El Núñez de Arce es historia viva de Valladolid. Surge en 1932 en el Colegio San José, que había sido incautado a los Jesuitas por el Gobierno de la República. Este nuevo centro de Educación Secundaria representó en su momento una esperanza de mejora educativa, gracias a sus novedosas prácticas docentes. Pero su vida se desarrolló en medio de una inestabilidad política, que se dejó notar en la marcha de sus clases -alteradas por elementos universitarios o por los alumnos de los últimos cursos- y en la breve duración de los mandatos de los tres directores que tuvo en cuatro años. Estamos, pues, ante un claro reflejo de lo que sucedió en España aquellos años:«Una buena labor global, con algunos aspectos discutibles, pero que la inestabilidad política terminó por truncar, lamentablemente. Porque su alternativa fue la vuelta a un pasado más oscuro en todos los órdenes», según explica la directora actual, Sacramento Portero.
El Núñez de Arce se inicia en aquel lejano año de 1932 como un instituto mixto. Con el triunfo del golpe militar se prohibió la coeducación y se impuso la enseñanza separada de chicos y chicas. De esta manera, entre 1936 y 1984 el instituto se convirtió en exclusivamente femenino. Pero desde 1984/85 el centro vuelve a ser mixto, volviendo al punto de partida después de 50 años. «Nuevamente un indicador del retraso general experimentado en España como consecuencia de la Guerra Civil. La historia de España es circular», añadió.
El castigo para el Instituto Nuevo de Valladolid surgido durante la República fue su desaparición como tal institución y su conversión durante la Guerra en una Sección Femenina del único Instituto Zorrilla. Pero esta desaparición no fue decretada por el Gobierno de Franco, es decir, por la Junta de Defensa Nacional, que permitió la subsistencia de los institutos nuevos instalados en bienes incautados a la Iglesia, aunque convertido en Instituto Femenino. En Valladolid los responsables de la devolución del edificio San José a sus antiguos dueños fueron las autoridades provinciales y locales surgidas con el régimen franquista, que, más papistas que el Papa, prefirieron proteger a los estudiantes varones y acomodados que acudirían al Colegio de San José, antes que mirar por la enseñanza de las mujeres pertenecientes a clases menos acomodadas. Y este camino iniciado durante la Guerra va a marcar el que se sigue en la Posguerra.
Singularidades.
En la Posguerra y hasta los años 60, se asiste en Valladolid a unas singularidades dentro del campo de la Enseñanza Secundaria. La enseñanza privada, sobre todo eclesiástica, «se hace dueña de este sector», con un porcentaje de participación entre el 70 y el 80% del alumnado, tasa que supera ampliamente la media nacional y la regional, entendiendo por tal, la del conjunto de las provincias que se integran Castilla y León en la actualidad. Como consecuencia de este predominio, la ratio femenina, es decir, la relación entre población estudiantil femenina y los estudiantes masculinos, era la más baja de la región en la provincia, con una tasa de 50 frente a una de 70. Es decir, Valladolid, provincia con Universidad, aún mantenía en los años 50 del siglo XX una feminización de la Enseñanza Secundaria inferior a la media nacional y sobre todo la regional.
Por otro lado, sólo la enseñanza pública era capaz de eliminar desigualdades en el acceso de chicas y chicos a este nivel docente. En este contexto se explica bastante bien el poco interés de las autoridades por dotar de edificio propio al instituto femenino. Entre 1936 y 1969, es decir, durante 33 años tuvo que vivir de prestado en el edificio del instituto Zorrilla. De esta manera estuvo supeditado al Instituto Masculino, sin que éste resultara beneficiado en términos absolutos, pero sí en comparación con el Instituto Femenino, según la directora. Para no dividir el espacio entre ambos institutos, se dividió el tiempo, mediante una jornada diferenciada para varones y mujeres, de mañana o tarde.
En los años 80 el instituto retoma el carácter innovador con que surgió, al ser uno de los dos centros públicos que se suman a la Reforma de las Enseñanzas Medias. Su influjo se proyecta en el terreno de las diversas materias, pero también en el organizativo, al participar en el Congreso de Guayaquil por la novedad de su Reglamento de Centro. Así, vuelve a enlazarse con el rasgo fundacional de este centro.