Presentan 'La destrucción del patrimonio artístico español' por parte del magnate W.R. Hearst

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Los autores elaboran una relación de las obras de arte que el empresario norteamericano adquirió por cantidades "ridículas y llamativas", como parte del monasterio de Sacramenia (Segovia) o del Castillo de Benavente (Zamora)

La profesora vallisoletana de Historia del Arte en la UVa María José Martínez, y el profesor segoviano de la Universidad Politécnica de Madrid en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura José Miguel Merino de Cáceres, presentaron hoy ante el público de Valladolid su libro 'La destrucción del patrimonio artístico español' (Editorial Cátedra, Colección Arte Grandes Temas), una publicación que analiza principalmente las obras que un país “pobre e inculto”, como lo era el español en las primeras décadas del siglo XX, vendió por cantidades “ridículas y llamativas” a grandes hombres de las finanzas, banqueros y empresarios sin escrúpulos. De entre ellos, el libro se centra en la figura del magnate de la comunicación norteamericano William Randolph Hearst (1863-1951), al que denominan como “el gran acaparador".

La idea surgió porque el profesor Merino de de Cáceres ya había trabajado durante años en este ámbito y la autora vallisoletana decidió elaborar su tesis sobre el expolio en las primeras décadas del siglo XX. Además, según explicó Martínez a Ical, el “tema era jugoso”, dado que para poder encontrar algo sobre las pérdidas de obras de arte en España había que remontarse a los trabajos del soriano Juan Antonio Gaya Nuño el pasado siglo. Para ello, optó por centrarlo en la figura de Hearst, fuente de inspiración para Orson Welles en su mítica película 'Ciudadano Kane. Aunque fue muy biografiado en Estados Unidos, “estaba poco tratado en España”, casualmente de donde procedía un gran número de obras que decoraban sus viviendas. Poseía monumentos, artesonados, mobiliario, cerámica, retablos, piezas escultóricas y pinturas.

Tras seguir la pista durante muchos años de investigación a coleccionistas, marchantes, anticuarios y artistas para reconstruir una parte importante del puzle de la historia del arte español de los siglos XIX y XX, revelaron que de todo el arte español que estos poderosos hombres, sobretodo Hearst, había adquirido, lo más relevante procedía de Castilla y León. En este sentido, María José Martínez relata que el territorio de la actual Comunidad Autónoma fue “de los más maltratados por el despojo artístico, por circunstancias diversas”. Primero, por su amplio tesoro artístico y, segundo, “porque interesaba poco a los habitantes de la zona y los conjuntos monásticos estaban expuestos a un saqueo sistemático, especialmente tras la desamortización”.

Quizá, manifestó la autora, el “más sonado y espectacular” sea el monasterio cisterciense de Sacramenia (Segovia), que compró el propio W.R. Hearst. “El monasterio estuvo abandonado durante décadas y el conjunto recaló en Miami, donde se encuentra actualmente”, informó. También Hearst adquirió los restos del Castillo de Benavente (Zamora), cuya ubicación en estos momentos se desconoce, varios tapices del siglo XVI de la Catedral de Palencia, que ahora pueden admirarse en el Museo de Bellas Artes de Bruselas, o la reja de coro de la Catedral de Valladolid, que hoy está en el Museo Metropolitano de Nueva York y que también la adquirió el de San Francisco. Tampoco se puede olvidar el traslado a California del monasterio de Óvila (Guadalajara) y diversas obras de la Seo de Urgell.

La experta y autora recuerda que a Hearst “le gustaba decorar sus viviendas con este tipo de obras”. De hecho, fue el mayor comprador de arte español de su tiempo, un comprador compulsivo que, a través de turbias maniobras, no dudó en vulnerar todo tipo de obstáculos legales a fin de satisfacer su insaciable apetito como coleccionista. Se sabe que también quiso comprar el Patio de la Casa Miranda de Burgos, “pero lo evitó una fuerte oposición popular, dado que la noticia saltó a la prensa”. El poder del magnate quedó reflejado cuando el embajador de España en Washington habló con los responsables de este emblemático edificio burgalés para advertirles de que habría que aceptar la venta, porque era un hombre muy importante en Estados Unidos, “pero finalmente la infraestructura se quedó”..

¿Se pueden recuperar ahora?

La coautora del libro señala que estas obras ya no se pueden recuperar, porque no se trata de robos o expolios, como sucedió, por ejemplo, “con el saqueo nazi”, sino que se desarrolló a través de compra-venta, en la que pagaban “religiosamente” y los propietarios “liquidaron y obtuvieron beneficios”. Bien es cierto que se trataba de cifras que actualmente “parecen ridículas y llamativas”.

Actualmente, sostiene, hay un marco legal. Pero advierte de la sociedad “debe estar ojo avizor, porque los atentados contra el patrimonio son constantes y, sobretodo el arqueológico está muy expuesto y es asaltado de continuo”. Además, remarcó que son piezas “más fáciles de colocar en el mercado que las pinturas”. “Hay que estar celosos de estas pérdidas porque son difíciles de recuperar. Hay que estar sensibilizados con la cultura”, abogó. Al respecto, ensalzó la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la operación 'Piteros', conocida hoy, en la que agentes de la Guardia Civil se han incautado de miles de objetos procedentes de yacimientos arqueológicos en 19 provincias españolas, entre ellas Valladolid y Soria.

Por ello, Martínez incide en esta cuestión, en un país como España, en el que el turismo constituye una parte destacada de sus ingresos, “el rico patrimonio cultural es algo más que un testimonio de otro tiempo, una de las principales fuentes de riqueza, máxime pensando en las generaciones futuras”.