemplos fuera de Castilla y León e incluso de España. Inés Fernández Ordóñez, poco antes de convertirse en la cuarta mujer que ingresó en la Real Academia de la Lengua (RAE), dijo que si hubiera que fijar la variedad lingüística que más se aproxima al español estándar, Valladolid no sería la mejor situada, sino Soria o Guadalajara.


Al otro lado del océano atlántico, en Colombia, también sacan pecho al referirse a lo que dijo el por entonces director de la RAE, Víctor García de la Concha, en 2007. El filólogo aseguró que este país tiene cierta fama de ser el que cultiva el mejor castellano.


Hay más casos, un estudio de la Universidad de Chile concluye que son los peruanos los que mejor pronuncian y los que de forma más clara marcan todas las letras.


Para llegar a una conclusión, si es que es posible hacerlo, habría que definir qué significa hablar bien español. Evidentemente, hacerlo sin incorrecciones gramaticales, pero en todos los sitios hay personas que hacen un buen uso de la lengua y otras que acostumbran a dar patadas al diccionario. Y, puestos a destapar las vergüenzas territoriales, Valladolid no se escapa. El leísmo, laísmo y loísmo está casi tan arraigado en la provincia como el lechazo. Por no hablar de las continuas confusiones a la hora de utilizar los verbos dejar y quedar, tirar y caer...


El hecho de no tener un acento marcado tampoco supone una ventaja respecto a otras zonas. El seseo andaluz y el tono engolado de algunos catalanes no significa que la calidad del lenguaje merme. Así opina la filóloga y profesora de la Universidad de Valladolid (UVa), María del Carmen Hernández. «Simplemente es una variedad que enriquece», agrega.


Es cierto que Valladolid tiene cierta fama de ser la ciudad donde se habla el mejor español, aunque el actual director de la RAE, José Manuel Blecua, ha repetido en varias ocasiones que este «mito» procede de la referencia que hizo la francesa Madame D’Aulnoy en el libro Viaje por España, escrito en el siglo XVII. Según él, no hay ningún sitio donde se pueda decir que se habla el mejor español del mundo, pese a los intentos de algunos políticos de arrimar el ascua a su sardina conscientes de que detrás de ese título honorífico se esconden los pingües beneficios que deja el turismo idiomático. La Cámara de Comercio de Salamanca estima que cada estudiante de castellano se deja entre 2.700 y 3.200 euros en su estancia en la ciudad.


Más allá de los discutibles niveles de pureza lingüística de unas zonas u otras, lo que sí que parece cierto es que Valladolid en particular, y Castilla y León en general, es una zona muy apropiada para aprender la lengua de Cervantes, aunque esto no significa que se hable mejor. «Tenemos una ventaja, y es que somos muy claros desde el punto de vista fonético y eso hace más comprensible el mensaje», agrega Hernández. Por eso esta Comunidad «es una de las mejores zonas para aprender español».


Y cada vez es más necesario enseñarlo. Según esta profesora de la UVa, se nota «cierto deterioro» en el uso del lenguaje, y uno de los motivos es el progresivo descenso del índice de lectura. «También escribimos cada vez menos, antes se hacían más redacciones en los colegios y ahora se nota que hay cierta pobreza entre los universitarios», con faltas de ortografía incluidas, denuncia la docente.
La comunicación escrita ha tenido que adaptarse a sistemas tecnológicos en los que prima la rapidez, y eso al final se nota. «También se tiende a repetir los errores que se cometen en los medios de comunicación», asevera Hernández.


El primer paso para mejorar es tomar conciencia de lo importante que es hacer un buen uso del lenguaje como vehículo principal de comunicación. Desterrar el «da igual cómo lo diga, tú ya me entiendes».

‘Ahí lo quedo’, que se diría en Valladolid.