Gran volumen de trabajo, falta de presupuesto, necesidad de un proyecto... Son muchos los pasos necesarios para que un Bien de Interés Cultural (BIC) consiga la declaración y no siempre es fácil. Buena muestra de ello es que la provincia alberga 15 bienes inmuebles de muy diversa índole que están incoados -en ocasiones desde hace décadas- pero que aún no tienen el expediente cerrado y no han conseguido ésta consideración definitiva.
Se trata del yacimiento La Ermita-Las Arenas de Cabezón de Pisuerga, la Iglesia Parroquial de Hornillos de Eresma, el Convento de San José de Medina de Rioseco, la Iglesia Parroquial de Portillo, el Yacimiento Romano de las Calaveras en Renedo de Esgueva, la Iglesia de San Juan de Rodilana perteneciente a Medina del Campo, la Iglesia Santa María de la Asunción de Rueda, la Iglesia de San Pedro de Serrada, el Sepulcro Megalitico Zumancales de Simancas, el Puente Romano de Simancas, la Casa del Sol, la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, el yacimiento Soto de la Medinilla y la Villa Romana del Prado, todos ellos ubicados en Valladolid y, por último, las iglesias de San Miguel y San Juan, en la localidad de Villalón de Campos.
Actualmente, cerca de 200 inmuebles tienen la calificación de Bienes de Interés Cultural en la provincia. Se trata de todo tipo de monumentos, edificios, iglesias, ermitas, conjuntos históricos, yacimientos arqueológicos, rollos de justicia, castillos, incluso localidades enteras como es el caso de Villalba de los Alcores. Grandes obras arquitectónicas como el Canal de Castilla a su paso por la provincia o edificios con una enorme importancia histórica para entender el Valladolid de nuestros tiempos, como Las Casas del Tratado de Tordesillas.
Iglesia de San Pedro en Serrada Muchos vallisoletanos, residentes en la capital y en la provincia, pasarán a diario y sin darse cuenta con Bienes de Interés Cultural. ¿Qué vecino de la ciudad no ha transitado alguna vez cerca de la Casa Cervantes o la Iglesia de San Pablo? Y, en la provincia, ¿quién no conoce el castillo de Fuensaldaña o las iglesias de Santa María y San Pedro de Alaejos?
Su estado de conservación ya es otro asunto. Muchos de estos edificios de vital importancia dentro del patrimonio artístico y cultural de la provincia se encuentran en un estado de perfecta conservación, mientras que otros se tienen que conformar con no terminar cayéndose por completo ante el continuo abandono por parte de administraciones y propietarios.
En el primer grupo se pueden encontrar edificios tan relevantes como el Castillo de la Mota de Medina del Campo, declarado BIC desde hace más de cien años y que se encuentra en un perfecto estado de conservación. Uno de los aspectos más imponentes del castillo es su gran torre del homenaje con una altura de casi 40 metros.
Iglesia del Pilar
Ruinas. Sin embargo, existe otro grupo que no ha corrido la misma suerte a lo largo de su historia. Qué decir del Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla de Cogeces del Monte, con declaración de BIC desde hace casi seis años, pero completamente destruido. Únicamente las paredes exteriores del templo recuerdan el esplendor de tiempos pasados. Desde su interior puede observarse el cielo debido a la completa ausencia de tejado y los tiempos actuales no empujan al optimismo en referencia a su posible rehabilitación.
Pero con o sin declaración de BIC, estos edificios se encuentran completamente protegidos. La declaración como BIC es una fórmula jurídica para garantizar la protección y conservación de un determinado bien, mueble o inmueble. En el momento en el que la Administración incoa un expediente de declaración, ese bien está sujeto a una serie de normas que incluyen la solicitud de autorizaciones específicas para cualquier cambio o modificación que se quiera hacer, la redacción de un planeamiento especial para protegerlo (en el caso en el que sea un edificio) o la obligación de permitir visitas, tanto si es de propiedad pública como privada. A cambio, se supone que el propietario tiene algunas ventajas como la recepción de ayudas para rehabilitarlo o mantenerlo.
Iglesia de la Asunción de Rueda No obstante, no siempre se cumple el hecho de que estos inmuebles que están incoados, pero no cuentan con la declaración de BIC tengan las ayudas para su rehabilitación. Una muestra de ello es la iglesia de San Juan en Villalón de Campos, con las paredes de tapial meteorizándose por la humedad y cayéndose a pedazos, el templo gótico mudéjar se sujeta de mala manera al ir cediendo las columnas que llevan en pie desde el siglo XV. La situación es alarmante. La luz entra entre las tablas de la armadura de la cubierta de par y nudillo que poco a poco se ha ido desplazando hacía la fachada. En este ambiente rancio e inseguro de goteras y humedades conviven piezas de arte únicas como el retablo de pinturas góticas atribuido al Maestro de Palanquinos, el bello artesonado que cubre el presbiterio o esculturas como un Jesús Atado a la Columna que entre una gruesa capa de polvo se adivina de bella factura.
Tramitación. Sea como fuere, está claro que aunque un bien incoado tiene la misma protección que uno que ya está declarado, la tramitación es muy larga. Por ejemplo, el expediente de incoación de la Villa Romana de Villa del Prado fue iniciada en el año 1980, estando todavía a la espera de la declaración definitiva desde una treintena de años: se trata de una superficie con origen en la Edad de Hierro y situada en los alrededores de la Granja Escuela José Antonio, de la Diputación Provincial.
De la misma forma, el Puente Medieval de Simancas también comenzó su incoación en 1989 y ya han transcurrido 24 años sin que se haya terminado de cerrar el expediente. Más de 34 años han transcurrido desde que se pusiera en marcha por parte de la Consejería la apertura para la declaración de BIC de la Iglesia Parroquial de Hornillos de Eresma, pero de momento aún continúa abierta.
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En definitiva, 15 proyectos de BIC que aún permanecen en el cajón a la espera de conseguir el reconocimiento que se merecen.